Mi nieto
Daniel salta de su cuna, cruza el pasillo y se tumba a mi lado. Entonces me da
un abracito y me dice con su lengua de trapo:
“Rara es la
institución que no implica control. Cualquier institución, por el mismo hecho
de existir, tiende a controlar el comportamiento humano estableciendo pautas
definidas de antemano que lo canalizan en una dirección determinada. En el caso
de que alguien ose salirse de esas pautas, recibirá la correspondiente sanción.
Un mecanismo
de sanción es un intento de tener bajo control también al disidente. De hecho,
que algo se ha “institucionalizado”
equivale a decir que ya ha sido sometido al control social. A medida que una
institución no es capaz de ejercer debidamente ese control, se añaden
mecanismos de control adicionales.
El problema
surge en primer lugar si hay sujetos que no están dispuestos al acatamiento de
una institución o a su función primigenia por la que fue establecida. Entonces
se recrudecen las sanciones. Las instituciones deben imponer autoridad sobre el
individuo, independientemente de si para este carece de significado una
institución. La institución prevalece sin discusión frente al individuo. Desde
el poder se quiere que el comportamiento de cada ciudadan@ sea lo más
previsible posible, lo que equivale a afirmar que tal comportamiento está
cabalmente controlado.
Cuanto más
débil y carente de razones es una institución, más fuerte será la sanción y con
más frecuencia empleará como única razón la razón de la fuerza”.
¿Algo más,
Daniel? –le pregunto.
- Solo una pregunta más, abuelo, y me vuelvo a la cuna: ¿por qué hay ser, y no más bien nada?
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Al poco de llegar al portal
un agente de la policía me ha comunicado que debo prestar declaración en la Jefatura
Central de la Policía. A las 13,15 horas, acompañado y asistido por la letrada
Lourdes Barón, miembro de la Asociación Libre de Abogad@s de Zaragoza (ALAZ),
que ya me defendió brillante y eficientemente en el juicio del año pasado, se
ha efectuado en la Brigada de
Información la correspondiente Acta de Declaración, cuyo contenido, según la
policía, forma parte del secreto del sumario. Yo he declarado en calidad de
detenido, acusado de Acoso y Calumnias. Sin embargo, en lugar de visibilizar en
la calle Coso la detención, han aconsejado que acudiese en taxi a la jefatura
de Policía, pero siempre en calidad de detenido. Posteriormente, la Brigada
Científica de la Policía ha llevado a cabo una minuciosa ficha de mis
características anatómicas generales y especiales, huellas, etc. A las 15 horas he salido a la
calle, libre, con la obligación de comparecer ante el juez siempre que se me
requiera. (Me he sentido algo decepcionado porque nadie ha caído en la cuenta allí
de mi asombroso parecido con Humphrey Bogart).
El comportamiento de los/las
policías ha sido excelente.
Hasta mañana
¡Que vergüenza que se dediquen a detener a quienes expresan afinidad por los derechos de los demàs y queden libres los que sólo se preocupan de ellos mismo a costa de la integridad de los otros! Animo profe, no reales. Sabes que, como tu siempre nos recuerdas, somos cientos.
ResponderEliminarUn besazo y mi total apoyo a tu acción y repulsa a la detención.
Domingo
Un gran abrazo, amigo mío, Domingo.
EliminarMi solidaridad amigo. Muchos estamos contigo, acompañándote, sin estar allí físicamente. Salud.
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