PUBLICADO HOY EN EL PERIÓDICO DE ARAGÓN
Cuando encontré en el buzón su carta como
Director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno dirigida a mí, con nombre,
apellidos y dirección postal completa, me quedé algo sorprendido, pues no suelo
recibir correo de tan altas instancias. A renglón seguido, viendo la calidad
del papel de su carta, me pregunté cuánto le había costado al contribuyente su
envío a varios miles más de destinatarios y cuántas necesidades perentorias de
la gente que conozco en mi entorno podrían solventarse con ese dinero.
Comienza su carta agradeciéndome las
“reflexiones y peticiones sobre los derechos sociales y laborales”. Supongo que
usted se refiere a las peticiones que he ido firmando por Internet sobre unos
cuantos problemas de la ciudadanía, pero sus palabras de agradecimiento son
solo un pretexto, pues del hecho de que los votantes hayan otorgado su
confianza al PP “a través de las urnas, de forma democrática y mayoritaria”,
pretende concluir que la adopción de “las medidas necesarias” de su Gobierno
para “salir de la crisis” equivalen a los recortes (austeridad, lo llaman
ustedes) y a la agresión a los derechos fundamentales de las personas, la
ciudadanía y la clase trabajadora. Debo recordarle además que tales “medidas
necesarias” son, por un lado, diametralmente opuestas a lo que ustedes
anunciaron en su programa electoral, y, por otro, que tales medidas no están
encaminadas a salir de la crisis, sino a perpetuar un sistema de desigualdad y
sometimiento de la ciudadanía, impuesto por la Troika y los poderes financieros
cuyos dictados ustedes acatan.
Afirma usted que las medidas que el
Gobierno del PP está adoptando “han permitido garantizar el correcto
funcionamiento de la Sanidad, la Educación y los Servicios sociales”. Lamento
que usted tenga un concepto tan erróneo de lo “correcto” respecto de tales
servicios. Le recomiendo que se dé una vuelta por las calles de cualquier
ciudad, o entre en cualquier Oficina de Empleo, pregunte a la gente sobre su
situación personal y familiar, y mida los márgenes de esperanza y desesperanza
de sus vidas. Antes de escribir esta carta, he dado una vuelta por mi barrio y
he ido contando las personas que estaban pidiendo en la calle. Ustedes las
tienen por indigentes y marginales, pero la mayoría tenía hasta hace unos meses
casa, trabajo y un cierto bienestar, aunque ahora carezcan de todo. ¿Usted cree
que ante este panorama, ante seis millones de desempleados, ante cuatrocientos
mil desahuciados, ante once millones
bajo el umbral de la pobreza, el Director del Gabinete de la Presidencia del
Gobierno puede escribir una carta a los ciudadanos hablando de “correcto
funcionamiento” de los servicios sociales?
Escribe usted además que los recortes
perpetrados por su Gobierno (en su carta los denomina “reformas estructurales”)
están destinados a “impulsar el crecimiento económico y la creación de empleo”,
pero la realidad rebate sus palabras, pues la recesión económica, el desempleo,
la precariedad laboral y la zozobra ante el futuro crecen de forma imparable.
Guarda usted silencio sobre otra realidad, la de los beneficiarios de la
crisis: cada vez es mayor la brecha entre ricos y pobres en España, y la banca
que recibe el dinero de todos para solventar los problemas que han ido
creándose con sus chanchullos especulativos es la misma banca que desahucia a
troche y moche, que se lucra destinando las grandes sumas de dinero obtenidas
del BCE en condiciones muy ventajosas a comprar deuda pública a altos intereses
que finalmente costeamos de nuevo los ciudadanos y las ciudadanas. Sus
“reformas estructurales”, señor Moragas, son pagadas solo por el pueblo y a
costa del pueblo, pero ustedes no se atreven ni siquiera a rozar el sistema de
intereses impuesto por el poder europeo y mundial que realmente dicta a ustedes
las líneas maestras de su política. Atengámonos a los hechos, señor Moragas:
cada día el Gobierno del PP asfixia más al pueblo.
Le ruego, por último, que vaya a
cualquier Oficina de Empleo y repita allí que su reforma laboral ha atenuado la
destrucción de empleo y ha incrementado de forma importante “algunas formas de
contratación”, como “el nuevo contrato indefinido de apoyo a los emprendedores
y el contrato para la formación y el aprendizaje”. Le recomiendo que vaya
acompañado de una nutrida escolta (¡pobres policías! ¡a qué triste suerte de
esquizofrenia los están sometiendo ustedes!), pues le aseguro que tendría que
salir de allí por pies y con riesgo de su propio pellejo.
Usted se
despide en su carta asegurando que contamos con “la capacidad, la
fortaleza y la determinación” para salir de la crisis, y que su Gobierno
mantiene “la voluntad y la valentía” para cumplir “con su deber”. Tenga usted
solo por seguro que contamos con una indignación y un cabreo crecientes, y
esperamos de ustedes exclusivamente una rectificación radical de sus políticas
sociales y económicas o, de lo contrario,
la rauda salida de todos ustedes del Gobierno y de las instituciones
ejecutivas y legislativas del Estado.
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