jueves, 14 de abril de 2016

Diario de un profeflauta motorizado, 682. Día de la República


14 de abril. Con-memoración y aspiración a un Estado republicano, a principios sociopolíticos republicanos. Pocos años me ha parecido tan lejana una república española (el núcleo y las circunstancias le son adversas). Hoy, un año más, está convocada una concentración en el Paraninfo zaragozano a las 19,30. Personalmente, estaré en la Librería Antígona (calle Pedro Cerbuna), a las 20 horas, pues Sergio del Molino presenta su libro “La España vacía. Viaje por un país que nunca fue”. Sergio fue alumno mío a principios de los 90 en el IES “Pablo Gargallo”, de Zaragoza. Ahora es mi maestro: es admirable su forma de escribir, también su forma de ser.

La II República estaba sostenida por verdaderos y enormes políticos, con toneladas de ideas, utopías (lo óptimo, no lo imposible), ideales y realismo. Todo junto. Azaña, Alcalá-Zamora, Largo Caballero, Prieto, Macià, Indalecio Prieto… Pero sobre todo millones de personas, hombres y mujeres deseosos/as de justicia y libertad, sostuvieron la república hasta su muerte, su exilio, su proscripción, su represión. La Segunda República fue posible gracias a esos millones de mujeres y de hombres. Por la democracia popular, hasta su muerte. Eso es lo que más echo de menos hoy, más allá de la exhibición de banderas, gorras, pancartas y demás parafernalia. Nuestros políticos y partidos políticos, nuestros sindicatos, están en sus despachos y en sus locales, no en la calle, no en la barricada (nunca violenta, siempre ahí, con el pueblo y para el pueblo). La con-memoración de la República debe consistir ante todo en esa revolución interior que impulsa a una verdadera revolución exterior de la que escribía ayer.

Ya no valen las manifestaciones o las concentraciones de un día para reivindicar la república. Vale cada día del año siendo republicano, defendiendo y metabolizando los valores republicanos.

Hoy, básicamente, 26.000 millones de nuevos recortes impiden aún más un sistema republicano popular. Oponerse, resistir, desobedecer cada día frente a todo ello es la mejor manera de reivindicar una república.





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