lunes, 2 de mayo de 2016

Diario de un profeflauta motorizado, 698. Sin palabras, amigo

          Lunes. Puente. Festivo en algunas Autonomías.  (Sobre todo para los que no tienen trabajo).



Hace muchos años (primeros de los ’70 –soy así de viejo-), un amigo mío –Juan Antonio- me regaló un librito con poemas de José Hierro. Me marcó especialmente uno de ellos, de título Respuesta. A las pocas semanas había compuesto (perpetrado) una canción con aquellos versos que llegaban al alma: Quisiera que tú me entendieses a mí sin palabras… Ese poema de Hierro lo he enviado a decenas de amigos con un único mensaje: yo mismo soy ese poema.

Primero, te ofrezco el texto del poema Respuesta.  A renglón seguido, el poema recitado maravillosamente por Herminia Gisbert (ha sido un estupendo hallazgo de hoy mismo), para terminar con mi canción (aviso a navegantes: nada perdéis si no la escucháis).



RESPUESTA
José Hierro

Quisiera que tú me entendieses a mí sin palabras,
sin palabras hablarte, lo mismo que se habla mi gente.
Que tú me entendieses a mí sin palabras
como entiendo yo al mar o a la brisa enredada en un álamo verde.

Me preguntas, amigo, y no sé qué respuesta he de darte.
Hace ya mucho tiempo aprendí hondas razones que tú no comprendes.
Revelarlas quisiera, poniendo en mis ojos el sol invisible,
la pasión con que dora la tierra sus frutos calientes.

Me preguntas, amigo, y no sé qué respuesta he de darte.
Siento arder una loca alegría en la luz que me envuelve.
Yo quisiera que tú la sintieras también inundándote el alma,
yo quisiera que a ti, en lo más hondo, también te quemase y te hiriese.
Criatura también de alegría quisiera que fueras,
Criatura que llega por fin a vencer la tristeza y la muerte.


Si ahora yo te dijese que había que andar por ciudades perdidas
Y llorar en sus calles oscuras sintiéndose débil,
y cantar bajo un árbol de estío tus sueños oscuros,
y sentirse hecho de aire y de nube y de hierba muy verde...

Si ahora yo te dijera
que es tu vida esa roca en que rompe la ola,
la flor misma que vibra y se llena de luz bajo el claro nordeste,
aquel hombre que va por el campo nocturno llevando una antorcha,
aquel niño que azota la mar con su mano inocente...

Si yo te dijera estas cosas, amigo,
¿qué fuego pondría en mi boca, qué hierro candente,
qué olores, colores, sabores, contactos, sonidos?
Y ¿cómo saber que me entiendes?
¿Cómo entrar en tu alma rompiendo sus hielos?
¿Cómo hacerte sentir para siempre vencida la muerte?
¿Cómo ahondar en tu invierno, llevar a tu noche la luna,
poner en tu oscura tristeza la lumbre celeste?

Sin palabras, amigo; tenía que ser sin palabras
como tú me entendieses.

Recitado





Mi canción


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