El Periódico de Aragón publica hoy
la noticia de ya se ha dictado sentencia sobre el caso de la denuncia
interpuesta por un policía local contra el senegalés Khalifa, a cuyo juicio
asistí dos veces y del que escribí aquí hace unos días: El
juicio de un senegalés desahuciado y denunciado por un policía. Efectivamente, “la magistrada del Juzgado de
lo Penal número 1 de Zaragoza ha condenado a seis meses de cárcel y una multa
de 60 euros al senegalés Khalifa B. N. , al que declara autor de un delito de
resistencia y de una falta de lesiones por el forcejeo que protagonizó con un
agente de la Policía Local, que sufrió una contusión en la espalda, cuando, el
30 de septiembre del 2011, una comisión judicial fue a desahuciarle de su piso
en Delicias”.
Me he quedado estupefacto al leer
la noticia. Y también bastante indignado. En la segunda sesión del juicio
compareció la médico forense que había atendido a Khalifa en el hospital
(rotura doble de tobillo, operación urgente, un mes de hospitalización y un año
de rehabilitación) y declaró que solo un movimiento muy brusco o un golpe o
presión muy fuertes podían causar semejante lesión. Por su parte, sobre la
supuesta “contusión en la espalda” del policía (joven, 1,90 de estatura y
muchos kilos en consonancia frente a la endeblez física de Khalifa, de 41 años)
ni se testificó ni salió a relucir durante el juicio, salvo como escueto objeto
de la denuncia del policía.
Me pregunto qué tipo de oposición
habría puesto la jueza o el policía si se hubiesen encontrado con sus enseres
fuera de su casa y con el cambió fáctico de la cerradura de su vivienda, y si
ellos también habrían entrado “en un estado pasional, con perturbación de su
ánimo” ante tal panorama. Según la magistrada, Khalifa puso “una oposición
activa no grave”, lo cual viendo al policía y al supuesto agresor mueve solo a
la irrisión.
Resulta curioso que la magistrada
haya retenido en su memoria y en su sentencia la declaración de una de las
funcionarias de la comisión judicial, según la cual Khalifa “se encaró,
gritando y poniendo su cara a escasos centímetros de la de la funcionaria",
pero no recuerde tanto que durante los primeros minutos no reconociera a
Khalifa (a quien tenía a medio metro de distancia) como autor de los hechos,
declarando que había sido otro. Según ella, Khalifa intentó lanzar una patada a
los genitales del agente, hubo un forcejeo y Khalifa acabó esposado y boca
abajo, con el policía encima. Resulta igualmente curioso que el resultado final
fuera que el denunciante y contusionado en la espalda fuese el policía,
mientras a su compañero no se le ocurrió
acercarse, pues estaba con los curiosos que estaban mirando la escena. O sea,
que la doble rotura del tobillo de Khalifa se debe solo al infortunio o a un
mal traspié.
Sobre todo me extraña que un
compañero de Khalifa, también senegalés, que actuó en la vista como testigo en
la segunda sesión del juicio declarara que, cuando al cabo de unos pocos días
estaba comprando en un supermercado con su mujer, se le acercaron dos policías
(no tengo la seguridad de que fuesen los mismos dos policías de autos, aunque
no me extrañaría) preguntándole-interrogándole-asesorándole-aconsejándole (vete
a saber qué) sobre sus posibles declaraciones acerca de aquellos hechos en un
juicio. Nadie parece recordar las palabras de aquel testigo, que mascullaba
como podía castellano y apenas dominaba sus nervios, al menos eso parece si nos
atenemos a la sentencia judicial.
Khalifa ha sido condenado a seis
meses de cárcel y al pago de 60 euros como autor de un delito de resistencia a la autoridad y de una falta de
lesiones a un agente de la Policía Local. El abogado de Khalifa, Daniel Val ,
anuncia que recurrirá la sentencia ante la Audiencia, pero hoy me falta
especialmente el aliento y el ánimo pensando en Khalifa.
Siento
vergüenza por la denuncia y por la sentencia. Ambas son síntomas de la marcha
de este país. Que las cárceles españolas estén atestadas se debe a que la mayor
parte de los reclusos y las reclusas no tienen 2,5 millones de euros para pagar
la fianza y salir de la trena sin apenas haberse enterado. No sería extraño que
a Khalifa le cueste más pagar 60 euros de su bolsillo que a Miguel Blesa sacar
de todo lo robado y esquilmado al pueblo dos millones y medio de euros.
O en este país damos un giro de 180 grados, o no tenemos futuro...
ResponderEliminarAunque la Sra. Cospedal no lo sienta, creo que si continuamos por este camino el estallido social llegará irremediablemente... No puede ser, no puede ser, no puede ser.
LOS EXTRANJEROS SOMOS LOS MAS AFECTADOS SIEMPRE Y SIN EMBARGO UN POLICIA ME AGREDIO ME LESIONO ,ME AMENAZO ,LA AGRESION CON VIOLENCIA EN EL INSTITUTO ARAGONES DE LA MUJER ,QUIENES CONOCEN DEL CASO GUARDAN SILENCIO QUE VERGUENZA NO HAY JUSTICIA ,YO SUFRIENDO CON EL BRAZO AUN Y NO HABIDO JUICIO, LOS POLICIA NOS GOLPÈA Y ALGUNOS JUECES LOS JUSTIFICAN ,DONDE ESTA LA JUSTICIA.
ResponderEliminarVICTIMA DE VIOLENCIA DE GENERO INDIGNADA.