Leo que los
diarios impresos más leídos son: Marca, seguido de El País y As. Leo que las
revistas semanales más leídas son Pronto, Hola y Lecturas. Lo leo sin
lamentaciones, ya que solo es el reflejo de un país y de una ciudadanía
machacados por un plan de analfabetización desde hace muchas décadas. El pueblo
no tiene la culpa de nada: recoge lo que le han sembrado y otros han previsto
que genere. Veo ahora que aparecen algunos gurús de la pedagogía y la
educación, pontificando sobre lo que hay y lo que no hay que hacer en el aula,
cuando hasta el concepto mismo de aula debería quedar previamente revisado.
Esos gurús hablan mucho de instrucción (activa, horizontal….), pero muy poco de
educación. No hay que lamentarse, por ejemplo, de que pocas personas hayan
leído El Quijote, sino de que, tras verse obligadas esas personas a leer libros
que no gustan o disgustan, abominan de la lectura misma y de los libros. La
lectura debería ser una necesidad o no debería ser. Y la necesidad se siembra
de forma dulce, pausada, sutil. Y sin olvidar que hoy, en el País del Gran Hermano,
la fuente fundamental de información y des-información es la televisión,
principalmente las cadenas que más basura emiten.
Eric
Jarosinski (Nein, Anagrama) me hace pensar unos segundos cada día. Por ejemplo:
Gracias por llamar a los filósofos. / En estos momentos
estamos ocupados interpretando el mundo. / Si llama para cambiarlo, por favor,
permanezca a la espera. / La Revolución le atenderá enseguida
O, por
ejemplo, sobre la felicidad:
Piensa dónde la viste por última vez. / Mira si sigue
allí. / Si no está, pregúntate por qué se fue. / Si está, pregúntate por qué no
te quedaste.
Vivaldi
nos acaricia en alma con su Nisi Dominus:
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