lunes, 13 de enero de 2014

Diario de un perroflauta motorizado, 162



Lunes, 13 de enero. Primer día de la semana 34ª en el portal de la Consejera de Educación. Siete meses y medio. Miles y miles de personas han ido desfilando a lo largo de todo este tiempo por la calle Alfonso de Zaragoza, mirando de soslayo, directamente o haciendo caso omiso de los carteles en defensa de la escuela pública y contra los recortes.
Llueve. El frío se mitiga, pero la calle se torna gris y oscura.  “Deja de hablar y de quejarte, y ven”, lanza el perroflauta motorizado ese mensaje desde su interior.
El perroflauta motorizado ha estrenado hoy cartel, con el diseño y la ayuda inestimables de Paco y Stella. ¡Gracias!


Viene un hombre desaforado que se detiene ante los carteles exhibidos en el portal de la consejera, masculla que la enseñanza pública va muy mal y se larga sin dar lugar al intercambio de pareceres. Al portal se acercan muchos nostálgicos, que portan diversos estandartes. Quienes más descalifican el actual estado de cosas esgrimen, por ejemplo, la situación idílica en la que a los centros de enseñanza iba solo una parte reducida de la adolescencia y la juventud, pues allí no existía entonces el alumnado conflictivo (“BUP y COU, ag, eso era vida”, piensan). Otros, incluso, suspiran sin remilgos por la enseñanza en tiempos de Franco; otros se limitan a defender a capa y espada la escuela privada (denominada ahora “concertada”); otros, con la lectura del Informe Pisa fresca, afean a la escuela pública estar en la cola de los países de la OCDE…
Olvidan y/o ignoran que en el inicio de la democracia española había un 10% de niños de 6 a 11 años todavía no escolarizados. De los 12 a los 14 años, solamente un 65% iba a la escuela, y casi dos tercios de los jóvenes de entre 15 y 16 años no seguían estudios secundarios postobligatorios. En el año 1980, la cuarta parte de la población mayor de 16 años era analfabeta funcional o carecía de estudios.
En 1990 se implantó la tan denostada LOGSE, que, entre otras cosas,  introducía la escolarización universal hasta los 16 años. Fue todo un triunfo del derecho universal a la educación en igualdad de condiciones. Para que enraizara bien hacía falta mucho dinero, además de la cooperación activa del profesorado. Ambas cosas escasearon desde el principio. Para que la educación sea un derecho efectivo y real en nuestro país de tod@s y cada un@ en igualdad de condiciones es preciso que en el mundo de la enseñanza haya dinero suficiente y bien invertido, además de ilusión, acción y pasión entre todos los agentes educativos, principalmente el profesorado.
Pretender compararnos  con otros países occidentales que tienen la educación pública y universal de calidad desde hace décadas es ignorar de dónde se parte, pues España ha sido y en parte sigue siendo un país de ignorantes sumidos en el analfabetismo funcional. Y con los recortes y la ley Wert, claramente favorecedora de la enseñanza privada, la escuela pública corre el riesgo de irse definitivamente al garete.
El perroflauta motorizado ha recibido el ofrecimiento de que alguna persona del mundo educativo acuda al portal cada mañana para acompañar a los que allí están desde hace 34 semanas. Bienvenida sea esa y cualquier otra oferta. Esta por ver hasta qué punto están dispuestas a arriesgar algo las personas que acudan, pues las sanciones impuestas a Marisol y  al perroflauta motorizado no han llovido del cielo. Para ir al portal no hacen falta listas ni apuntarse a  listas, sino el simple decir “yo debo”, yo quiero”.
Marisol llega al portal de la Consejera. El perroflauta motorizado quiere hacerle una foto sola. Marisol simboliza y encarna la sencillez de una  voluntad de acero dispuesta siempre a ser  y hacer lo que su conciencia le dicta. Tras Marisol están Marga, Víctor, Indira, Marcos, Adrián, Pilar, Charo… Tras Marisol están también tod@s cuant@s no viven en Zaragoza  y quisieran estar en el portal de la Consejera alguna mañana…

Hegel toca en el hombro del perroflauta motorizado, acerca su cara por detrás hasta el oído del perroflauta, y susurra: “Lo advertí ya en mi libro Filosofía de la Historia: “Nada grande se ha realizado en el mundo sin pasión”.
Y prosigue Hegel: “’Pasión’ viene de ’padecer’, al igual que la  palabra alemana (Leidenschaft) viene de ‘Leiden’ (padecer, sufrir). No te impacientes, pues, Antonio”.
José Hierro se hace un hueco en el grupo formado en el portal y recita con voz ronca:

“Quisiera que tú me entendieses a mí sin palabras,
sin palabras hablarte, lo mismo que se habla mi gente.
Que tú me entendieses a mí sin palabras
como entiendo yo al mar o a la brisa enredada en un álamo verde”.

Brecht se sonríe, algo alejado del grupo. El perroflauta lo reconoce y lo saluda con un leve movimiento de la cabeza. La voz de Brecht llega limpia y clara hasta el perroflauta motorizado, apagando al resto:

“Frente a los irreflexivos que nunca dudan,
están los reflexivos, que nunca actúan.
No dudan para llegar a la decisión, sino
para eludir la decisión. Las cabezas
sólo la utilizan para sacudirlas. Con aire grave
advierten contra el agua a los pasajeros de naves hundiéndose”.


Hasta mañana 

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