Viene el FMI a España pidiendo subir el
IVA, abaratar el despido, el contrato único laboral, la eliminación progresiva
de lo convenios laborales y el copago en sanidad y en educación. Sacude de
inmediato mi mente el Pepito Grillo que llevo dentro y me preguntó qué hay que
hacer para mandar a freír nabos al FMI, el Banco Mundial, la OMC y todo el
entramado financiero hiperneoliberal que han montado los amos del dinero y de
las armas.
Recuerdo que estudié hace mucho tiempo,
en plena noche de los tiempos, Sociología del Conocimiento, una de las materias
que más me ha apasionado a lo largo de mi vida. Allí se explica con detalle qué
ocurre en una sociedad y cultura, así como en la mente individual de cada
persona, para que finalmente el FMI, por ejemplo, aparezca como una mole
gigantesca al estilo del Everest que hay que contemplar y asumir, pero que
resulta inútil y baldío cuestionar. Al final de este proceso, el FMI se ha
hecho tan potente que es capaz de aplastar a un país (mucho más a una persona o
un grupo disidentes) como se aniquila a una hormiga con el pulgar de la mano.
De la experiencia personal al anonimato,
lo cual lleva a la “objetivación” y acumulación impersonal de la actividad
humana, que se “habitualiza” hasta llegar a la institucionalización misma de
esa actividad. Un mundo
institucional, pues, se experimenta como realidad objetiva, tiene una historia
que antecede al nacimiento del individuo y no es accesible a su memoria
biográfica. Esta historia de por sí, como tradición de las instituciones
existentes, tiene un carácter de “objetividad” ya no es un producto humano sin
más, sino una entidad que regula y controla la vida de los seres humanos. Las
instituciones, en cuanto “facticidades” (=hechos) históricas y objetivas, se
enfrentan al individuo como hechos innegables. Solo es preciso “legitimar” esa
institución, de tal forma que oponerse a ella convierte al disidente en
marginal y antisistema. He resuelto seguir haciendo el ridículo social hasta mi
muerte, pero me opongo y me opondré con todas mis fuerzas y mediante todo lo
que esté en mi mano al proceso des-humanizador e in-humanizador del FMI y
similares.
He resuelto no apoyar (sino todo lo contrario) a ninguna
formación política que no se oponga abierta y frontalmente a las pretensiones
del FMI. El único mensaje válido hoy a Lagarde y al FMI es: ¡id todos y todas a
la mierda!
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La mañana ha transcurrido, un día más, con personas
queridas y apreciadas. Una segunda vecina me ha dado, muy de pasada, los “buenos
días”, y otra vecina del inmueble me ha armado una trifulca manifestando su
desacuerdo y anunciando medidas contra mí, en el caso de que no se hayan tomado
previamente por otra persona.
A última hora de la mañana, de un coche de la policía han
descendido dos agentes que me han requerido el carel, pues lo pedía el fiscal.
Han sacado una foto de dicho cartel, pues no estaba dispuesto a separarme de
él. El policía que llevaba la voz cantante, conocido de mil batallas y como tal
nos hemos tratado, me ha comunicado (daba por supuesto que ya conocía la
noticia) que el Delegado del Gobierno se ha querellado contra mí por lo penal
(de ahí el requerimiento del cartel como prueba por parte del fiscal).
a
Hasta mañana
Nosotros tampoco podemos prescindir de ti ni de tantos, como Pedro Zerolo por ejemplo. Nos quedaá siempre la palabra. Gracias, Antonio
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