El
presidente de Telefónica, César Alierta, ha fichado a Rodrigo Rato como miembro
del Consejo asesor en Latinoamérica y Europa. César Alierta, hijo de alcalde
zaragozano, ha pasado como alto ejecutivo o presidente de Banco Urquijo, Tabacalera, Altadis y Telefónica. Sucedió en la presidencia de Telefónica
a Juan Villalonga, compañero de colegio de José María Aznar y dimitido del
cargo por estar imputado en compras oscuras y chanchullos varios, utilizando
información privilegiada, aunque la Comisión Nacional del Mercado de Valores
(CNMV), absolvió a Villalonga de los cargos. La cosa es que en 2010 el Harvard
Business Review otorgó el reconocimiento a Villalonga como uno de los mejores
Directores Generales del mundo. También Alierta estuvo metido en líos y juicios
por el “caso Tabacalera”, tal como reconoció y sentenció la Audiencia
Provincial de Madrid, pero -¡oh, milagro de los cielos!- quedó finalmente
absuelto por prescripción del delito.
De Rato, mejor no hablar. Aún permanecen los efluvios del afterShave que
aireaba en su reciente comparecencia en la Audiencia Nacional, y todos tenemos
presente la honda huella que ha ido dejando en el Gobierno de la Nación, el FMI
y Bankia. Como pago y reconocimiento de todo ello, la Comisión de
Nombramientos, Retribuciones y Buen Gobierno de Teléfonica, S.A aprobó el 4 de
enero de 2013, su incorporación al Consejo de asesores de Telefónica Latam y
Telefónica Europe, que aglutinan los negocios en Latinoamérica y Europa.
Y con ese “Trío de la bencina” estamos aún en la punta más cimera del
“shitberg” de la clase política y de otra gente de igual vivir que ocupan los
sillones, poltronas y chaises longues de empresas, bancos y áureas fundaciones,
como pago y retribución por los servicios prestados. Para ser justos y a decir
verdad, unos cuantos se salvan de la quema, y doy fe de que conozco a unas
cuantas personas que han trabajado muchos años en política, y no están mamando ahora
de las ubres del mundo empresarial y financiero. Pero los socios del club del shitberg son centenares. Quizá
miles. Basta consultar la hemeroteca de cualquier medio decente o preguntar al
señor Google, para ir descubriendo capas medio encubiertas de ese inmenso shitberg
donde dormitan, bien cebados, todos esos expolíticos y allegados de políticos.
Actualmente, sin embargo, hay una pequeña diferencia respecto de otros tiempos
pasados: ahora incluso hacen ostentación ante nuestras narices de su pertenencia
al shitberg.
Veamos, sin salir de Telefónica, a algunas Calliphora erythrocephala, esas moscas necrófagas que van depositando
sus larvas al poco tiempo de que algún ser vivo se torna cadáver: Eduardo Zaplana, expresidente de la Generalitat
Valenciana; Javier de Paz, ex secretario general de las Juventudes Socialistas;
Narcís Serra, exvicepresidente del Gobierno (PSOE); Iván Rosa Vallejo, el
abogado y esposo de la vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría; Paloma Villa, esposa del dirigente
socialista Eduardo Madina; los exjefes de la Casa del Rey Alberto Aza y José
Fernando Almansa, y Alfredo Timmerman, exjefe de Gabinete de Aznar, entre
otros. Ah, se me olvidaba: también Iñaki Urdangarín, duque del Palma, mientras
no se demuestre lo contrario. Aznar, entre otras cosas, asesor externo para Latinoamérica
de Endesa. González, miembro del Consejo de Administración de Has natural
Fenosa.
Huyo lo más lejos posible del shitberg, aterrizo en la parisina Plaza de
la Concordia, recuerdo a Luis XVI y Maria Antonieta, cierro y levanto el puño
porque quiero y necesito hacerlo, me ratifico en que otro mundo es posible y la
utopía es más necesaria que nunca.
Frente al amiguismo de las Calliphora
erythrocephala, a costa del pueblo, quiero también decir que sigo apostando
por la amistad, por la verdadera amistad, que, lejos de quedar encerrada sobre
sí misma, necesita compartir ideas, valores e ideales, para hacerlos realidad
sobre todas las cosas. Pienso en mis compañeras y compañeros de camino, en el
desaliento que a veces nos sobreviene, en la importancia que tiene el ruido de
sus pasos a mi lado y su mirada fijada en el mismo horizonte. Y entonces, con
ellas y con ellos, recobro fuerzas para proseguir el camino.
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