Aprieta el calor a partir de las
doce. Jornada plana, sin aristas. Si una persona acepta la octavilla, las que
le siguen después la toman sin problemas. Si, en cambio, la primera la rechaza,
es muy posible que el resto diga igualmente que no la quiere.
Hoy he saludado a una buena
amiga, arquitecta, acompañada de su hermana. Ayer la despidieron ipso facto. “Toma,
aquí tienes el finiquito. Firma y no vuelves más”. Parece irreal, pero es
producto de la Reforma Laboral del PP. Me he quedado noqueado, sin poder decir
una palabra.
Ofrecer sin cesar papeletas a
los viandantes de la calle Alfonso es agotador. Quizá hoy más que otras veces.
A las doce, he recogido carteles y octavillas, y he ido en busca de otras soluciones:
unos buenos amigos, de corazón muy grande, han realizado un cartel, llamativo y
pedagógico, que recoge el mismo mensaje de las octavillas. Mañana lo estrenaré.
Hace las veces de las octavillas, pero solo es preciso leerlo, aun a cierta
distancia, para enterarse bien de dónde, por qué y para qué estoy allí. No sé
si les va a gustar a los agentes del orden… Mañana se verá.
Muchas gracias por el ejemplo y la inyección de energía que nos das.
ResponderEliminarAl leerte se me ha ocurrido recomendarte una herramienta, por si os puede ser util, para hacer octavillas al tamaño que querais con una impresora casera.
http://www.soygik.com/como-crear-un-poster-de-gran-tamano-varias-paginas-a4/
Gracias por el enlace. Lo guardaré, pues puede ser útil. Por suerte, tengo amistades que hacen todo eso de forma magnífica.
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