He pasado la primera parte de la mañana
debatiendo si ir o no ir a la manifestación del 1º de mayo. He acudido
finalmente por los compañeros y compañeras que iban a estar en esa Plaza de San
Miguel. He acudido allí a pesar del staff sindical que convoca y se ase a las
pancartas de cabeza una vez al año pensando que lideran el mundo obrero. No
hubiera podido resistir quedarme en casa, como tampoco podría haber resistido
los discursos de los dirigentes de los sindicatos mayoritarios llegados al
término de la manifestación. Por eso he vuelto a casa en cuanto mi silla ha
pisado la plaza Paraíso.
He echado una ojeada a la pancarta
principal, a quienes componían el cortejo de honor: sindicalistas
y políticos (las elecciones europeas están cercanas). He saludado a bastantes
compañeros y compañeras (en una ciudad como Zaragoza conoces y te conocen
finalmente los supuestamente de la misma cuerda). Uno de ellos, dirigente de
Enseñanza, me ha comentado que quizá había menos gente que otros años por caer
hoy en puente. “Conozco a muchos que se han ido por ahí aprovechando el
puente”, me ha dicho. “Eso es conciencia de clase”, le he respondido.
Como cada 1º de mayo me he acordado
especialmente de los abogados laboralistas de Atocha, conocía personalmente a
algunos de ellos, asesinados por pistoleros fascistas un 24 de enero de 1977.
He recordado también a otros camaradas de Comisiones y del PCE, con los que
también he tenido contacto cuando aún el sapo iscariote vivía y fusilaba, que
han sufrido cárceles, torturas y exilio. Especialmente a Simón Sánchez Montero,
condenado a catorce y a siete años de prisión en sendas redadas y detenciones
franquistas. Fue un hombre honrado y coherente hasta su muerte.
El 1º de mayo me duele (me sigue doliendo
mientras escribo estas líneas) porque el 30 de abril y día anteriores y el 2 de
mayo y días posteriores estarán vacíos, entre otras cosas, por la inoperancia
de dirigentes políticos y sindicales inoperantes, incompetentes y rellenos de aletargamiento
y tartufescas buenas razones.
Huelga general indefinida,
Desobediencia civil.
Huelga general indefinida,
Desobediencia civil.
Hoy más que nunca. NO PASARÁN.
Hasta mañana
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