Hoy he entregado este escrito, dirigido al Delegado del Gobierno
en Aragón y entregado en la sede de la Delegación del Gobierno con el
nº de registro: 34796/RG 1702607.
Entre
otras cosas, se le insta en él a reflexionar sobre las consecuencias de
la política socioeconómica del Gobierno que representa y a abandonar el
sistemático recurso sancionador como única respuesta frente a la
ciudadanía que reivindica sus derechos y denuncia la merma diaria de
los mismos.
Zaragoza, tres de junio de 2012
Delegación del Gobierno en
la Comunidad Autónoma de Aragón
Plaza
Nuestra Señora del Pilar, s/n
50003 - ZARAGOZA
50003 - ZARAGOZA
A
la atención del Sr. D. Gustavo Alcalde Sánchez
Delegado del Gobierno en Aragón
Respetable
señor Delegado del Gobierno en Aragón:
El
cumplimiento del deber de un político y un gobernante no se circunscribe a un
reglamento o un código concreto de conducta. La ciudadanía supone que saben por
qué y para qué son lo que son y están donde están, así como que sus señas de
identidad no provienen de la oficialidad de su cargo, sino del pueblo del que
procede todo poder y cuyos intereses deben servir.
Permítame
decirle que, como Delegado del Gobierno en Aragón, además de sus funciones
constitucionales de representar al Gobierno central, dirigir la
Administración del Estado en Aragón y coordinarla con la Administración
aragonesa, su función principal es contribuir a la realización efectiva de las
libertades y los derechos fundamentales establecidos en esa misma Constitución
y a los que cualquier otra medida y acción deben estar supeditadas.
En este mismo orden de cosas, Vd.
debería saber que el pueblo aragonés está sufriendo numerosos y
deshumanizadores recortes en sus libertades y derechos, perpetrados por las
Administraciones central y autonómica entre las que usted está orgánicamente ubicado.
Basta repasar someramente las últimas actuaciones gubernamentales con las
personas trabajadoras en el ámbito público o privado –sometidas a empleos cada
vez más precarios y a salarios cada vez más exiguos-, las desahuciadas, desempleadas,
dependientes, pensionistas, etc. Personalmente, he tenido el honor y el
privilegio de estar en contacto directo con algunos de esos colectivos y debo
comunicarles que son personas excelentes y seres humanos que enriquecen con su
solidaridad y valentía. Por eso no se merecen el trato que usted y el Gobierno
que representa están propinando a algunos de ellos.
La respuesta justa y adecuada a sus
problemas no debe ser la represión, la multa, la sanción o la presencia
inmediata de la policía en cualquier evento, por muy pacífico y solidario que
pudiere ser. La ciudadanía, en general, pero especialmente el desempleado, el
desahuciado, el pensionista, el enfermo crónico, el dependiente, el personal
sanitario o docente, esperan de usted medidas reales y efectivas para que sus
derechos constitucionales (vivienda, trabajo, salud, educación, etc.) sean
realidades tangibles.
España y Aragón se están
convirtiendo en un país donde una
minoría cada vez vive mejor y es más rica, a la vez que una porción cada
vez mayor de la población se sitúa por debajo del umbral de la pobreza. Eso no
ocurre a pesar de las medidas adoptadas por su Gobierno, sino a causa de que
tales medidas están conduciendo inexorablemente a tal situación. Usted está
empleando una mano muy dura contra algunos miembros y colectivos de la
comunidad aragonesa que han manifestado públicamente sus denuncias y
reivindicaciones. Permítame invitarle a reflexionar que su Gobierno efectúa los más duros “escraches” cada vez que,
amparado en leyes y normativas, deja a una persona en la calle, sin vivienda,
sin trabajo y sin otro futuro que su propia desesperación.
Por eso mismo, le invito también a
abandonar el recurso sancionador y represor, y así recuperar las señas de
identidad más auténticas de todo político y gobernante: servidor público del
pueblo, fomentador de sus libertades y sus derechos fundamentales. Por la vía
del castigo y del miedo no se solventan los problemas. Por el contrario, estos
se avivarán y crecerán de forma imparable.
Atentamente se despide
Fdo. Antonio Aramayona
En Zaragoza, tres de junio de 2013
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