Vale, no siempre puedes conseguir lo que
quieres, pero siempre hay que intentarlo.
0º y niebla se está convirtiendo en un
estribillo del cancionero habitual de cada día. Hoy, sin embargo, al volver a
casa a las 13 horas el termómetro marcaba +2º.
Por la tarde, una entrevista en una emisora de
radio sevillana. Mañana, la fiesta en el Centro Cívico de La Almozara (20
horas, viernes, 13 de diciembre). Espero y deseo que muchas personas nos
encontremos allí para celebrar la fiesta de la libertad y de los derechos humanos
y ciudadanos.
Jornada plácida, a pesar del frío. Marga
y el perroflauta motorizado han estado en el portal de la Consejera toda la mañana. Pilar ha
venido hacia las doce a traernos un caldo caliente y casero que nos ha venido
de maravilla. Charo nos ha hecho compañía durante un ratito. Otras personas,
pocas, han saludado o se han detenido a charlar unos minutos.
Por otro lado, no hay forma de que
algunas personas y/o asociaciones entiendan o acepten que no voy a pagar ni a
voy a recurrir la sanción que me ha impuesto la Delegación del Gobierno.
Lo peor de todo es que lo califican de “error” sin haber
indagado antes los posibles motivos que me mueven a tomar una decisión que me
afecta de forma directa, pues para alguna gente es un axioma que hay que llevar
estos “abusos” a los tribunales
Quizá no entienden que condición fundamental para llevar
algo a tribunales o recurrir una sanción es reconocer o no a tales tribunales o
a los poderes legislativos o ejecutivos que los complementan. Considero que,
dado que el poder está cercenando y demoliendo los derechos fundamentales de
los seres humanos, sus libertades y sus derechos cívicos y sociales, esto pone de manifiesto la ilegitimidad de
ese poder. Y mediante la negativa a pagar o recurrir, estoy diciendo públicamente
que su autoridad es ilegítima.
Si recurro, reconozco como interlocutor a quien ha puesto
la sanción o la sentencia. Y no es el caso. En mi opinión, ha llegado el
momento de la desobediencia civil y de las acciones directas noviolentas contra
las instituciones del Estado en su propio seno, su propio funcionamiento y en
sus propias sedes. Por lo mismo, cada vez soy más reacio a reunirme tanto,
concentrarme tanto, manifestarme tanto, hablar tanto: eso apenas hace mella en
el poder, que sigue recortando a troche y moche.
Es incuestionable que lo que yo haga o deje de
hacer pertenece esencialmente a mi conciencia, solo a mi conciencia y nada más
que a mi conciencia. Precisamente por ello, sé que no estoy solo y cuento con
otros muchos hombres y mujeres dispuestos a recorrer el mismo camino hacia los
mismos horizontes.
Venga, a bailar. El perroflauta motorizado ya está
en el centro de la pista, todos los focos y luces sobre él, dispuesto a hacerse
el rey de la pista.
Hasta mañana
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