Comienza la tercera semana. Tras
pasar una noche algo toledana por motivos de salud, finalmente la jornada ha resultado
tranquila. Dispuestos mis carteles y mi camiseta, la hora y media de cada mañana
ante el portal de la Consejera de Educación ha resultado plácida, algo plomiza
también como el tiempo.
Formo parte ya del decorado
habitual de la calle Alfonso. Nos damos los buenos días el cartero, el hombre
del servicio de limpieza, la dependienta, el vendedor de lotería, los
inquilinos del portal que salen y entran (casi todos mirándome con algo de
fastidio y desconfianza). Se acercan y
hablan un rato conmigo quienes están de acuerdo con mi presencia y el mensaje
de los carteles, unos pocos espetan reproches y reivindican la escuela que cada
uno quiera (se refieren a la escuela privada y concertada), el cheque escolar,
la LOMCE, etc. Algunos animan, otros me cuentan sus problemas, otros siguen sacando
fotos, especialmente los relacionados con familiares perjudicados por los
recortes en educación y profesorado.
Formo parte del decorado y
reflexiono sobre ellos durante un buen rato. El ser humano se habitúa a todo,
especialmente a contemplar algo que le concierne directamente como si no le
concerniera. El ser humano es capaz de hacerse con una gruesa y dura concha,
que le protege de la intemperie de la vida real y concreta. Me gustaría en esos
momentos decírselo a alguien, recibir un email que me comunicara que otra
persona está ante el portal de la Presidenta del Gobierno aragonés en Gran Vía.
El perroflauta piensa y piensa, siente y siente, mientras su perro le lame una
mano que pasa por los agujeros de su flauta tocando torpemente (le faltan dos
falanges de esa mano) We shall overcome some day.
Caen pequeñas gotas de lluvia
hacia las doce. A las doce y media el coche de policía de siempre pasa por su
lado. El perroflauta saluda con su mano y los dos policías vuelven a reír y
saludan, a su vez, con la mano. Mientras recoge, el coche de la policía queda
quieto a unos diez metros de distancia. El perroflauta sube la calle Alfonso,
ve al vendedor de lotería (ha sido profesor en un instituto, pero ahora está en
el paro y vende lotería), se para a charlar un momento con él, y observa que el
coche policial ha dado la vuelta y está a escasos metros de distancia. Se detiene
a su vera, el policía baja la ventanilla, y saluda de nuevo.
Me dicen que “están conmigo”,
con mi gesto de cada día, que están de acuerdo con mi reivindicación. Uno de
ellos me cuenta que no podría ser de otra forma, pues su novia es profe de
música, y el otro confirma una y otra vez su acuerdo conmigo. El perroflauta es
parte del decorado, cae bien, suscita simpatías. Los policías me piden el
nombre y les proporciono una tarjeta con todos mis datos. Quieren saber mi año
de nacimiento. Pero no me piden el DNI, no me identifican formalmente, al igual
que los dos policías de paisano del jueves pasado. Mientras no seamos más de 20
no hay problema, me advierten.
Mientras vuelvo a casa, me
acarician una lluvia fina y también la idea de que un día lleguemos a juntarnos
allí 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20…. personas.
Alguna mañana de estas intentaré acompañarte. La semana que viene habrá plebiscito ciudadano y estoy dedicando parte de mi mucho tiempo libre a movilizar la causa.
ResponderEliminar#GobiernoDimision #JaqueAlRegimen #NoEsUnaCrisisEsUnaEstafaCriminal
Será un placer verte
ResponderEliminarun abrazo
¡No queremos noches toledanas! Te deseo que estés como una rosa, este perro flauta es como un mastín del pirineo.
ResponderEliminarUn abrazo no sabes como de fuerte
Carmina
Eres grande, compañera. Como el abrazo que te mando
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