viernes, 28 de febrero de 2014

Diario de un perroflauta motorizado, 195


Hoy concluye la 40ª semana ante el portal de la Consejera aragonesa de Educación, Universidad, Cultura y Deporte. La próxima semana comenzará el décimo mes consecutivo en ese portal de la calle Alfonso I de Zaragoza.
(la fotografía es de ayer. Hoy sería una fotografía algo diferente)
Mañana infernal. Lluvia intermitente, viento fuerte, frío considerable. El cartel apuntaba hacia el cielo debido a la fuerza del cierzo. El paraguas recién comprado se arqueaba, vuelto del revés. El perroflauta, calado, ha decidido marcharse del portal de la Consejera a los 67 minutos de estar allí, a merced de la furia de los elementos. Pues bien, a las 15,51 horas hay sol sobre la ciudad de Zaragoza… ¿Los zaragozanos somos así por causa del clima o el clima es así por causa de los zaragozanos ("cita" de Oscar Wilde, en El abanico de lady Windermere)?
Hoy me ha hecho llegar Marisol una maravillosa carta de un familiar, Isabel, una mujer bilbaína de 96 años. La dirige a la ministra Fátima Báñez en relación con la presunta subida de su pensión, aunque deja bien claro que “no escribo sólo por mí, sino también por otras personas que están peor que yo”. Esta es la carta:


En medio de la tormenta de esta mañana, he tratado de imaginar la primera impresión de Isabel al leer esa carta, las horas y horas en que rumió su respuesta, su dolorida indignación, su rebelión interior. He admirado a esa mujer de 96 años, he aprendido mucho de ella, e Isabel misma me ha aleccionado dulce y sosegadamente sobre mantenerme a toda costa en el portal de la Consejera. Ella misma es la que me ha aconsejado largarme hoy de allí. Y Mairena le ha dado la razón (también él estaba deseando marcharse de allí). Gracias, Isabel. Gracias, compañera.

 Personas como Isabel son todo un ejemplo de ser y de hacer en la vida,  inyectan esperanza y ánimo para proseguir el camino. Para Isabel toda mi gratitud y mi admiración. Esta mañana me ha donado el regalo de conocer de primera mano que no hay edad para luchar o dejar de luchar, para pensar que una determinada etapa de la vida exime del compromiso y la solidaridad con uno mismo y con los demás.
El psicólogo Fitzugh Dodson tiene un libro, cuyo título (Tout se joue avant six ans) habla por sí mismo. Dodson explica que una parte importante del carácter, peculiaridades e inclinaciones  de una persona se troquelan en la etapa comprendida entre los 0 y los 6 años, es decir, en un período en que no pocas personas piensan que el niño aun no se entera de nada. Y sin embargo, se trata, para bien o para mal, de una etapa decisiva en la vida de un ser humano.
Grandes psicólogos han estudiado el desarrollo de la personalidad y de la conducta a lo largo de la existencia. Además de las “fases” del psicoanálisis freudiano, destacan, por ejemplo, la psicología genética de Piaget, el modelo socio–cultural de Vygotski, de vez en cuando aparecido en este Diario, la propuesta descriptiva de Erikson, tantas veces comentado en mis clases…
En resumidas cuentas, sigo concluyendo que toda persona de cualquier edad, desde el inicio de su vida hasta el final de su existencia, ha de hacerse cargo de la tarea permanente de crecer y dejar crecer a los demás como seres humanos. “Ser alguien” no consiste en procurarse magníficos trajes, comer deliciosamente, ganar dinero a espuertas, etc., sino en tener una cierta dignidad humana, personal, profesional y ciudadana, siendo su deber ser coherente con esta dignidad en su propia persona. Consiste asimismo en respetar los derechos y libertades de todos los seres humanos y llevar todo ello a la práctica. “Ser alguien” es parecerse a Isabel.
Para acabar, un poema de un perroflauta de cuyo nombre no quiero acordarme:

Si brota la armonía del respeto,
de la quietud que convive en el abrazo,
del afán solidario, de las horas compartidas,
del amor relajado, de lo neto,
seremos quienes somos
sin esfuerzo.



Hasta el próximo día.

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