Mi buen amigo Toni, me envía el siguiente
enlace http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/iglesia/nuevo-ministro-interior-explica-su-reencuentro-dios-despues-anos-darle-espal,
donde se transcribe la entrevista que el director del semanario Alba, Gonzalo Altozano,
realizó hace dos años al entonces recién estrenado ministro de Interior, Jorge
Fernández Díaz, cuyo hilo conductor es su “conversión”
religiosa después de años de vivir ajeno a la religión. El giro fue copernicano,
pues, como mínimo, desde 1997 es miembro supernumerario del Opus Dei.
La entrevista se realiza en su
despacho del Congreso de los Diputados, y lo primero que en ella se resalta es
el buen humor del ministro, “del que anda sobrado”, en contraste con la mala
sombra de Zapatero, “al que pocos le han encontrado la gracia”. Como se ve, la
entrevista está henchida desde el principio de caridad cristiana. Entre sus
grandes rasgos de humor, descuellan últimamente, por ejemplo, la chistosa
implantación de las concertinas en las vallas de Ceuta y Melilla, o su
inminente y graciosísima Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana, por la
que los menesterosos y perroflautas de la nación deberán bajar enormes sumas de
dinero por importunar el orden, la seguridad y la intimidad personal de los
ricos y los poderosos.
Fernández Díaz, guiado sabiamente
por su Director Espiritual, también del Opus Dei, se siente confortado cada día
con su “plan de vida, muy próximo a la espiritualidad del Opus Dei: ir a misa
todos los días, rezar el Rosario, hacer un rato de oración, otro de lectura
espiritual…”. Con tanta oración no le da tiempo para presenciar un solo
desahucio de personas que han vivido por encima de sus posibilidades o para
hablar unos minutos con la ciudadanía que padece los recortes y con algunos de
los seis millones de parados del país.
Confiesa este piadoso ministro del
Interior, que “aunque parezca que le
hayamos cerrado la puerta, aunque a veces no lo queramos ver o escuchar, tengo
la íntima convicción de que Dios está muy presente en el Congreso. Las Cortes
son el órgano legislativo del Estado y Dios, el gran legislador del universo”. Y
si alguna ley civil está en contra de la ley de dios, un buen golpe de Estado, sangriento
o soterrado, lo arregla todo.
Nada tiene, pues, de extraño
que Fernández Díaz viva la política, no
como antes, que estaba “instalado en el relativismo”, sino “como un magnífico
campo para el apostolado, la santificación y el servicio a los demás, como mi
vocación personal y específica, el lugar donde Dios quiere que esté. Para un
católico, dedicarse a la política, aquí y ahora, es un reto apasionante”. Si,
de paso, los dependientes se queda, de hecho,
sin ley de dependencia o los inmigrantes se quedan sin atención
sanitaria, eso ya no es cuestión personal, sino obra solo de la Providencia
divina.
En efecto, inspirado en el
providencialismo de un tal Vittorio Messori, “analiza los acontecimientos
teniendo en cuenta que Dios es el Señor de la Historia, del Tiempo, de la
Cronología”. En otras palabras a Fernández Díaz le pone “ese tipo de visión de
los hechos que se incardina en lo que se llama Teología de la Historia”. Dios, pues, en su teología de la historia, le ha puesto, en
lugar de en un taller o una mina, de Delegado provincial de Trabajo en
Barcelona, de Gobernador Civil, de Concejal, de Diputado, de Secretario de
Estado, de Vicepresidente Tercero en el Congreso de los Diputados y, por
último, de Ministro del Interior. Ese
mismo dios le llevó ni más ni menos que a Las Vegas, invitado por el
Departamento de Estado, para que se convirtiera, diciéndole: “Hasta aquí hemos
llegado. O caixa o faixa”. La Agencia
de Viajes divina da para Salou o para las Vegas, según sus misteriosos
designios.
Se
encuentra cómodo en el PP, “cuyo ideario ocupa un lugar importante el humanismo
cristiano”, y en su lectura de Henri Nouwen reconoce plenamente que este autor
da en el clavo en sus investigaciones sobre los misterios de Lourdes y Fátima,
entre cutos secretos está que tanto en” la Unión Soviética como en numerosos países del
Este, se produjera la caída del régimen comunista que propugnaba el ateísmo”.
Señor ministro del Interior, don Jorge Fernández Díaz,
considerandoesta entrevista y su actuación directa en razón de su cargo,
permítame solo dos consejos: no mentirás, no matarás.
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