martes, 9 de diciembre de 2014

Diario de un perroflauta motorizado, 401

Escuchaba el domingo pasado un programa matinal de la Cadena SER. Allí unos cuantos hombres (ninguna mujer) educados, cultos y de buenas maneras estaban analizando la presunta falta de educación existente en la sociedad española actual. En general, dijeron cosas bastante interesantes y de sentido común. Sin embargo, hubo uno que achacó todas las culpas a las familias de hoy, que se lavan las manos y dejan que sean solo los centros de enseñanza (se refería expresamente solo a “institutos”) los que eduquen a sus hij@s. Otro aún concretó más y señaló los años 95 a 98 como los años de la degradación de la educación en nuestro país. Da la casualidad de que en aquellos años (con la LOGSE) se abrieron las puertas de los centros de Secundaria a TOD@S l@s chic@s del país. 
Una vez más, se quiere olvidar (en el caso de que se conozca: solo se puede olvidar lo que previamente se ha llegado a conocer) que en el inicio de la democracia española había un 10% de niños de 6 a 11 años todavía no escolarizados. De los 12 a los 14 años, solamente un 65% iba a la escuela, y casi dos tercios de los jóvenes de entre 15 y 16 años no seguían estudios secundarios postobligatorios. En el año 1980, la cuarta parte de la población mayor de 16 años era analfabeta funcional o carecía de estudios. Como puede comprobarse, éstas son cifras muy alejadas de las tasas de escolarización universal de 6 a 17 años, que ya se habían alcanzado en los países europeos occidentales.
Hasta aquellos años habíamos estado impartiendo clases y asignaturas en los Institutos solo para un escaso 30% de la juventud (=quienes tenían el propósito de ir a la universidad). Un pequeño porcentaje más se quedaba en la FP (Formación Profesional), que en el subconsciente colectivo equivalía a la Segunda División de la Educación y la Cultura (con mayúscula). Y del resto NO SE HABLABA y de hecho NO EXISTÍA. Todo ese cúmulo de niños y niñas, muchachas y muchachos ignorad@s, llegaron por primera vez en la historia española a las escuelas y los institutos.  Fue todo un logro de nuestra sociedad: por fin, por primer vez, la escolarización obligatoria llegaba hasta los 16 años.
¿Cambió algo en los institutos? NO. ¿Se adaptó la forma de dar clase, los programas, los contenidos, los libros de texto? NO. ¿Se puso el profesorado a adaptar su propia mente y sus objetivos, en consonancia con la “revolución” educativa que estaba aconteciendo? Salvo unas contadas y admirables excepciones, NO. La mayoría del profesorado quedó en las mismas posiciones, lamentándose, echando la culpa a la LOGSE de los socialistas y añorando el pasado y el “nivel” de antes. 
Escuchaba el domingo pasado un programa matinal de la Cadena SER y no pude acabar de escuchar el programa, pues me dolía demasiado ese olvido y esa ignorancia por parte de los más inteligentes, los más cultos y los mejor formados (por algo estaban de tertulianos en un programa radiofónico de primera fila).
Hoy ha hecho un frío del carajo y un viento que amenazaba convertir en cometas a los viandantes. Ha habido hoy más personas en el portal (la conversación ha sido rica y variada; el Canto a la libertad, toda una obra de arte), pero solo cuento con esta fotografía:



Como mi vida lleva años yendo sobre ruedas y el país entero parece marchar igualmente sobre ruedas, aquí va el éxito mayor en 1961 del grupo tejano The String-A-Longs: Wheels (Ruedas; esta melodía se repetía y se repetía sin cesar en el previo de un partido de balonmano):



Hasta mañana



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