miércoles, 25 de septiembre de 2013

La educación, en el cuartel

 

Publicado hoy en El Periódico de Aragón
Tras la suspensión del acto de apertura del curso universitario 2013-2014, que debía celebrarse el lunes pasado en el Paraninfo de Zaragoza, presidido por el ministro de Educación, José Ignacio Wert, y el príncipe Felipe, es un hecho que existía el temor fundado por parte de algunas autoridades de probables “alteraciones“ y “graves incidentes” dentro y fuera del Paraninfo. A esas autoridades les esperaba pasar un mal trago del que se harían eco los medios de comunicación y conocería todo el país, por lo que  esas mismas autoridades han querido presentar la decisión de suspender el acto como una acción unilateral y precipitada por parte del rector de la Universidad de Zaragoza, Manuel López, aunque vamos conociendo que tal decisión contó con el asentimiento previo del ministerio y con toda probabilidad también del conocimiento de la Casa Real.
Pero vayamos al grano: la indignación y el hartazgo creciente de la ciudadanía en general y la sociedad educativa en particular por la política perpetrada por el Gobierno central de Rajoy y el Gobierno autonómico de Rudi en materia educativa. En efecto, la educación, concretamente la escuela pública, está siendo sometida a duros recortes presupuestarios, de plantillas, de becas e infraestructuras que están conduciendo al deterioro y la eliminación de lo arduamente conseguido durante muchos años. La Universidad va por el mismo camino y adolece de iguales recortes, por lo que difícilmente puede cumplir debidamente su misión docente e investigadora si se mueve en la incertidumbre económica, ve mermada sistemáticamente su plantilla de profesores, decenas de  miles de estudiantes se ven obligados a renunciar a continuar sus estudios por el recorte de becas y la difícil situación económica de sus familias, a lo que hay que añadir el permanente goteo de fugas de cerebros, el progresivo deterioro del sistema I+D en nuestro país y la merma incesante de las plantillas de investigadores.
Pues bien, a raíz de la suspensión del acto de apertura del presente curso universitario en Zaragoza, también han ido saliendo a la superficie algunas de las ideas y las actitudes más impresentables de algunos políticos aragoneses (chirrían los oídos aplicando la palabra “político” a semejantes sujetos). Por ejemplo, Gustavo Alcalde, Delegado del Gobierno en Aragón y preclara encarnación del Principio de Peter, además de expresar “sorpresa y vergüenza” ante la cancelación del acto, puso de manifiesto el concepto que tiene de su cargo al afirmar que “estamos aquí para garantizar la seguridad”: colaborar con la universidad, según él, equivale a mandar “dispositivos de seguridad” a mantener el orden debido dentro y fuera del campus universitario. En su pequeña cabeza no le cabe la menor duda de que el acto de apertura del  curso universitario habría ido de perlas si al Paraninfo hubiesen acudido sus tropas y sus pelotones. De educación y de universidad, ni una sola palabra. 

Mención aparte merece la Consejera de Educación, Cultura, Universidad y Deportes del Gobierno de Aragón, María Dolores Serrat. Malo es que “lamentara” la “desproporcionada”, “triste y lamentable” decisión del rector de suspender el acto (decisión que contaba con el “asentimiento del ministerio”: ¿Serrat, ignorante, cínica o hipócrita?), pero mucho peor que achacase a “la coacción y la amenaza” las causas de dicha suspensión, cuando ella, su Gobierno y el Gobierno central están demoliendo sistemáticamente la red pública de enseñanza con sus recortes y su cicatería. 

Serrat se refugia en el rancio tópico de la necesidad de “marcar límites” en el sistema educativo y la sociedad, cuando ella no tiene límites a la hora de mermar las plantillas de docentes, no cubrir los puestos que dejan vacantes el profesorado que se jubila, impedir que decenas de miles de jóvenes deban abandonar sus estudios universitarios por falta de recursos económicos, dar la espalda al hecho cotidiano de los niños y niñas desmayados en el colegio por haber comido poco o nada en sus casas, de las familias con la imposibilidad material de comprar un solo libro de texto para sus hijos…
La Consejera Serrat pone la guinda en ese desaguisado de pastel cuando afirma que “hace falta una educación en valores que sepa marcar con claridad cuáles son los límites entre la protesta y lo que es un boicot a los actos institucionales”. Su educación en valores pasa por eliminar del currículum  la asignatura Educación para la Ciudadanía y reforzar hasta condiciones asfixiantes la asignatura Religión y Moral Católicas, sin olvidar que sus valores en educación se fundamentan en cumplir obedientemente los dictados provenientes de la Troika: privatizar, recortar y mermar la calidad, pues el dinero y el poder tienen sus propios colegios y sus propias universidades, cuya única condición de ingreso es contar con el dinero suficiente.
Para colmo de males, el Delegado del Gobierno, Gustavo Alcalde, no manda a sus tropas a pedir cuentas al Consejero de Sanidad, Ricardo Oliván, que ha paralizado el proyecto del nuevo hospital de Teruel  (48 millones) para evitar que este sufra ¡“las consecuencias de un terremoto de alta intensidad”!
Entretanto, el actual Justicia de Aragón, García Vicente, contando ovejitas…



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si lo deseas, puedes hacer el comentario que consideres oportuno.