Lo han llamado Conferencia y allí se han
congregado todos, desde el Buda Felipe hasta ZP, sin que falte un barón, todo
bien organizado por el incandescente Jáuregui. He seguido algunos de sus
discursos; son discursos vacíos, fofos, hinchados de frases estereotipadas y
tópicos. Hay quien puede interpretarlo como un síntoma de indigencia
intelectual, pero la cosa aún es más radical (hay que ir a la raíz): es marasmo
vital, es apatía (carencia de pathos, de
pasión vital), es abulia, es desgana, es que muchos de ellos ni siquiera han
creído conveniente desperezarse un fin de semana de su modorra.
En los tiempos remotos en que aún aludían
algunos de sus dirigentes a Pablo Iglesias y al congreso de Suresnes, se
apresuraron a cambiar a ritmo de marco alemán y corona sueca “socialismo” y
“socialista” por “socialdemocracia” y “socialdemócrata”. Hoy vuelven a llamarse
“socialistas”, seguramente porque han aguado tanto el contenido y las formas,
que ya da igual casi todo, tanto a ellos mismos como a sus votantes.
Hasta hace dos años, tuvieron ocho de
gobierno para hacer realidad lo que repiten elecciones tras elecciones en su
programa electoral. ZP hizo cosas valiosas en el ámbito de los derechos
personales y sociales, pero él y su partido se arredraron ante el poder: la
iglesia católica, el empresariado y la gran banca. Rajoy se ha limitado a
asestar el bajonazo final al pueblo en la casquería del PP.
El problema más grave del PSOE es que ya
no es creíble. Pueden escribir la Enciclopedia Británica sobre lo que van a
hacer. La gente ya no les cree. Han perdido todo el crédito. Unos centenares de
burócratas de partido, a los que Pablo Iglesias les quitaría el carné de
militante nada más verlos, seguirán viviendo del partido si nada cambia, si
apenas nada se mueve. Hablan de primarias y de candidatos, olvidando que nos
traen sin cuidado sus primarias y sus candidatos. Queremos saber qué piensan y
qué quieren no sobre un papel o ante un micrófono, sino en la calle, con la
ciudadanía, especialmente la que más dentelladas sufre cada día del sistema que
tan bien les da de comer.
El periodista y escritor Félix Población
publicaba recientemente en DIARIO DEL AIRE un artículo (La imagen del PSOE de las puertas giratorias) donde reseñaba,
citando una publicación del también periodista Andrés Gil, algunos políticos
socialistas/socialdemócratas de toda la vida, que actualmente sirven a y viven
de las empresas energéticas: Elena Salgado y Pedro Solbes (Endasa), Felipe González (Gas
natural), Manuel Marín y Braulio Medel (Iberdrola), Migue Ángel Lasheras, Ramón
Pérez Simarro y Dionisio Martínez (Enagás), Josep Borrel (Abenogoa), Luis
Carlos Croissier y Paulina Beato (Repsol).
Leo en el web oficial del PSOE:
“El
Partido Socialista Obrero Español, con más de 130 años de historia, es una
organización política de la clase trabajadora y de los hombres y mujeres que
luchan contra todo tipo de explotación, aspirando a transformar la sociedad
para convertirla en una sociedad libre, igualitaria, solidaria y en paz que
lucha por el progreso de los pueblos”.
En ese mismo web Rubalcaba habla de “la
política, tal y como la concebimos en el PSOE” (quizá se encuentren algunas
diferencias y discordancias):
“La política, tal y como la
concebimos en el PSOE, consiste en escuchar para mejorar lo que se hace, y en
explicar diariamente a la ciudadanía todo lo que hemos hecho y lo que vamos a
hacer. Este diálogo constante entre los representantes políticos y el conjunto
de los ciudadanos y ciudadanas, permite que la política no pierda su conexión
con la realidad, y fortalece el conjunto del sistema democrático”.
(¡¡¡¿Por qué, al menos, no se callan?!!!)
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