A las 11 horas, una copiosa
multitud compuesta por tres personas (Diana, Nacho y Antonio) han entrado en la
céntrica sucursal de Barclays Bank, en la zaragozana calle del Coso.
Ipso facto, un empleado ha subido a advertir
de nuestra presencia, y a los pocos instantes han hecho su aparición el
director de la sucursal y poco después el director regional de Barclays en
Aragón.
Tras un breve intercambio de
frases que ya van resultando familiares (“Ustedes no pueden estar aquí”; “Sí,
que podemos; ya está viendo usted que podemos”; “Vayan a la calle, allí estarán
mejor, aquí no les está permitido”; “Permitan ustedes que nosotros decidamos
dónde estamos mejor”; “Vamos a llamar a la policía”; “Son ustedes muy libres de
llamar a quien crean conveniente”…), hemos sido recriminados por un cliente
entrado en años al que parecía una provocación nuestra presencia y un error que
pidiéramos en unos de los carteles “Banca Pública”, cuando él ha tenido a bien
aclararnos que Barclays es una entidad privada, y los dos directores
mencionados han intentado convencernos de que nuestros mensajes y protestas
estaban de más en Barclays, de cuya inocencia en el fregado daban fe. Tras
escuchar nuestras respuestas, se han limitado a esperar la llegada de la
policía.
Cuatro números de la policía han
requerido nuestra identificación y nos han invitado cortésmente abandonar el
banco. Una vez fuera, hemos resistido el fuerte viento y el intenso frío
reinantes, mostrando a los viandantes en la confluencia Coso/Plaza España/Don
Jaime nuestros carteles.
La furgoneta policial nos ha
seguido a una distancia cuando hemos emprendido camino hacia una cafetería, a
pocos metros de la que han seguido estacionados. Hemos acabado la jornada
mostrando nuestros carteles en el Paseo
de Independencia, a orillas de la Caja de Ahorros de la Inmaculada, que tanto
aprecio nos mostraron la semana pasada. Hasta el próximo jueves.
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