lunes, 20 de enero de 2014

Diario de un perroflauta motorizado, 168

El cierzo ha acentuado esta mañana la sensación de frío, bastante cortante al final de la jornada. Cris, Adrián, Charo, Maite, Abel y el perroflauta han soportado juntos el paso de los minutos y las inclemencias del tiempo.



“Que tengas un gran día” – así le ha despedido al perroflauta motorizado el camarero de la cafetería de la calle Alfonso antes de emprender la tarea en el portal de la Consejera.  Y sin duda ha sido un gran día. Ha venido Federico Engels de Huesca a comer con el perroflauta motorizado, y antes ha estado un buen rato con él en la calle Alfonso. Federico Engels ha sido monotemático durante toda la mañana: “¿cómo aguantáis tanto? No me explico cómo aguantáis tanto”, repetía y repetía.
Durante el trayecto en el tren hasta Zaragoza, ha leído la noticia de que la ONG Oxfam Intermón ha publicado el Informe Gobernar para las élites. Secuestro democrático y desigualdad económica, donde revela, por ejemplo, que “85 personas acumulan tanta riqueza como los 3.570 millones de personas que forman la mitad más pobre de la población mundial. O que la mitad de la riqueza está en manos de apenas el 1% de todo el mundo. Eso sin contar, advierte el informe, que una considerable cantidad de esta riqueza está oculta en paraísos fiscales” (El País). Por si fuera poco, dicho Informe asegura que “las 20 personas más ricas en España poseen una fortuna similar a los ingresos del 20 por ciento de la población más pobre” (Cadena SER).
Estáis en manos de un minúsculo grupo de ricos que deciden vuestras vidas” – sigue diciendo Engels, mientras devora un plato de judías verdes-. “Las leyes, las instituciones, vuestro presente y vuestro futuro penden de sus intereses. ¿Cuándo os vais a unir de una vez? ¿Qué os diferencia de los proletarios del mundo? ¿Qué tenéis móvil, tele de plasma y calefacción central? Proletarier aller Länder, vereinigt euch!. Proletarios de todos los rincones del mundo, unid vuestras fuerzas”.
No sabe el perroflauta motorizado de dónde ha salido, pero sentado a la mesa del restaurante está también Mijail Bakunin, que añade, después de limpiarse los labios con la servilleta (había pedido huevos a la cubana): “Bajo ese escarnio de explotación económica y social del que informa Intermon Oxfam subyace una realidad aún más triste: la inmensa mayoría de los seres humanos explotados viven a gusto y se sienten relativamente dichosos, pues están alienados, enajenados: se han alienado en los abalorios que los ricos les proporcionan para comprar y consumir, han enajenado su humanidad, su dignidad y su libertad a cambio de sobrevivir en las condiciones que a sus mentes estrechas y pequeñas les parecen aceptables”.
Entra de improviso en el local un hombre entrado en años, vestido de negro, que proclama a voz en grito: “Soy el nuevo cardenal católico, Fernando Sebastián, natural de Calatayud, y os anuncio que la homosexualidad es una deficiencia, una manera deficiente de manifestar la sexualidad, que hay que corregir mediante tratamientos terapéuticos”.
-        Váyase de aquí – le conmina el dueño del local.
-        Hablando de enajenación este clérigo es un ejemplo reduplicado de alienación. En su deplorable estado mental, se cree incluso predicador contra la alienación (atea y laicista) – remacha Engels.
El perroflauta motorizado cae en la cuenta de que también Cioran está comiendo con el grupo, cuando le escucha decir: “En cuanto eleve la voz, sea en nombre del cielo, de la ciudad o de otros pretextos, alejaos de él: sátiro de vuestra soledad, no os perdona el vivir más acá de sus verdades y sus arrebatos; quiere haceros compartir su histeria, su bien, imponérosla y desfiguraros. Un ser poseído por una creencia y que no buscase comunicársela a otros es un fenómeno extraño a la tierra, donde la obsesión de la salvación vuelve la vida irrespirable.” Y prosigue: “Esto ya lo dije hace años en mi obra Adiós a la Filosofía, que conste”.
Ya en casa, piensa el perroflauta motorizado: “cabalgamos entre una oscura y enorme tormenta”.
Esto nos suena a plagio”, comentan cuatro hombres de abundantes melenas. Y se ponen a cantar en el comedor de la casa Riders on the Storm. A Federico Engels le ha gustado la canción.


Hasta mañana

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