Hoy ha llegado a mi cuarto Beethoven y,
juntos, hemos escuchado en silencio, como casi todas las mañanas, su Sexta
Sinfonía. Poco a poco la inquietud y la incertidumbre han ido dejando paso a la
firmeza. Me pregunto cuáles eran mis sensaciones concretas el 3 de junio de
2013, aquella primera mañana en que me acercaba, algo tembloroso, al portal de
la Consejera de Educación. Hoy sé de algún modo qué puede ocurrir; de ahí esa
inquietud.
Acabo de publicar en este blog Por qué
estaré apostado cada mañana en el portal del Delegado del Gobierno en Aragón.
No lo he hecho antes por no dar pistas antes de estar ya apostado en el portal.
Lo he dado a algunos medios como primicia, a condición de que no publicarán
nada hasta las 11 horas de hoy. Dos, de renombre, tronío y progresía sin par,
se han echado para atrás: la condición humana… Otros, en cambio, no se
arredran: por sus obras los conoceréis…
He subido al autobús que me ha llevado al
mismo sitio de hace un mes, cuando me dirigía al portal de la Consejera de
Educación. He comprobado después el tiempo necesario para llegar desde allí al
portal del Delegado del Gobierno en Aragon, Gustavo Alcalde Sánchez: 15
minutos. 10,46 horas: colocado estaba ya con mi cartel en el portal donde yo
creía estaba la vivienda del Delegado del Gobierno. A los pocos minutos, un
repartidor currante me ha sacado del error y me ha dicho el portal exacto de la
calle Coso donde realmente vive.
La mañana ha transcurrido relativamente
tranquila. A los pocos minutos un buen número de vecinos del inmueble, el
conserje en primera fila del frente, han mirado y leído el cartel, han hablado
y cuchicheado y al cabo de un rato se ha hecho el silencio y la paz.
El lugar está a unos ciento cincuenta
metros de la calle Alfonso, pero las casas, la gente, las inhibiciones y las
desinhibiciones nada tienen que ver. A esa altura del Coso no hay turistas ni
curiosos, la gente se siente del barrio, y hasta el color y el olor cambian.
Enfrente, al otro lado de la calle, se puede ver una mole de edificio, que
tengo entendido fue antiguo Seminario San Carlos y ahora es, entre otras cosas,
residencia de curas jubilados. No son pocas las personas que se detienen ante
el cartel, leen e incluso comentan. Unas están en franco desacuerdo, pero una
buena parte anima y manifiesta su solidaridad.
Me han estado acompañando un buen rato
Pablo y Daniel; después se han acercado un momento también Irene y Juan.
El Bendita y Alabada se oye bastante mal
o mi percepción auditiva ha bajado muchos enteros. No obstante, he cantado por
dos veces el Canto a la Libertad.
La policía no ha hecho acto de presencia.
Al llegar a casa me he encontrado con la
desagradable sorpresa de no tener Internet, por lo que me tienen que cambiar el
router. Paciencia. De momento estoy haciendo alguna cosilla como esta gracias a compartir Internet vía Iphone por 3G.
Hasta mañana
ResponderEliminarFuerza para aguantar, amigo.
Amigo Antonio. ¡Ánimo en tu nueva andadura! Eres persistente y obstinado como buen maño. Adelante, sabes que muchos estamos contigo, aunque no estemos allí.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, compañero