PUBLICADO EN EL PERIÓDICO DE ARAGÓN
Entre las leyes de Murphy es bastante conocida la Primera
Regla de la Excavación: “si usted se encuentra en un agujero, deje de cavar”,
aplicable a uno mismo (por ejemplo, en el caso de fuertes deudas) y aplicable
también a los demás, si algunas de mis acciones, pongamos por caso, son un
problema creciente para mis vecinos.
Esta regla de Murphy parece venir pintiparada para algunas
actuaciones del Gobierno del Partido Popular, presidido por Mariano Rajoy, que sigue cavando en el
enorme agujero de su política de “austeridad” económica (en realidad, recortes
en servicios y derechos sociales y laborales, privatización de instituciones
públicas del Estado y beneficios sin límite para las grandes empresas y
entidades financieras) con el resultado de 6,2 millones de personas
desempleadas, merma sustancial de personal y recursos en sanidad y educación o
una imparable cantidad de personas sin vivienda, sin un duro y con muy escasos
alimentos. Como contrapartida, Rajoy apela a una fe cuasi religiosa de la
ciudadanía, al anunciar que estas medidas redundarán un día en frutos de
crecimiento económico y empleo, a pesar de que la dura realidad muestra todo lo
contrario.
El Gobierno de Rajoy cava y cava, mientras observa que
quienes verdaderamente están en el agujero son los más damnificados por sus
medidas. Cava y cava, obediente a los dictados de la Troika, sumiso a las
intereses de Goldman Sachs, aturdido por las presiones de los grandes lobbies
financieros. La minoría rica cada es más rica y crece la población pobre y
necesitada, pero el Gobierno cava y cava, prometiendo que tras el desierto
llegaremos a la tierra prometida.
A modo de ejemplo, la ILP de la Plataforma de Afectados por
la Hipoteca consiguió el respaldo de 1,5 millones de firmas para aliviar,
mediante la dación en pago retroactiva, el alquiler social y la moratoria de
desahucio, la pesadilla de los desahucios semisalvajes (eso sí, “legales”)
perpetrados por los bancos y las cajas. La respuesta del Partido Popular no se
hizo esperar, al aprobar en solitario un texto que no recoge ninguna de las
propuestas incluidas en la ILP ni las del resto de los grupos parlamentarios.
185 diputados del PP y 161 senadores del PP lo aprobaron a golpe de pico, pala
y cornetín, apretando con su dedo el botón de su escaño. Mientras cavan y cavan
en el agujero sin fin de las desgracias ajenas, una mujer zaragozana, tras
contar sus desventuras con su banco y su hipoteca, escribía: “He colgado. He
ido al baño y he estado 10 minutos vomitando. Parece que ya me echan de mi casa
en 15 días, no sé. Busco trastero barato, Besos”.
Cavando sobre los hombros de los damnificados y las víctimas
de esta estafa económica planetaria llamada eufemísticamente “crisis”, al
ministro del Interior, Jorge Fernández
Díaz, entre jaculatoria y jaculatoria, no se le ocurría otra cosa que
declarar que los escraches de la PAH y las protestas ciudadanas son actos
“radicalmente antidemocráticos de acoso y hostigamiento”, y la presidenta de
Castilla-La Mancha, M. D. de Cospedal,
afirmaba con rostro de esfinge que “los acosos, la violencia física y verbal,
los ataques a las personas, a sus viviendas y a sus familias no reflejan más
que un espíritu totalitario y sectario”. Tras escucharles, me vino a la mente
el clásico mecanismo de defensa de la “proyección”, consistente en atribuir a
otras personas u objetos las ideas, impulsos o sentimientos propios en
situaciones de conflicto emocional o amenaza interior o exterior. Apareció
también en mi mente una de las principales consignas del ministro de propaganda
e Ilustración popular, Joseph Goebbels:
la propaganda debe suscitar en la gente las respuestas “adecuadas” mediante
frases que resulten convincentes y puedan ser aprendidas con facilidad,
utilizando solo el blanco y el negro de tal forma que acabe satanizado el
adversario. ¿Se debe a la misma asociación de ideas que Cospedal comparase a
los manifestantes con los nazis y los terroristas?
Pretenden acallar a la ciudadanía indignada que reivindica
sus derechos y denuncia vivir en un agujero cada vez más hondo mediante el
miedo, la multa y la sanción. No saben que así están cavando solo su propia
tumba.
Por poner también color local a tanto cavar, Gustavo Alcalde, actual delegado del
Gobierno de España en Aragón y magnífico paradigma del conocido Principio de
Peter (“en una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su máximo nivel
de incompetencia”), sanciona con multas de 200 euros a 51 personas de la PAH y
de 1.500 a su portavoz, Pablo Híjar,
identificados a 600 metros del domicilio del diputado nacional del PP, Eloy Suárez, por “coacciones y atentado
a la autoridad”. Y 200 euros a Juan,
un médico oscense con mucha hambre de justicia, y los de los tuppers frente a
la casa de la Consejera Serrat…Y cinco personas multadas por una protesta autorizada en una
oficina del IASS, más Nano,
del CSO Kike Mur…
Primero
vinieron a por los judíos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si lo deseas, puedes hacer el comentario que consideres oportuno.