lunes, 1 de junio de 2015

Diario de un perroflauta motorizado, 511


Hoy ha llegado a mi cuarto Beethoven y, juntos, hemos escuchado en silencio, como casi todas las mañanas, su Sexta Sinfonía. Poco a poco la inquietud y la incertidumbre han ido dejando paso a la firmeza. Me pregunto cuáles eran mis sensaciones concretas el 3 de junio de 2013, aquella primera mañana en que me acercaba, algo tembloroso, al portal de la Consejera de Educación. Hoy sé de algún modo qué puede ocurrir; de ahí esa inquietud.
Acabo de publicar en este blog Por qué estaré apostado cada mañana en el portal del Delegado del Gobierno en Aragón. No lo he hecho antes por no dar pistas antes de estar ya apostado en el portal. Lo he dado a algunos medios como primicia, a condición de que no publicarán nada hasta las 11 horas de hoy. Dos, de renombre, tronío y progresía sin par, se han echado para atrás: la condición humana… Otros, en cambio, no se arredran: por sus obras los conoceréis…




He subido al autobús que me ha llevado al mismo sitio de hace un mes, cuando me dirigía al portal de la Consejera de Educación. He comprobado después el tiempo necesario para llegar desde allí al portal del Delegado del Gobierno en Aragon, Gustavo Alcalde Sánchez: 15 minutos. 10,46 horas: colocado estaba ya con mi cartel en el portal donde yo creía estaba la vivienda del Delegado del Gobierno. A los pocos minutos, un repartidor currante me ha sacado del error y me ha dicho el portal exacto de la calle Coso donde realmente vive.
La mañana ha transcurrido relativamente tranquila. A los pocos minutos un buen número de vecinos del inmueble, el conserje en primera fila del frente, han mirado y leído el cartel, han hablado y cuchicheado y al cabo de un rato se ha hecho el silencio y la paz.
El lugar está a unos ciento cincuenta metros de la calle Alfonso, pero las casas, la gente, las inhibiciones y las desinhibiciones nada tienen que ver. A esa altura del Coso no hay turistas ni curiosos, la gente se siente del barrio, y hasta el color y el olor cambian. Enfrente, al otro lado de la calle, se puede ver una mole de edificio, que tengo entendido fue antiguo Seminario San Carlos y ahora es, entre otras cosas, residencia de curas jubilados. No son pocas las personas que se detienen ante el cartel, leen e incluso comentan. Unas están en franco desacuerdo, pero una buena parte anima y manifiesta su solidaridad.
Me han estado acompañando un buen rato Pablo y Daniel; después se han acercado un momento también Irene y Juan.
El Bendita y Alabada se oye bastante mal o mi percepción auditiva ha bajado muchos enteros. No obstante, he cantado por dos veces el Canto a la Libertad.
La policía no ha hecho acto de presencia.
Al llegar a casa me he encontrado con la desagradable sorpresa de no tener Internet, por lo que me tienen que cambiar el router. Paciencia. De momento estoy haciendo alguna cosilla como esta gracias a compartir Internet vía Iphone por 3G.
Hasta mañana



2 comentarios:

  1. Amigo Antonio. ¡Ánimo en tu nueva andadura! Eres persistente y obstinado como buen maño. Adelante, sabes que muchos estamos contigo, aunque no estemos allí.
    Un fuerte abrazo, compañero

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