lunes, 3 de junio de 2013

Diario de un perroflauta motorizado, 1



Hoy ha sido el primer día.
Tras entregar un escrito en la Delegación del Gobierno en Aragón, me he plantado a las 11 de la mañana con mi camiseta (“Escuela de todos para todos”) y mi cartel plastificado (“Escuela publica, sí. Recortes, no”) en el nº 26 de la calle Alfonso I de Zaragoza, donde tiene el domicilio la actual Consejera de Educación.
 Todo ha transcurrido con normalidad. Hasta las 12,30, solo se ha acercado  un lector de mis artículos y trabajador en un banco que unos cuantos ocupamos una mañana, con visita y desalojo posterior de la policía.  Unos amigos pasaban por allí y hemos estado hablando un rato. Incluso una señora bien vestida y gafas oscuras (no debió de leer bien el cartel…) se acercó para darme un billete de cinco euros, suponiendo que yo estaba pidiendo allí (“perroflauta motorizado”, me acaba de escribir un amigo en un entrañable email).
Miles de personas han desfilado ante mí en esa hora y media de la mañana soleada.
¿La policía? Ha pasado de largo varias veces.
(¿Tendré que aprender a metabolizar la soledad y la indiferencia?)

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