María Dolores Serrat Moré es la Consejera de Educación, Universidad, Cultura
y Deporte del Gobierno de Aragón. Rosales del Canal es un barrio nuevo del sur
de Zaragoza con mucha gente joven y muchos niños en edad de ir a la escuela. Allí
hay un colegio público, “Rosales del Canal”, donde finalmente no caben 37 niños
y niñas del barrio, por lo que la Consejera Serrat y el Departamento de
Educación del Gobierno de Aragón resolvieron que esos 37 niñas y niños tienen
que desplazarse cada día a otros centros situados a varios kilómetros de
distancia. Sus familias, la Asociación de Padres y Madres del colegio y la
Plataforma Andando al Cole habían solicitado la instalación, a corto plazo, de
aulas puentes que aliviasen el problema, así como la pronta construcción de
otro colegio que solucionase ese problema. Pero la consejera Serrat ha
respondido que no hay dinero (para eso) y que esos niños deben desplazarse a
otro barrio.
El barrio de Rosales del Canal ya
se había hecho famoso porque el Ayuntamiento del alcalde Belloch, antes de que el barrio tuviera farmacias,
ambulatorios, bibliotecas, parques municipales, locales para usos
socio-culturales o vecinales, había
cedido gratuitamente terrenos junto al colegio a REMAR, una secta religiosa
evangélica de corte ultraarcaico dedicada a “rehabilitar marginados”. Hoy el barrio sigue en esa misma
tónica, pues no hay colegios y aulas suficientes para que todos los niños
puedan ir a la escuela de su barrio, en lugar de tener que viajar cada día a
cuatro kilómetros de distancia de su casas. Para más inri, la Conseja Serrat ha
comunicado a las familias afectadas que deben asumir los gastos de
desplazamiento y de comedor escolar (de 150 a 200 euros por niño)
La consejera Serrat también se hizo
famosa por un reciente escrache realizado por unas 50 personas de Marea Verde
frente a su céntrico domicilio zaragozano, consistente en formar alrededor de
una farola un “árbol de tuppers” como protesta por los recortes del
Gobierno aragonés en las becas de comedor. No sé qué pensará usted, pero a mí
me parece que un escrache más atentatorio contra la intimidad de unos hogares y
unas familias es mandar a sus hijos a kilómetros de distancia de sus casas por
falta de presupuesto para construirles una escuela. De momento, dice la
Consejera Serrat, “no se dispone de fondos” para la construcción de un nuevo
centro, pero una vez sopesados los “problemas prioritarios”, como dice la
Consejera, no estaría mal entonces que ella, sus cuadros ejecutivos y sus
asesores dejaran de cobrar hasta que no haya colegios suficientes para todos
los niños en Rosales del Canal y que ese dinero sirviera de paso para pagar también
a los maestros y maestras del nuevo colegio.
Como
quien no quiere la cosa (¿existen las casualidades?), la consejera Serrat y el
Gobierno aragonés presidido por Luisa
Fernanda Rudi decidieron hace escaso tiempo concertar (por lo visto, para
esto sí hay fondos) a partir del próximo curso escolar el Colegio Virgen de
Guadalupe, un “centro educativo católico regentado por la Congregación de las Hijas
de la Pasión de Jesucristo y María Dolorosa, que, según el web del colegio, son
“personas de fe y oración con visión y vivencia profunda del carisma”, y
que buscan fomentar en el alumnado el “reconocimiento de la presencia de Dios”.
¿Adivina usted a qué centro educativo situado a varios kilómetros de Rosales
del Canal (Romareda) ha indicado la Consejera Serrat a las familias de los
niños sin escolarizar de Rosales del Canal que pueden matricularlos el próximo
curso? Sí, el colegio católico Virgen de Guadalupe.
Si una familia se viese obligada a llevar a
su hijo a un colegio público, contra su voluntad de matricularlo en un colegio
religioso, pondría seguramente el grito en el cielo y reclamaría el derecho a
la libertad religiosa y a educar a su hijo según sus propias convicciones. ¿Es
que no existe igualmente el derecho universal a la libertad de conciencia, más
allá de cualquier ideología, y a recibir una educación pública, exenta de
cualquier ideología privada y sectaria?
Nada tiene, pues de extraño que algunas
familias se estén planteando no escolarizar a sus niños, pues sus convicciones
y valores resultan incompatibles con una educación religiosa para sus hijos, o
no pueden admitir que sus hijos e hijas pasen tanto tiempo fuera de casa y del
barrio en un periodo de desarrollo personal y social tan decisivo en sus vidas,
o no pueden asumir 200 euros de gastos extra en concepto de transporte y
comedor escolar en estos momentos tan difíciles económicamente.
En resumidas cuentas, la escrachada
Consejera escrachea a los niños sin cole de Rosales del Canal, los manda a
kilómetros de distancia de sus hogares y deja a sus familias con una enorme
carga de preocupación por quienes más quieren en su vida. A la Consejera le construyeron
en un escrache un árbol de tuppers. ¿Por qué ella no les construye un colegio
en Rosales del Canal en este escrache institucional?
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