Hoy concluye
la 40ª semana ante el portal de la Consejera aragonesa de Educación, Universidad,
Cultura y Deporte. La próxima semana comenzará el décimo mes consecutivo en ese
portal de la calle Alfonso I de Zaragoza.
(la fotografía es de ayer. Hoy sería una fotografía algo diferente)
Mañana infernal. Lluvia intermitente, viento fuerte, frío considerable.
El cartel apuntaba hacia el cielo debido a la fuerza del cierzo. El paraguas
recién comprado se arqueaba, vuelto del revés. El perroflauta, calado, ha
decidido marcharse del portal de la Consejera a los 67 minutos de estar allí, a
merced de la furia de los elementos. Pues bien, a las 15,51 horas hay sol sobre
la ciudad de Zaragoza… ¿Los zaragozanos somos así por causa del clima o el
clima es así por causa de los zaragozanos ("cita" de Oscar Wilde, en El abanico
de lady Windermere)?
Hoy me ha
hecho llegar Marisol una maravillosa carta de un familiar, Isabel, una mujer
bilbaína de 96 años. La dirige a la ministra Fátima Báñez en relación con la
presunta subida de su pensión, aunque deja bien claro que “no escribo sólo por
mí, sino también por otras personas que están peor que yo”. Esta es la carta:
En medio de
la tormenta de esta mañana, he tratado de imaginar la primera impresión de
Isabel al leer esa carta, las horas y horas en que rumió su respuesta, su
dolorida indignación, su rebelión interior. He admirado a esa mujer de 96 años,
he aprendido mucho de ella, e Isabel misma me ha aleccionado dulce y
sosegadamente sobre mantenerme a toda costa en el portal de la Consejera. Ella
misma es la que me ha aconsejado largarme hoy de allí. Y Mairena le ha dado la razón (también él estaba deseando marcharse de allí). Gracias, Isabel. Gracias,
compañera.
Personas como Isabel son todo un ejemplo de
ser y de hacer en la vida, inyectan
esperanza y ánimo para proseguir el camino. Para Isabel toda mi gratitud y mi
admiración. Esta mañana me ha donado el regalo de conocer de primera mano que
no hay edad para luchar o dejar de luchar, para pensar que una determinada etapa
de la vida exime del compromiso y la solidaridad con uno mismo y con los demás.
El psicólogo Fitzugh Dodson tiene un libro, cuyo título (Tout se joue avant six ans) habla por sí mismo.
Dodson explica que una parte importante del carácter, peculiaridades e
inclinaciones de una persona se
troquelan en la etapa comprendida entre los 0 y los 6 años, es decir, en un
período en que no pocas personas piensan que el niño aun no se entera de nada.
Y sin embargo, se trata, para bien o para mal, de una etapa decisiva en la vida
de un ser humano.
Grandes psicólogos han estudiado el desarrollo de la
personalidad y de la conducta a lo largo de la existencia. Además de las
“fases” del psicoanálisis freudiano, destacan, por ejemplo, la psicología
genética de Piaget, el modelo socio–cultural de Vygotski, de vez en cuando
aparecido en este Diario, la propuesta descriptiva de Erikson, tantas veces
comentado en mis clases…
En resumidas cuentas, sigo concluyendo que toda persona
de cualquier edad, desde el inicio de su vida hasta el final de su existencia,
ha de hacerse cargo de la tarea permanente de crecer y dejar crecer a los demás
como seres humanos. “Ser alguien” no consiste en procurarse magníficos trajes, comer deliciosamente, ganar
dinero a espuertas, etc., sino en tener una cierta dignidad humana, personal,
profesional y ciudadana, siendo su deber ser coherente con esta dignidad en su
propia persona. Consiste asimismo en respetar los derechos y libertades de
todos los seres humanos y llevar todo ello a la práctica. “Ser alguien” es
parecerse a Isabel.
Para acabar,
un poema de un perroflauta de cuyo nombre no quiero acordarme:
Si brota la armonía del respeto,
de la quietud que convive en el abrazo,
del afán solidario, de las horas compartidas,
del amor relajado, de lo neto,
seremos quienes somos
sin esfuerzo.
Hasta el
próximo día.
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