Publicado hoy en El Periódico de Aragón
Tras la suspensión del acto de apertura del curso
universitario 2013-2014, que debía celebrarse el lunes pasado en el Paraninfo
de Zaragoza, presidido por el ministro de Educación, José Ignacio Wert, y el príncipe Felipe, es un hecho que existía el temor fundado por parte de
algunas autoridades de probables “alteraciones“ y “graves incidentes” dentro y
fuera del Paraninfo. A esas autoridades les esperaba pasar un mal trago del que
se harían eco los medios de comunicación y conocería todo el país, por lo
que esas mismas autoridades han querido
presentar la decisión de suspender el acto como una acción unilateral y
precipitada por parte del rector de la Universidad de Zaragoza, Manuel López, aunque vamos conociendo
que tal decisión contó con el asentimiento previo del ministerio y con toda
probabilidad también del conocimiento de la Casa Real.
Pero vayamos al grano: la indignación y el hartazgo
creciente de la ciudadanía en general y la sociedad educativa en particular por
la política perpetrada por el Gobierno central de Rajoy y el Gobierno autonómico de Rudi en materia educativa. En efecto, la educación, concretamente
la escuela pública, está siendo sometida a duros recortes presupuestarios, de
plantillas, de becas e infraestructuras que están conduciendo al deterioro y la
eliminación de lo arduamente conseguido durante muchos años. La Universidad va
por el mismo camino y adolece de iguales recortes, por lo que difícilmente
puede cumplir debidamente su misión docente e investigadora si se mueve en la
incertidumbre económica, ve mermada sistemáticamente su plantilla de
profesores, decenas de miles de
estudiantes se ven obligados a renunciar a continuar sus estudios por el
recorte de becas y la difícil situación económica de sus familias, a lo que hay
que añadir el permanente goteo de fugas de cerebros, el progresivo deterioro
del sistema I+D en nuestro país y la merma incesante de las plantillas de
investigadores.
Pues bien, a raíz de la suspensión del acto de apertura del
presente curso universitario en Zaragoza, también han ido saliendo a la
superficie algunas de las ideas y las actitudes más impresentables de algunos
políticos aragoneses (chirrían los oídos aplicando la palabra “político” a
semejantes sujetos). Por ejemplo, Gustavo
Alcalde, Delegado del Gobierno en Aragón y preclara encarnación del
Principio de Peter, además de expresar “sorpresa y vergüenza” ante la cancelación del acto, puso de
manifiesto el concepto que tiene de su cargo al afirmar que “estamos aquí para
garantizar la seguridad”: colaborar con la universidad, según él, equivale a
mandar “dispositivos de seguridad” a mantener el orden debido dentro y fuera
del campus universitario. En su pequeña cabeza no le cabe la menor duda de que
el acto de apertura del curso
universitario habría ido de perlas si al Paraninfo hubiesen acudido sus tropas
y sus pelotones. De educación y de universidad, ni una sola palabra.
Mención
aparte merece la Consejera de Educación, Cultura, Universidad y Deportes del
Gobierno de Aragón, María Dolores Serrat.
Malo es que
“lamentara” la “desproporcionada”, “triste y lamentable” decisión del rector de
suspender el acto (decisión que contaba con el “asentimiento del ministerio”:
¿Serrat, ignorante, cínica o hipócrita?), pero mucho peor que achacase a “la
coacción y la amenaza” las causas de dicha suspensión, cuando ella, su Gobierno
y el Gobierno central están demoliendo sistemáticamente la red pública de
enseñanza con sus recortes y su cicatería.
Serrat se refugia en el rancio tópico de la necesidad de
“marcar límites” en el sistema educativo y la sociedad, cuando ella no tiene
límites a la hora de mermar las plantillas de docentes, no cubrir los puestos
que dejan vacantes el profesorado que se jubila, impedir que decenas de miles
de jóvenes deban abandonar sus estudios universitarios por falta de recursos
económicos, dar la espalda al hecho cotidiano de los niños y niñas desmayados
en el colegio por haber comido poco o nada en sus casas, de las familias con la
imposibilidad material de comprar un solo libro de texto para sus hijos…
La Consejera Serrat pone la guinda en ese desaguisado de
pastel cuando afirma que “hace falta una educación en valores que sepa marcar con claridad cuáles son los límites
entre la protesta y lo que es un boicot a los actos institucionales”. Su
educación en valores pasa por eliminar del currículum la asignatura Educación para la Ciudadanía y
reforzar hasta condiciones asfixiantes la asignatura Religión y Moral
Católicas, sin olvidar que sus valores en educación se fundamentan en cumplir
obedientemente los dictados provenientes de la Troika: privatizar, recortar y
mermar la calidad, pues el dinero y el poder tienen sus propios colegios y sus
propias universidades, cuya única condición de ingreso es contar con el dinero
suficiente.
Para
colmo de males, el Delegado del Gobierno, Gustavo Alcalde, no manda a sus
tropas a pedir cuentas al Consejero de Sanidad, Ricardo Oliván, que ha paralizado el proyecto del nuevo hospital de
Teruel (48 millones) para evitar que
este sufra ¡“las consecuencias de un terremoto de alta intensidad”!
Entretanto,
el actual Justicia de Aragón, García
Vicente, contando ovejitas…
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