Supongamos que existe un club de
personas en mi ciudad que cada tarde se reúnen en un bar para hablar de lo que
les venga en gana. Cuando alguien se acerca a esas personas, advirtiéndoles de
que hay asuntos más sublimes o urgentes que hacer, los reunidos pueden replicarle que cada uno
es libre de hacer lo que le venga en gana si no daña a nadie y respeta los
derechos de los demás. Y ciertamente, ante tales argumentos poco más hay que quitar
o añadir. Por eso mismo, el individuo que ha intentado persuadir a las personas
reunidas en el bar es igualmente libre de ver el programa de tele que guste o
pasear por algún parque.
Sin embargo, hay gente en lo más
granado de mi carpetovetónico país que parece no poder digerir bien la comida o
dormir a gusto si no convierte a alguien a su causa, desde el convencimiento de
que quienes no piensan como ellos están lisa y llanamente equivocados. Por
ejemplo, el hispanovisigótico Foro Español de la Familia acaba de parir otra
propuesta que acompañe a su oposición al matrimonio gay y a la ley de plazos de
interrupción del embarazo actualmente vigente en España: el matrimonio civil
indisoluble.
Allá por 1936, hubo gente que intentó
con éxito disfrazar de Cruzada un golpe de Estado y una cainita guerra civil.
Ahora el Foro Español de la Familia se siguen creyendo cruzados de Dios y de la
Patria, haciéndoles la competencia a la pareja tradicional de chicos mormones
que deambulan por las calles o de las mujeres Testigos de Jehová que llama al
timbre de tu domicilio por las mañanas de cualquier fin de semana. Ahora el
dragón a combatir es el “divorcio exprés” y el matrimonio homosexual del
nefando bicho ZP, que, según Benigno Blanco, atenta contra “el compromiso de
estabilidad que nosotros creemos que adquirimos cuando nos casamos”. Cuando me
casé, en lo último que pensé fue en la estabilidad o no de mi pareja, pues
simplemente quería mucho a mi mujer y queríamos ser felices juntos. Después,
cuando Paco llega con la rebaja, la vida enseña que los planes y proyectos
pueden truncarse, y que el último acto de amor que puedes hacer a tu ex mujer
es no prolongar el sufrimiento del desamor. Esa es la vida, así es la vida,
pero Benigno Blanco y su Foro intenta pervertir el amor con inyecciones de
moralina (legítima para él, solo para él y nada más que para los que comulgan
con las ideas de don Benigno[1]).
Total, que los del Foro de la familia
proponen una modalidad de matrimonio civil que incluya la cláusula de
indisolubilidad y excluya la posibilidad del divorcio. Lo dicho, toda una
Cruzada contra los malos que se casan solo para divorciarse a los cuatro días.
A don Benigno y los suyos, “no le satisface la actual regulación legislativa
del matrimonio”, que, entre otras cosas, contempla la posibilidad de que don
Benigno y sus adeptos puedan casarse como y cuando quieran, con las cláusulas
de conciencia y con la ideología que gustaren. Pero don Benigno no piensa en su
casamiento, sino también en el mío y el de usted, que quiere regular y devolver
a los sempiternos cauces de su nacionalcatolicismo.
Por si alguien aún no lo ha entendido,
el Foro de la Familia quiera que el matrimonio sea “entre hombres y mujeres,
con vocación de estabilidad y abierto a la vida". El Foro de la familia es
especialista en plantear preguntas capciosas (capcioso, según la RAE: Que se hace
para arrancar al contrincante o interlocutor una respuesta que pueda
comprometerlo, o que favorezca propósitos de quien las formula). Hasta ahora, su pregunta capciosa era: ¿Está
usted a favor de la vida?. Ahora, acaba de nacer otro planteamiento capcioso
más: usted puede elegir libremente una de estas dos opciones: o el “matrimonio totalmente indisoluble” o el
“matrimonio disoluble”, que "aunque sea disoluble, tenga más exigencias
para hacerlo que la del divorcio exprés". En otras palabras, o estoy al
lado de la tesis de don Benigno y el Foro o estoy en contra de la estabilidad
matrimonial y me opongo/cierro a la vida. ¿Cabe mayor falacia? ¿Acaso no se
trata de un planteamiento falaz y tramposo?
Los planteamientos capciosos del Foro
de la Familia han llegado incluso al título mismo (“El matrimonio sí importa, el divorcio no es la solución”) de su
IV Congreso, celebrado en Madrid en octubre de 2012 e inaugurado por Salomé
Adroher, titular de la Secretaría de Servicios para la Familia y la Infancia
del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, que preside la
ínclita ministra Ana Mato. Es algo así como presentar un programa para la paz
cuyo título fuese “La convivencia pacífica entre las naciones sí importa, la
cepa H1N1 no es la solución”. Son titulares que mueven solo a la confusión y la
perplejidad.
Don Benigno, el Foro, Rouco y la CEE
quieren presionar al Gobierno de Rajoy y al Ministerio de Gallardón para que
cambie la legislación actual sobre matrimonio, aborto y divorcio. Las
negociaciones han empezado: Rajoy ha regalado a Jorge Bergoglio una camiseta de
la selección nacional de fútbol y Rouco, de momento, ha dicho que prorroga la
vida al Gobierno y al grupo parlamentario del PP, pero que espabilen muy pronto
o que se atengan a las consecuencias.
[1]
Datos extractados de Wikipedia acerca de
Benigno Blanco: Benigno Blanco
Rodríguez es el presidente del Foro Español de la Familia y abogado en
ejercicio. En los gobiernos de Aznar fue Secretario de Estado
durante 8 años, primero de Aguas y luego de Infraestructuras. Entre sus
trabajos, destacan miembro del Consejo de Administración de ENDESA, miembro del
Consejo de Administración y de la Comisión Ejecutiva den Radio Popular, miembro
del Comité Consultivo de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Secretario
del Consejo de Administración de Iberdrola. A esto hay que añadir
Vicepresidente de la Asociación Asturiana en Defensa de la Vida, Presidente de
la Federación Española de Familias Numerosas, Miembro del Comité Federal de la
Federación Española de Asociaciones en defensa de la vida y de la Pontificia
Academia Pro Vita, Actualmente es Presidente del Foro de la Familia, miembro
del Patronato y del Comité Ejecutivo de la Fundación +Familia, gestora del certificado de Empresa
Familiarmente Responsable. Está en posesión de la Real Orden de Isabel la
Católica, otorgada por el Rey Juan Carlos I, ha sido galardonado con el Premio
San Benedetto que se otorga en Italia a personas e instituciones que destacan
por su contribución a la construcción de una Europa comprometida con la
tradición cristiana y humanista
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