lunes, 13 de mayo de 2013

Partido único, no. Contrato único, sí. (Para llorar, vamos…)




Leo en El País que el comisario europeo de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión, László Ándor, ha propuesto hoy en la inauguración de un seminario que en España haya un solo contrato laboral, al que se le endosa inmediatamente la fórmula eufemística “contrato único abierto”. El señor Ándor se cura en salud y afirma que su objetivo es crear empleo y sobre todo paliar el desempleo juvenil, para lo cual no se le ocurre otra cosa mejor que no diferenciar más entre trabajo indefinido y laboral. En otras palabras, igual que los sufridos empresarios de nuestro país, pongamos por caso.
Ándor lamenta además las “dificultades en los mercados laborales” existentes en España, es decir, que no se pueda contratar y despedir al único y exclusivo antojo del empresario de turno, así como también la existencia aún de “un empleo excesivamente protegido”, lo cual viene a ser una simple redundancia de lo anterior.
La sufrida patronal española, que no defrauda ni tiene beneficios ni guarda sus dineritos en paraísos fiscales, a no ser que incluya algunos de ellos en la amnistía fiscal de turno, quiere patrióticamente implantar un contrato único “que, tras un periodo de prueba, pase a ser indefinido con unas condiciones de salida pactadas en función de los años trabajados”.  O sea, lo dicho: empleo y despido precarios y baratos. Como cuantos leemos la prensa cada día recibimos gratuitamente un máster de ocultar tropelías y mentiras a base de eufemismos, el señor comisario europeo de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión intenta colarnos con otra buena dosis de vaselina el mismo mensaje: hay que desarrollar “la formación dual, en la que se compatibiliza aprendizaje y empleo en las empresas”.
Por si no nos ha quedado aún suficientemente claro el mensaje a los españolitos recalcitrantes y aún poco neocons, László Ándor nos advierte de que eso del contrato único y la reducción de las cotizaciones empresariales son recomendaciones de la Comisión Europea, por lo que ipso facto me pregunto para qué puñetas seguimos en la Unión Europea, pues con esas recomendaciones nos vamos todas y todos al mismísimo carajo. Pero Ándor, impertérrito, prosigue su discurso y afirma que la movilidad de los jóvenes (un eufemismo más…) a otros países de la UE en busca de un empleo "también es parte de la solución", lo cual habría que preguntárselo ante todo a los jóvenes que se ven constreñidos a largarse de su país dado que aquí el empleo empieza a ser buscable y medible solo mediante la nanociencia.
Por último, candoroso de mí, en un ataque de autosadomasoquismo resolví indagar quién era ese tal László Ándor. Santa Wikipedia me informó de que es un político y economista húngaro, que estudio en la Karl Marx de Ciencias Económicas (poco le ha quedado de marxismo al hombre), hoy llamada Universidad Corvinus de Budapest (Corvino fue un famoso rey húngaro del siglo XV y Hungría una República, si bien otrora una República Popular).  Quizá para librarse de tanta bazofia marxista, László Ándor se fue a estudiar a la universidad George Washington, de Washington D.C. y a la universidad de Mánchester. Es también redactor jefe de una revista trimestral “de izquierdas” Eszmélet (Conciencia) y está considerado próximo al Partido Socialista de Hungría, de “corte socialdemócrata”. O sea, como en España, como los de aquí, vamos.

1 comentario:

  1. ¿Cuánta gente de ultraderecha hay metida en los altos cargos de la Unión Europea?

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