La vida
misma, de hecho, es un permanente “triage”: ante el abanico de posibilidades
que tengo en cada momento y circunstancia, he de decidirme por una, obviando
las demás. La vida es un proceso dinámico y constante a lo largo del cual vamos
configurando nuestra personalidad y nuestra biografía. Una vida será más o
menos amorfa en la medida en que va desapareciendo de ella la conciencia misma
de ser un “triage” inmanente a su auténtico ser.
La vida
política parece a veces también tan disforme por estar tan apartada de
situaciones de “triage”. Si el objetivo básico de la política es el fomento de
los derechos humanos y las libertades cívicas (vivienda, sanidad, educación,
pensiones, atención a la dependencia, etc.) errará en su actividad en la medida
que esté dando la espalda o separada de las situaciones concretas y más
urgentes de “triage” en que se hallan muchas personas, tomadas de una en una.
Antes
ponía siempre el ejemplo de que, si una casa está incendiándose, sería de locos
ponerse a discutir sobre el color de la pintura de la escalera o sobre quién ha
tenido la culpa del incendio. El incendio es una situación de emergencia
extrema, una situación de “triage”, en la que hay que actuar pronto y rápido
para salvar vidas y enseres, en la medida de lo posible. Pues bien, la casa de
la ciudadanía se está incendiando (cada vez más recortes en derechos y
libertades, decrecen diariamente las perspectivas de que se restablezca y
crezca el principio de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Parecen
protestar (poco…) y quejarse aquellos que son presas directas e inmediatas de
las llamas del incendio. Los demás… parecen quedarse tan tranquilos o encogerse
de hombros, pues (de momento) no se ven afectadas sus habitaciones
particulares.
Un
político debería acercarse/adentrarse en la vida política si y solo si tiene
conciencia plena de que se está quemando la casa entera de la ciudadanía, así
como también de quiénes son los incendiarios. Un político debería estar cada
día tan en situación de “triage” como todas esas personas voluntarias de la
medicina situadas en el “triage” más extremo en Sudan del Sur, Bangladesh o mil
otros rincones del mundo olvidados por la irresponsabilidad del mundo rico. Un
político debería dormir algunas noches poco y mal por esta causa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si lo deseas, puedes hacer el comentario que consideres oportuno.