Primer día de la cuarta semana del octavo mes en el portal de la Consejera
aragonesa de Educación. 36 semanas. 180 días. 360 horas.
“Una pequeña esperanza” (He mikre
elpida) es una canción griega dedicada a la esperanza (elpida, en griego). En el transcurso del Diario de hoy, se
entenderá por qué está hoy aquí esta canción.
“¡Cuánto tiempo ya! ¡Casi nueve meses! ¿Sirve todo esto para algo?”,
preguntan algunos. Y se desesperan porque están a la espera de ver ya los
resultados. El perroflauta motorizado guarda dentro de sí la esperanza de que
cada detalle contribuya a la defensa y la construcción de la escuela pública y
laica. No se queda en la espera, sino en la esperanza. Le viene entonces a la
cabeza que también a Pandora le quedó en su caja (o ánfora) la esperanza.
Cuenta el poeta Hesíodo que, cuando los dioses inmortales y los humanos
mortales se separaron, Prometeo inventó
un engaño para que, al sacrificar animales a los dioses, los humanos se quedaran
con la carne y los dioses con los huesos. Una cosa buena salió de allí: desde
entonces los hombres quemaban en los sacrificios los huesos para ofrecerlos a
los dioses, pero la carne se la comen. El gran dios Zeus, irritado, negó el
fuego a los humanos, pero Prometeo se rebeló y
les devolvió el fuego. Ni que decir tiene que Prometeo acabó bastante
mal… Encadenado en el Cáucaso, un águila
se comía cada día el hígado de Prometeo, al que, inmortal, volvía a crecerle el
hígado cada noche. Al cabo de mucho tiempo, Heracles, que pasaba por allí,
liberó a Prometeo disparando una flecha al águila, aunque debía llevar con él
un anillo unido a un trozo de la roca a la que fue encadenado
Epimeteo, hermano de Prometeo, no hace caso del consejo de Prometeo de no
aceptar ningún regalo de los dioses, y acepta a una mujer, Pandora, modelada
con arcilla por Hermes y a la que configura por orden de Zeus como un “bello
mal”, un regalo que los varones se alegren al recibirlo, pero que les acarreará
un sinnúmero de desgracias (versión griega del mito bíblico de Eva, que induce
a Adán a comer de lo prohibido, a contravenir la voluntad de su dios).
Un día, Pandora abre un ánfora (la “caja de Pandora” es una versión
posterior del siglo XV-XVI) que contiene todos los males y liberando todas las
desventuras y desgracias. Sin embargo, el ánfora se cerró justo antes de que la
esperanza saliese.
Otras versiones del mito cuentan que en realidad la jarra contenía bienes y
no males. La apertura de la jarra ocasionó que los bienes volaran regresando a
las mansiones de los dioses, sustrayéndose de la vida de los humanos, que en
adelante solo viven afligidos por males. Lo único que pudieron conservar de
aquellos bienes es la esperanza.
Me quedo con la esperanza, me aferro a la esperanza, mientras recorre mi
mente como un rayo una de las obras más lúcidas y profundas del
turolense Pedro Laín Entralgo: La espera
y la esperanza. El ser humano pasa su vida a la espera de nuevos
acontecimientos que mejoren su presente, tantas veces canijo e insatisfactorio.
Su existencia puede desesperar con tantas esperas en vano. Sucumbimos, de no
contar con esperanza, capaz de infundirnos energías y razones para vivir. Desconozco
qué podemos esperar, pero tengo la plena seguridad de que no podemos perder la
esperanza. Las esperas iluminan el momento, los momentos concretos, la
esperanza ilumina la vida entera. Precisamos de esperanza en cada acto, en cada
decisión, en cada espera. Necesitamos esperanza para vivir por y para que la
vida no pierda jamás su latido, su impulso, su sentido.
Hoy ha sido un día plácido. Marisol ha vuelto de
viaje y ha estad al pie del cañón. Fernando, un antiguo alumno del perroflauta
en el IES Grande Covián, ha estado un rato allí. Toda una alegría para el
perroflauta motorizado volver a ver a Fernando.
La jornada ha acabado en compañía de mi amiga Inma. Toda una delicia.
Carmen me envía desde París una versión clásica de
“Canto a la Libertad” de Labordeta. Creo adivinar a Carmen en esa fagotista.
¡Gracias!
Hasta mañana
Me ha gustado muchísimo tu publicación de hoy.
ResponderEliminarGracias por tu paciencia, lucha, espera y esperanza.
Eres un ejemplo maravilloso.
Te envío mil besos con chocolate.
Maite.