viernes, 27 de septiembre de 2013

Diario de un perroflauta motorizado, 86


Esta mañana ha vuelto a estar en el portal Marisol, tan atareada estas semanas pasadas. Su presencia ha sido motivo de júbilo para el perroflauta motorizado.
Numerosas miradas cómplices y palabras de apoyo y compromiso a lo largo de la mañana. Una excepción explícita: un hombre joven con el carrito de un niño se ha detenido solo unos segundos para decir que le parecía muy mal acosar a una persona en su domicilio y que eso lo hacen solo los nazis. Ha remachado de nuevo “nazis”, y se ha ido (“Si me permite…”, dice el perroflauta; “No permito nada”, replica el hombre; “pues no permitir nada sí que es cosa de nazis…”, insiste el perroflauta motorizado, pero el hombre ya está a demasiados metros de distancia como para escuchar nada).

Viernes de la 17ª semana consecutiva en el portal de la Consejera. 85 días, 170 horas en el portal de la Consejera de Educación del Gobierno de Aragón.


Hace unos días, me topé con esta imagen en Facebook que contenía el mensaje: “No soy arquitecto para construir edificios, pero sí construyo sueños y valores. Soy Profesor”. Inmediatamente, me puse a pensar que el mensaje era positivo y útil para alentar el ánimo de algún sector del profesorado, pero erraba en algo para mí esencial: la tarea del profesor no consiste en construir sueños y valores (salvo para sí mismo), sino en mostrar las herramientas para que cada uno (también cada alumno y alumna) se construya la vida, los sueños, la ruta, el diseño y los valores que considere mejores y según el ritmo, el método y el resultado final que prefieran.
Imaginemos que estamos subidos todos en la copa de un gran árbol en medio de un espacio ilimitado de árboles de distintos tamaños, clases y colores. Cada uno y cada una puede quedarse allí parado el tiempo que desee o saltar a otro árbol e ir descubriendo así nuevos panoramas y entornos. Derecha, izquierda, adelante, atrás, avance, retroceso, descanso, agotamiento, camino… En eso consiste la vida de cada persona. En eso consiste la libertad más profunda. Así va construyendo cada persona su propia biografía. La vida no es otra cosa, la biografía de cada persona no es otra cosa, sino el resultado del cúmulo de decisiones que han ido dibujando la trayectoria que cada persona ha ido recorriendo a lo largo de esa selva de árboles. A veces, los saltos se dan en solitario. Otras veces, acompañado. Incluso elegimos esa soledad y esos acompañantes en cada momento. Finalmente, más allá de las quejas y de los lamentos, cada persona es responsable de su propia biografía. Un profesor, un maestro solo debe indicar los medios con los que puede contar en cada periplo, también le es posible invitar a su alumnado a que piense, a que decida sin aborregamiento, sin refugiarse en la impersonalidad del “se” (se dice, se hace, se lleva, se piensa, se comenta, se acostumbra….).
Pues bien, la educación en la escuela, en la familia, en el mundo debería consistir fundamentalmente en una permanente y lúdica entrega de herramientas y posibles instrucciones para que cada uno y cada una vayan generando andamiajes, construyéndose a sí mismos, que le permitan crear sus propios procedimientos para resolver una situación problemática, lo cual implica que sus ideas se amplíen, se modifiquen y siga así aprendiendo permanentemente, siempre por sí mismo.
Por eso mismo, la educación no acaba jamás. La decisión y el acto de morir son el último acto de aprendizaje que otorga aún la vida.
Me gustaría que el mensaje incluido en esa imagen fuese: “No soy arquitecto para construir edificios, pero sí invito e incito a mis alumnos y alumnas a construir sus propios sueños y valores. Soy profesor y mi deber es que cada alumno y cada alumna sean dueños y responsables de sí mismos, y de todas y cada una de sus decisiones, aciertos, descubrimientos y errores, que deben amar siempre como siempre deben amarse a sí mismos tal como son y se han estado haciendo”.
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Te dejo un conocido tema de Gershwin interpretado por el propio Gershwin, que me parece delicioso: su Prelude nº 2. 

¿Te ha gustado? Pues me despido dejándote también el Prelude nº 3 de Gershwin, interpretado por Lang Lang


Hasta el próximo día

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