Hoy
he dormido escasamente. Por eso me he limitado a pensar en cosas agradables;
por ejemplo, en la escuela que quiero y sueño. Y así me he puesto a escribir en
el pesado silencio de la noche.
La
escuela que sueño no tiene muros ni verjas y limita sólo con el horizonte de la
libertad. Pertenece a tod@s y a tod@s acoge. Es universal, pública, laica y no
se deja tener por ninguna mano privada, pues quiere estar al servicio de todos,
sin excepción, en igualdad de condiciones y con la máxima calidad. En esa escuela nadie asocia la escuela con una “obligación”
más, pues en ella saber y estudiar, asistir a clase y aprender no equivalen a
“rollazo” o “aburrimiento”. Tampoco se habla en la escuela que sueño de “éxito
escolar” y “fracaso escolar”, ni el rendimiento escolar se mide por el número de abandonos y suspensos, sino por la
cantidad de inquietud sembrada y recogida, por la capacidad de alentar en las
vidas de la gente joven y en toda la sociedad
la curiosidad, el deseo de saber,
por propia iniciativa, con gusto y por gusto.
Cada
un@ obtiene en ella lo que razonablemente pide y puede dar. A nadie se le mide
por el alienante rasero del “nivel” y de la “nota media”. El verdadero fracaso
consiste en no proporcionar a cada un@ la respuesta que precisa y en no sembrar
las correspondientes preguntas, quizás aún dormidas en su interior. Por el
contrario, el auténtico éxito consiste en que cada un@, a su tiempo y con su
ritmo, descubra el camino personal que se proponga recorrer en la vida con
coherencia. Igualmente, quien quiere aprender mucho y avanzar rápidamente por
las sendas del saber hasta alcanzar alturas y honduras considerables
encuentra en esa escuela acogida y
aliento para continuar su andadura.
Tod@s
saben en ella que han nacido para intentar sentirse bien, individual y
colectivamente, y que a cada un@ le pertenece un camino virgen que debe descubrir
y recorrer paso a paso, sin agobios, sin toques de cornetín.
A
la escuela que sueño acuden también los vecinos del barrio y los jubilados, las
familias y las asociaciones. En ella hay comedor y biblioteca y pabellón
deportivo y aulas para muchas otras actividades. En ella se inculca el interés
por el estudio, pero sobre todo la ilusión por aprender a vivir cada vez más y
mejor.
En
la escuela se comparte la ilusión por vivir, la incesante aventura de descubrir
sin cesar la vida. En ella no hay profesores de primera y de segunda clase, ni
se clasifica al alumnado como listos y tontos, ricos y pobres, de ciencias o de
letras. A cada uno, según su biografía y su ritmo, según sus circunstancias,
según su derecho inalienable a soñar, a luchar y a equivocarse. Por eso no
puede haber allí uniformes (sobre todo interiores), ni etiquetas ni idearios.
Cuando unos y otros acuden a clase, comprueban
que el saber puede transformarse en objeto de regalo mutuo y que durante el
tiempo transcurrido se ha aprendido sobre todo a comprender mejor el mundo y la
vida, y que eso implica también leer, pensar,
estudiar y trabajar. En la escuela que sueño no se despilfarra un solo euro (es
de todos y está para provecho de quien más lo necesite), pero tampoco se
escatiman esfuerzos por garantizar y fomentar una educación de calidad, pues de
su futuro pende el futuro mismo de todo el pueblo. También se cuidan las
cosas, pues nadie la tiene por algo
ajeno, sino propio. De hecho, es gratuita. Gratis son los libros y el material
escolar y el comedor escolar y las extraescolares, al igual que son gratuitas
las grandes y buenas ideas. Gratis se da y gratis se recibe. La educación no es
un gasto ni tiene precio, pero sí un valor incalculable. Hacer de la educación
un negocio equivale a hacer de la música una tienda de discos.
Esa
es la escuela que sueño, por esa escuela llevo año y medio yendo cada mañana al
portal de la vivienda de la Consejera aragonesa de Educación.
Hoy
la mañana ha sido benigna y soleada. Mucha gente por las calles, much@s niñ@s
yendo hacia el macrobelén de Belloch y FCC en la plaza del Pilar. Buena gente
en el portal
He
recibido por Twitter una foto que no tiene desperdicio. (¿Acabará siendo verdad?)
A
propósito de sueños…
Hasta
mañana
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