He pasado por muchos hospitales, muchos quirófanos, muchas
UVI, muchas camas. Me han tratado, operado y cuidado muchas personas del
servicio sanitario. Y cada día de esos días, y a veces varias veces de cada día
de esos días, siempre había unas personas que simplemente se daban por
supuesto: el personal de limpieza del hospital y de sus distintos recintos. Les
dábamos por supuesto, pero ellas y ellos estaban ahí, siempre, velando por la
asepsia hospitalaria, por nuestra salud y nuestra seguridad. A veces me
contaban un poco por encima su vida, otras veces preguntaban qué me pasaba e
intentaban animarme. A menudo les damos por supuesto, pero hoy están en un
lugar principal de mi mente y mi corazón.
Hay 1.500 trabajadores y trabajadoras encargados de la
limpieza de los centros públicos de Sanidad en Aragón que están en huelga.
Hasta ahora su convenio colectivo los equiparaba en salario y jornada laboral a
los trabajadores de la categoría E del SALUD, si bien ni siquiera cuentan con
algunas ventajas (permisos, etc.) correspondientes a esa categoría. Pero el 7
de julio expira su convenio y si no llegan a un acuerdo con la patronal caerán
al pozo del estatuto de los trabajadores, regido por la Ley de la Reforma
Laboral del PP, con la consiguiente merma de plantillas y de derechos
conseguidos a base de lucha y sacrificio. Me niego con rabia e indignación a
que una sola de esas personas pierda su puesto de trabajo o uno solo de sus
derechos. Son mis compañeros. Son mis camaradas. Son mis hermanos.
El Servicio Aragonés de Salud (SALUD) no tiene interés
alguno en mantener un vínculo directo laboral con los trabajadores y
trabajadoras de la limpieza de sus centros públicos de salud. Al contrario, es el
propio SALUD el que parece empujar a las empresas subcontratadas a reventar el
convenio y dejar a su personal de limpieza a merced de la Ley de Reforma
Laboral. Por su parte, en el río revuelto e inconsistente de la nula convicción
hacia lo público por parte de los organismos gubernamentales, las empresas de
limpieza concursan con presupuestos entre temerarios e irrisorios a fin de
hacerse con la concesión. La Administración autonómica sanitaria, ahora en
manos del PP-PAR, mira hacia otro lado y se lava irresponsablemente las manos,
aun a sabiendas de que las empresas no pueden hacerse cargo de todos los
servicios con tan exiguos presupuestos. Y el resultado está cantado: para sacar
un generoso margen de beneficio, esas empresas sistemáticamente incumplen el
convenio y escatiman en personal y materiales.
Ciertamente, entre las cláusulas del contrato entre empresa
y Administración, hay una cláusula (rescisión de contrato) que especifica que
el SALUD se reserva el derecho de suspender la concesión a la empresa que incumpla
el convenio. De hecho, los sindicatos han denunciado más de una vez ante los
responsables del SALUD los reiterados incumplimientos y las mermas de personal
(y por tanto de calidad del servicio) que se están dando por parte de las
empresas. Sin embargo, hasta ahora su respuesta ha sido y sigue siendo que el
personal de limpieza del SALUD no es su problema porque pertenece a la empresa
privada. Omiten hipócritamente que ese personal de limpieza de los centros
públicos del SALUD es pagado con dinero público, desentendiéndose de paso de sus
obligaciones, entre ellas velar por la buena gestión de un servicio sanitario
que afecta directamente a la salud del pueblo aragonés.
Hay además contradicciones flagrantes y preguntas punzantes
que el SALUD omite irresponsablemente. Si al beneficio empresarial se añade el
21% de IVA, el servicio de limpieza de los centros públicos sanitarios le sale mucho
más caro al SALUD que si lo gestionase directamente. En otras palabras, el
SALUD podría reducir costes eliminando las empresas y gestionando directamente
el servicio. A este ahorro (en estos tiempos en que tanto parece preocupar a
los gobernantes el “ahorro”, aunque solo en el ámbito de lo público) se podría añadir el de centralizar y comprar racional
y masivamente los materiales de limpieza desde el propio SALUD, sin dar lugar a
trapicheos mil en la compraventa de dicho material. Sin embargo, el SALUD
prefiere, de hecho, optar por cargarse el convenio, y de paso dejar el sueldo
del personal de limpieza de sus centros de salud a la mitad y reducir personal,
en lugar de pensar en el interés general y en la salud de la ciudadanía
aragonesa.
El trabajo del personal de limpieza de nuestros centros de
salud es imprescindible para la asepsia hospitalaria y la seguridad de los
pacientes. Ese personal que damos por supuesto lucha estos días por una vida
digna y un trabajo digno. Se ha puesto en huelga indefinida, avalada por los
cinco sindicatos del sector (CCOO, CSIF, OSTA, UGT y CGT) y refrendada
asambleariamente en todo Aragón.
Son 1500 trabajadoras y trabajadores de Aragón que han
tomado libre y responsablemente la decisión de defender a ultranza su convenio
a pesar de las presiones y amenazas que ya sufren algunos de ellos en sus
respectivos centros. Conozco a algunos de ellos, particularmente a Ana Cuevas,
mujer excelente y trabajadora infatigable por una sociedad libre y justa. Por
eso tengo la certeza de que no van a reblar.
Son 1.500, pero son también muchos más, que apoyamos su
lucha y queremos estar con ellas y ellos incondicionalmente y hasta que se haga
justicia.
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