lunes, 26 de mayo de 2014

Diario de un perroflauta motorizado, 253


Mañana fresca. Marisol está de viaje y Marga se extasía ante algunos parajes del Camino de Santiago. Las he echado mucho de menos. Carmen, profesora durante luengos años, y Emilio, Jesús y Paco, de la Asociación de Vecinos del Actur, han pasado una buena parte de la mañana en el portal. Ha sido estupendo estar con ellos. A última hora también han estado presentes algunos miembros del “Boinascut”.

El perroflauta motorizado ha ido al portal rumiando los resultados de las elecciones al Parlamento europeo de ayer y preguntándose si hoy iba a ser una jornada especialmente solitaria. Le he animado, ya esperando el autobús, y le he recordado que apenas si falta una semana para el 3 de enero, un aniversario que desea festivo y lleno de amig@s. El perroflauta motorizado me ha mirado de improviso y me ha animado, a su vez, porque percibo muy cercano el miércoles que viene, en que una coronariografía aconsejará y revelará al equipo médico en el mismo acto quirúrgico la posibilidad de colocar uno, ninguno o varios stents en mis coronarias. Si todo va bien, estoy de sobra el lunes próximo en el portal de la Consejera.
Me he aferrado especialmente en el portal de la Consejera a la inconmovible presencia de Mairena y de Beethoven, de Marx y de Freud y de Nietzsche y de Stravinski y de Mozart y de… mis seres más queridos, pronto conmigo. El perroflauta motorizado y yo nos hemos abrazado con fiera determinación y nos hemos hecho presentes, muy presentes, en el portal de la Consejera de Educación. Hay presencias y presencias, y hemos escogido la presencia más densa, plena, consciente y convencida, una presencia que no necesita palabras ni reconvenciones para que el viandante pueda percibirla, a poco que se fije. Allí han estado durante la mañana de este lunes mi alma, mi cuerpo, mi corazón que me pide atención, mi vida entera, descarnada, en cueros, a la intemperie. El alumnado suele percibir también el grado de esa presencia cada vez que un/a profesor/a entra en el aula cada cincuenta minutos.
Que los alumnos y alumnas de una clase estén o no estén presentes depende en buena parte de la presencia real del profesor en la misma. Un “buenos días” les da ya suficiente información sobre la cantidad y la calidad de la presencia real de ese/a profesor/a en clase, en toda la clase, en cada uno de las personas que ocupan un espacio en ese aula, que intuyen en décimas de segundo si estar presentes con su profesor/a y sus compañer@s  o irse de picos pardos con su imaginación y su tedio. Los alumnos perciben desde el primer minuto de la primera clase del curso el grado y la implicación de la presencia de ese profesor. (Cuanta menos presencia perciben, más suspendidos hay en el aula, más castigados hay en el aula). A Wert y Serrat seguramente es sonará a poesía inútil e ininteligible todo esto de la presencia real o solo presencia material en el aula………
Hoy el perroflauta motorizado y yo hemos quedado abrazados hasta la hora de regresar a casa, tarareando sueños y sueños.


Hasta mañana

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