miércoles, 12 de junio de 2013

Oliván y el puente de los asnos





 Publicado hoy en el Periódico de Aragón
Ana, José Luis y Ángel llevan diez días en huelga de hambre. Desde el pasado 20 de mayo, sus 1.500 compañeros y compañeras de la limpieza de los centros sanitarios públicos en Aragón luchan también en una ejemplar y fiera huelga indefinida para que los patronos respeten su convenio actual, que expira en julio. Son mujeres y hombres que sostienen familias con modestos sueldos y no piden aumento de salario ni algo extraordinario, sino solo no quedar a merced de la Ley de la Reforma Laboral del Partido Popular, pudiendo obtener entonces los patronos sus beneficios a costa de reducir personal y pulverizar las actuales condiciones de trabajo.
En medio del conflicto, el Consejero aragonés de Sanidad, Ricardo Oliván, afirma que ni puede ni debe inmiscuirse en las reivindicaciones del personal de limpieza sanitaria o en la cerrazón negociadora de las empresas, pues, según él,  se trata de un problema privado entre partes privadas. Suena a ese ejemplo clásico de dilema torticero: “si ocurre lo primero, descansaré eternamente, si ocurre lo segundo, seré eternamente feliz”. Parece increíble, pero el Consejero de sanidad afirma que no son de su competencia las condiciones laborales del personal de limpieza de los hospitales y centros de salud públicos de Aragón. Eso sí, el señor Oliván es el primero en manifestar públicamente su preocupación, vomitando palabrería, para después dejar manifiesto que sus obras brillan por su ausencia, no sea que le causen algún tipo de problema.
Ha llegado hasta nosotros la historia legendaria de que Euclides, al constatar la dificultad de algunos de sus alumnos para entender la proposición 5 de los Elementos (en un triángulo a lados iguales les corresponden ángulos iguales, y viceversa), ideó la expresión “puente de los asnos” (conocida en la Edad Media como pons asinorum) para describir los requisitos mínimos necesarios en cualquier materia o destreza, que, en el caso de no poder ser superados, muestran la ineptitud para aprender o llevar a cabo esa materia. O entiendes la proposición 5 o te recomiendo dedicarte a otra cosa. O el burro cruza el puente y sigue su andadura, o no tiene más remedio que reconocer su ineptitud, dar la vuelta y buscar otras sendas diferentes. Franquear el puente es lo primero y básico que el asno debe hacer si quiere proseguir el camino emprendido; de no ser así, el asno debe desistir de su empeño, reconocer su incapacidad y dedicarse a otra cosa.
El médico que se marea si ve sangre o quien aspira a ser un buen pianista pero no puede ver el solfeo ni en pintura o el actual Consejero de Sanidad, lo van a tener muy difícil, pues se quedarán en muchas situaciones a pie de puente, sin poder traspasarlo. Un consejero de Sanidad que afirme que el problema fundamental del personal sanitario de limpieza de sus hospitales y centros de salud no le concierne pone de manifiesto su incapacidad para cruzar el puente de los asnos. Debería reconocer su ineptitud, renunciar a su cargo y volver a enseñar Turismo, que es a lo que se dedicaba.
El puente de los asnos es ubicuo. En muchos sitios la mano invisible de Adam Smith señala con el dedo a personas de su confianza (no tienen por qué ser inteligentes, pero sí fieles cual capataz que vigila con mano de hierro a la peonada), que a su vez nombran a dedo a otras personas que nombrarán igualmente a dedo a  otras más para que se hagan cargo de alguna Consejería. Al Consejero Oliván (¡o a la Consejera Serrat!) también lo nombró algún dedo inquilino del zaragozano Edificio Pignatelli, pero desde entonces lava sus manos en las aguas marrones del río, sin acertar a cruzar el puente, sin explicar (para eso hace falta previamente saber y entender) por qué lo privado es más barato o eficiente que lo público, por qué el personal de limpieza de un hospital pertenece  menos a Sanidad que el servicio de neurocirugía del Hospital Clínico, o por qué esa manía de plantear la sanidad y la salud solo en términos de rentabilidad sin que al Consejero de Sanidad se le caiga la cara de vergüenza.
El jueves pasado, IU presentó una moción, apoyada por CHA y PSOE, en solidaridad con las trabajadoras de limpieza de las centros sanitarios de Aragón (PP-PAR rechazaron la moción, por supuesto). Solo acabados los debates y exposiciones, la Presidenta del Gobierno, L.F. Rudi, y su Consejero de Sanidad se dignaron entrar en el Pleno de las Cortes en el momento de la votación. Todo un símbolo de la casposa realidad que nos gobierna.
En el local donde resisten Ana, José Luis y Ángel, entre colchonetas, papeles y muchos compañeros y compañeras más en lucha, resuena firme el lema “la limpieza no se rinde”. Desconozco si Oliván lo entiende, pues sigue sin saber cruzar el puente de los asnos. ¿Por qué no da media vuelta con su colega Serrat y dimiten de una vez?











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