Marisol
recurrió en su día, pero recibió ayer en su domicilio los impresos de Hacienda
para que pague la multa de 200 euros. Marisol pagará la sanción, y está viendo
el modo de hacerlo con las monedas de 1, 2, 5, 10 y 50 céntimos que aún obran
en su poder. El perroflauta motorizado ni recurrió ni piensa pagar, pero en el
fondo, da igual, les da igual a quienes ostentan (sí, ostentan, hacen
ostentación) el poder. El común denominador de casi todos los poderes es
sancionar.
En
la primera unidad del tema Aprendizaje de la carrera de Psicología ya se
hablaba de los refuerzos o incentivos positivos o negativos. Se estudiaba
asimismo que un refuerzo negativo (un castigo, por ejemplo) es un tipo de
condicionamiento de tipo aversivo que, como máximo, enseña a NO hacer algo,
pero en ningún caso a hacerlo. Puedes, por ejemplo, castigar a un niño a no ver la tele por no haber hecho los deberes, pero no por ello le
estás enseñando a hacer los deberes.
Pues bien, con el
poder ocurre lo mismo. Aun siendo
ingenuos y suponer en el poder una intención ejemplarizante y didáctica ante la
ciudadanía, solo quieren contar con la cachiporra que multa y reprime.
La
Delegación del Gobierno de Aragón,
pongamos por caso, debería tener en
cuenta ante todo que ha recibido la delegación de un Gobierno, que
supuestamente gobierna. Sin embargo, a Gustavo Alcalde, Delegado del Gobierno
de España en Aragón, lo único que parece
tener claro es que le corresponden la represión, la sanción, el “orden”, la
“seguridad”. Manda policías, sanciona, reprime, castiga, multa, autoriza, en su
culposa ignorancia de que el gobierno abarca otros muchos ámbitos que conforman
la identidad de la ciudadanía como tal. Estamos en manos de personas que
parecen pugnar entre sí por alcanzar el primer puesto en el cumplimiento del
Peter: “En una jerarquía, todo empleado tiende a
ascender hasta su máximo nivel de incompetencia”.
¿Democracia? ¿Demos? ¿Pueblo?
¿Representatividad? ¿Participación? Hay ocasiones en que al poder parece importarle
un comino el pueblo, al igual que en algunas aulas al alumno se le obliga a
callar, hablar solo lo que y cuando se le pregunta, reproducir fielmente lo que
se le dicta, obedecer, respetar, hacer los deberes. Y de no hacerlo así, se le
castigará, ignorará y suspenderá.
¡Qué idea tan liliputiense del deber y de las
libertades! Así como actualmente la democracia está al servicio del dinero, la
educación va adecuándose a los intereses del poder: élites amigas bien formadas
y un batallón de medio ignorantes que trabajan en condiciones cada vez más
precarias. Los ciudadanos pueden hacer poca cosa con su voto cada cuatro años.
El voto es un cheque en blanco que se vuelve rápidamente en contra del votante.
Quedan
la huelga indefinida, la desobediencia civil, las acciones directas no violentas contra y dentro de las
instituciones del poder. Quedan la libertad,
los derechos, la dignidad. Queda permanecer cada mañana en el portal de
la Consejera de Educación, Universidad, Cultura y Deporte.
Como
hoy ha ido la cosa de sanciones, castigos, represión, etc. quiero acabar con la
canción Bang Bang de Nancy Sinatra,
que juega a disparar con su chico, y al final acaba disparada por él ene forma
de amor desaparecido sin explicaciones. Al menos esos disparos y esa canción
son bonitos.
El
perroflauta motorizado no vive para luchar por la educación pública y laica,
sino que lucha cada día por la educación pública y laica para vivir.
Hoy
hemos tenido visitas fugaces: Tomás (unos segundos), Javier (unos minutos, es
quien se puso durante una semana en huelga de hambre en la plaza del Pilar) y
Mara (algunos minutos).
Hasta
mañana.
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