Publicado hoy en el Periódico de Aragón
Ana, José Luis y Ángel llevan diez días en huelga de hambre. Desde el pasado 20 de
mayo, sus 1.500 compañeros y compañeras de la limpieza de los centros
sanitarios públicos en Aragón luchan también en una ejemplar y fiera huelga
indefinida para que los patronos respeten su convenio actual, que expira en
julio. Son mujeres y hombres que sostienen familias con modestos sueldos y no
piden aumento de salario ni algo extraordinario, sino solo no quedar a merced
de la Ley de la Reforma Laboral del Partido Popular, pudiendo obtener entonces
los patronos sus beneficios a costa de reducir personal y pulverizar las
actuales condiciones de trabajo.
En medio del conflicto, el
Consejero aragonés de Sanidad, Ricardo
Oliván, afirma que ni puede ni debe inmiscuirse en las reivindicaciones del
personal de limpieza sanitaria o en la cerrazón negociadora de las empresas,
pues, según él, se trata de un problema
privado entre partes privadas. Suena a ese ejemplo clásico de dilema torticero:
“si ocurre lo primero, descansaré eternamente, si ocurre lo segundo, seré
eternamente feliz”. Parece increíble, pero el Consejero de sanidad afirma que
no son de su competencia las condiciones laborales del personal de limpieza de
los hospitales y centros de salud públicos de Aragón. Eso sí, el señor Oliván
es el primero en manifestar públicamente su preocupación, vomitando palabrería,
para después dejar manifiesto que sus obras brillan por su ausencia, no sea que
le causen algún tipo de problema.
Ha llegado hasta nosotros la
historia legendaria de que Euclides,
al constatar la dificultad de algunos de sus alumnos para entender la
proposición 5 de los Elementos (en un triángulo a lados
iguales les corresponden ángulos iguales, y viceversa), ideó la expresión “puente
de los asnos” (conocida en la Edad Media como pons asinorum) para describir los requisitos mínimos necesarios en
cualquier materia o destreza, que, en el caso de no poder ser superados,
muestran la ineptitud para aprender o llevar a cabo esa materia. O entiendes la
proposición 5 o te recomiendo dedicarte a otra cosa. O el burro cruza el puente
y sigue su andadura, o no tiene más remedio que reconocer su ineptitud, dar la
vuelta y buscar otras sendas diferentes. Franquear el puente es lo primero y básico
que el asno debe hacer si quiere proseguir el camino emprendido; de no ser así,
el asno debe desistir de su empeño, reconocer su incapacidad y dedicarse a otra
cosa.
El médico que se marea si ve
sangre o quien aspira a ser un buen pianista pero no puede ver el solfeo ni en
pintura o el actual Consejero de Sanidad, lo van a tener muy difícil, pues se
quedarán en muchas situaciones a pie de puente, sin poder traspasarlo. Un
consejero de Sanidad que afirme que el problema fundamental del personal sanitario
de limpieza de sus hospitales y centros de salud no le concierne pone de
manifiesto su incapacidad para cruzar el puente de los asnos. Debería reconocer
su ineptitud, renunciar a su cargo y volver a enseñar Turismo, que es a lo que
se dedicaba.
El puente de los asnos es
ubicuo. En muchos sitios la mano invisible de Adam Smith señala con el dedo a personas de su confianza (no tienen
por qué ser inteligentes, pero sí fieles cual capataz que vigila con mano de
hierro a la peonada), que a su vez nombran a dedo a otras personas que
nombrarán igualmente a dedo a otras más
para que se hagan cargo de alguna Consejería. Al Consejero Oliván (¡o a la
Consejera Serrat!) también lo nombró
algún dedo inquilino del zaragozano Edificio Pignatelli, pero desde entonces lava
sus manos en las aguas marrones del río, sin acertar a cruzar el puente, sin
explicar (para eso hace falta previamente saber y entender) por qué lo privado
es más barato o eficiente que lo público, por qué el personal de limpieza de un
hospital pertenece menos a Sanidad que
el servicio de neurocirugía del Hospital Clínico, o por qué esa manía de
plantear la sanidad y la salud solo en términos de rentabilidad sin que al
Consejero de Sanidad se le caiga la cara de vergüenza.
El
jueves pasado, IU presentó una moción, apoyada por CHA y PSOE, en solidaridad
con las trabajadoras de limpieza de las centros sanitarios de Aragón (PP-PAR
rechazaron la moción, por supuesto). Solo acabados los debates y exposiciones,
la Presidenta del Gobierno, L.F. Rudi, y su Consejero de Sanidad se
dignaron entrar en el Pleno de las Cortes en el momento de la votación. Todo un
símbolo de la casposa realidad que nos gobierna.
En el
local donde resisten Ana, José Luis y Ángel, entre colchonetas, papeles y
muchos compañeros y compañeras más en lucha, resuena firme el lema “la limpieza
no se rinde”. Desconozco si Oliván lo entiende, pues sigue sin saber cruzar el
puente de los asnos. ¿Por qué no da media vuelta con su colega Serrat y dimiten
de una vez?
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