miércoles, 7 de mayo de 2014

El timo del PP sobre el empleo


PUBLICADO HOY EN EL PERIÓDICO DE ARAGÓN
Engañan los estafadores. Engañan los trileros. Engañan los embaucadores. Hoy engañan masivamente los dirigentes (¿hacia dónde?)  políticos y empresariales, que, asesorados por especialistas en el dolo, utilizan el lenguaje y las palabras para confundir, en lugar de comunicar e informar. Así, una de las palabras más repetidas últimamente: “empleo” es la que, utilizada siempre “en la buena dirección” (eslogan del PP cara a las últimas elecciones), contiene más argucias y trampas para intentar engañar a la ciudadanía.
El aparato propagandístico del Partido Popular repite por todos los medios a su alcance que va a crear en un futuro próximo centenares de miles de “empleos”, que la “recuperación” económica es ya una realidad y que la ciudadanía notará pronto la mejoría (principalmente la “creación de empleo”) que ya ponen de manifiesto los datos macroeconómicos del país. Curiosamente, ni Gobierno ni oposición ni sindicatos ni medios de comunicación han puesto muchos reparos en desterrar de su vocabulario la palabra “trabajo” o las expresiones “derecho al trabajo” o “puestos de trabajo” para emplear casi exclusivamente el término “empleo”. Y ahí precisamente radican la trampa y el engaño.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece en su artículo 23 que todos los seres humanos tienen “derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo”, así como “a igual salario por trabajo igual, sin discriminación alguna”. El trabajo, prosigue la Declaración, debe tener “una remuneración equitativa y satisfactoria”, que asegure al trabajador y a su familia “una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social”. Pues bien, la mayor parte de los “empleos” de los que hablan Rajoy, Montoro o De Guindos incumplen por su precariedad, temporalidad y más que escasa remuneración las condiciones laborales contempladas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
¿O es que un hombre o una mujer contratados hoy en los términos previstos por la demoledora Reforma Laboral del Gobierno del PP pueden hablar de condiciones laborales equitativas y satisfactorias, o de aseguramiento para la persona trabajadora y su familia de una existencia conforme a la dignidad humana mediante su trabajo? ¿En qué se parecen los “empleos” generados estos últimos años al “trabajo” a la Carta Universal de los Derechos Humanos?
A la inmensa mayoría del personal trabajador español se le está privando igualmente del derecho “al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas” (Declaración ONU, art. 24), por la sencilla razón de que ahora el empleo, cualquier empleo (no, puesto de trabajo) de los empleos creados actualmente desde la política de recortes del Gobierno dependen solo del empleador, de las leyes creadas a gusto de los intereses del empleador y de acurdo con las directrices impuestas por la Troika. ¿Alguien se imagina un 1º de Mayo como Día del Empleado? ¿Es lo mismo que Día del Trabajador?
¿Acaso hay mayor impostura hoy en nuestro país que el supuesto “deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo”, tal como  puede leerse en el artículo 35 de la Constitución Española? ¿Acaso hay mayor tomadura de pelo que el artículo 40 de la Constitución, donde se establece que “los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa, en el marco de una política de estabilidad económica. De manera especial realizarán una política orientada al pleno empleo”?
No se trata solo de una discusión lingüística sobre palabras y expresiones, sino  de denunciar el timo que en un país donde la brecha social entre ricos y pobres cada vez es mayor perpetra el Gobierno diariamente al denominar empleo a lo que a menudo es solo migajas de dinero mal pagado a cambio de la fuerza de trabajo de una ciudadanía que cada vez tiene menos futuro y menos herramientas de subsistencia. El hecho es que en las mentes de muchos ciudadanos y ciudadanas, y en los discursos de no pocos dirigentes políticos y sindicalistas se da una creciente identificación entre empleo y trabajo, así como  la prevalencia de “empleo” sobre “trabajo”. Todo ello es prueba de que van surtiendo el efecto deseado en muchas personas y lugares las indicaciones recibidas cada jornada por los dirigentes y responsables políticos del PP  en su Ideario diario: a) ya hemos salido de la crisis; b) estamos en franco proceso de recuperación económica; c) hemos evitado una gran destrucción de empleo; d) vamos a crear millones de empleos en el corto, medio y largo plazo;
e)… y colorín colorado...







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