Artículo publicado hoy en El Periódico de Aragón
El PP tiene razón,
no seamos envidiosos y no nos neguemos a reconocer la realidad de sus logros.
Ya se atisba la salida de la crisis y tras tocar fondo, estamos iniciando el
vuelo. El Gobierno de Mariano Rajoy está alcanzando sus
últimos objetivos socioeconómicos y el propio ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas, Cristóbal
Montoro, lo ha explicado alto y claro en la Escuela de Verano del PP en
Gandía: la posición económica de nuestro país es “inédita”, nos recuperamos “a
una velocidad que estamos rompiendo los pronósticos”, lo que le lleva a
concluir que “España es el gran éxito económico del mundo”; más aún, es “el
ejemplo del mundo”. Entretanto, la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, rezaba, agradecida, a su
Virgen del Rocío por tan portentoso milagro, el diario ABC anunciaba la buena
nueva proclamando que “sigue la buena
racha en las cifras de desempleo en nuestro país” y el consejero
de Economía del Gobierno de Aragón, Francisco
Bono, batía el récord de simplezas al declarar que el dato de agosto sobre
desempleo es "el menos peor" desde el año 2005.
En realidad, el
Gobierno del PP no está alcanzando sus objetivos propiamente dichos, sino los
que le han ido marcando Bruselas, el FMI y el Banco central Europeo. En otras
palabras, la salida de la crisis de la que tanto alardea el PP es la que
conviene a los grandes acreedores alemanes, a los principales lobbies mundiales
y europeos y al poder económico-financiero en general. Pero hemos de
reconocerlo sin ambages, dejando la envidia a un lado y mirando de cara la
realidad, pues el Gobierno del PP está haciendo de maravilla sus deberes, sin
salirse nada de los renglones de la hoja de ruta que tiene puesta delante.
El país cuenta con
seis millones de personas que carecen de empleo (solo un 63% cobra prestaciones
por desempleo), con un paro juvenil superior al 50%, la tasa de pobreza se
sitúa en el 21%, más de dos millones de niños viven por debajo del umbral de la
pobreza, cerca de 23.000 personas viven en la calle y unas 180.000 personas se
han quedado sin cobertura sanitaria. Pues bien, visto lo visto, todo ello no es
para el PP algo casual o a erradicar, sino que forma parte del tipo de sociedad
y de país que se propone erigir y consolidar.
El PP considera “esperanzador”
que en un país de seis millones de parados 31 personas que estaban en el paro
ya no estén registradas en las oficinas de los servicios públicos de empleo.
¡Hay 31 desempleados menos! Un rayo de esperanza, sin duda, pues a tal ritmo no
habrá un solo parado en España en tan solo 16.430 años. Marean desde el
Gobierno la perdiz hablando de la tasa de variación interanual, de acceso a los
mercados financieros y de sacrificios necesarios, pero siguen marcando el rumbo
hacia el mismo punto del horizonte: una sociedad donde los ricos cada vez son
más ricos y el resto está sumido en una continua espiral de empobrecimiento:
una sociedad donde el trabajo para una buena parte de los desempleados es una
quimera, donde el trabajo es un regalo envenenado en manos exclusivamente del
empresariado potente, donde solo el 6% de los nuevos puestos de trabajo son
indefinidos, y el 94% restante está sujeto a la precariedad y la explotación
pura y dura. Eso es lo que, reconózcanlo o no, quiere el Partido que gobierna.
Por eso el PP lo está haciendo tan bien y sus responsables económicos son tan
triunfalistas.
Carlos Marx dejó escrito hace ya muchos años que una
sociedad capitalista necesita una amplia bolsa de desempleados para que el
trabajador tenga siempre en mente que, si pide demasiado salario o se pone
protestón, hay una ingente masa de otros trabajadores potenciales dispuestos a
trabajar por menor dinero y en condiciones aún más desfavorables. Esa bolsa de
desempleados es hoy descomunal en los países deudores de los préstamos concedidos
en condiciones draconianas por los grandes poderes económicos y financieros. La
reforma laboral del PP es altamente beneficiosa para quienes más tienen y
pueden, pues el único empleo generado de allí es escaso y es basura.
En el subconsciente
colectivo de la ciudadanía brilla fulgurante el axioma “Ándate con cuidado, que
como asomes la cabeza, hay seis millones de parados esperando”. Por eso España
se ha convertido en el país del miedo por perder el trabajo, o no ser
contratado, o quedar fichado o privado de prestaciones sociales o ayudas
asistenciales. El PP lo está haciendo de cojón de pato. Por eso, los “mercados”
aplauden, y las grandes empresas y fortunas ven satisfechas sus demandas,
mientras los dirigentes sindicales y de los partidos presuntamente de
izquierdas hacen bellas declaraciones donde critican vehementemente la política
gubernamental. Tras sus palabras, se hace de nuevo el silencio.
¡Genial, genial, genial!
ResponderEliminar