PUBLICADO HOY EN EL PERIÓDICO DE ARAGÓN
La DGA
dice contar con un dinero que ni mucho menos tiene seguro: 250 millones, de los que 150 millones están
supeditados al acuerdo final sobre flexibilización del objetivo de déficit con el Gobierno central y los otros
100 millones son un préstamo del Banco Europeo de Inversiones, que no contará
como déficit, sino como deuda a pagar por todos los aragoneses. 84 de esos
presuntos millones se destinarían a la creación de empleo, principalmente de
menores de 30 años y mayores de 45 (¡ay de quienes estén en la franja 30-45!).
Ahora
la Presidenta Rudi quiere iniciar
conversaciones para “enriquecer” el Plan, ya elaborado y empaquetado,
denominado Impulso 2013, con los grupos parlamentarios y los agentes sociales
(empresarios y sindicatos), que no parecen exigir una discusión previa desde
los fundamentos mismos del Plan. Como botón de muestra, Julián Buey, secretario general de Comisiones Obreras de Aragón,
dejaba escrito el 29 de mayo que “CCOO vamos a trabajar en los próximos días en
aportaciones para mejorar este plan. Esperamos ser tenidos en cuenta”. Un buen
y fiel escudero, debe de pensar la presidenta aragonesa ante semejante crítica.
¿Impulso
2013? ¿Otro Plan más? En febrero de 2012 el Consejo de ministros aprobaba por
Decreto-ley la Reforma de la Ley Laboral
y a finales de marzo se producía una huelga general contra la Reforma, que no
hizo mover una pestaña a nadie dentro del PP gobernante. Pues bien, por muy surrealista que parezca, entre
ambas fechas, el 8 de marzo, se instauró el Acuerdo Social para la
Competitividad y el Empleo de Aragón, firmado por el Gobierno PP-PAR, las
organizaciones empresariales y los sindicatos UGT-CC.OO. Los resultados, a día
de hoy, son palmariamente evidentes: 6,2 millones de parados en España, 144.000,
en Aragón (27% y 22,36% de tasa de paro, respectivamente). En otras palabras,
el pueblo lleva contemplando diariamente desde hace años solo miles de
cadáveres en las cunetas del extenuante camino que le toca recorrer. ¿Para que
un nuevo Plan para el empleo? ¿De qué ha servido el anterior? ¿Qué han estado
haciendo UGT y CC.OO. tras su firma y como seguimiento?
Y eso no es todo. Ateniéndonos a la
nuda realidad, un reducido número de personas acceda temporalmente a un empleo
precario y mal pagado, pues el trabajador (convertido en mercancía barata en el
“mercado” laboral) ha quedado supeditado a los planes demoledores de los
poderes económicos y financieros que nos gobiernan. No se trata solo de la
cantidad de empleados y desempleados, sino de examinar la calidad misma de los
empleos existentes: pocas personas hacen ya planes a medio o largo plazo, pues
pueden quedarse de improviso sin empleo por decreto del patrón, su sueldo cada
vez es más exiguo y merma más en relación con el incremento del coste de la vida
y tiene grabado a fuego que debe quedarse quieto, pues quien se mueva corre el
riesgo de quedarse ipso facto en la calle.
Así las cosas, vuelve a la mente la
pregunta de qué han estado haciendo hasta la fecha los sindicatos firmantes del
Acuerdo 2012 sobre empleo, en representación de una ciudadanía que tiene el
derecho y la obligación constitucional de trabajar, y, en vistas de los
resultados obtenidos, qué papel están dispuestos a representar en las
conversaciones sobre el Plan Impulso 2013 convocadas por el Gobierno aragonés.
Estamos padeciendo un golpe de mano
neoliberal que recorta sin tregua derechos y servicios sociales y que consigue
cada día dar un paso más en la instauración de un régimen económico y político que
arrase con el “estado de bienestar” anterior. Un golpe de mano
deshumanizador y en contra/al margen de
las personas, salvo para los golpistas (financieros, defraudadores y
especuladores), sus lacayos políticos listeros (listero: “en las
obras, persona encargada de pasar lista para comprobar la presencia de los
operarios”), la fuerza represiva (se destinarán entre 2012 y 2016 10
millones de euros para material de antidisturbios), el ejército (crédito
extraordinario de 1.000 millones para que Defensa pueda pagar los compromisos
adquiridos de armamento de 2013) y la iglesia católica (no ha sufrido un solo
recorte y es incierto que sea incluida en la futura Ley de Transparencia).
¿Qué harán los sindicatos
mayoritarios ahora? ¿Tendrán la dignidad al menos de no sentarse o levantarse
de la mesa, tras denunciar ante el Gobierno y el empresariado que con la actual
Reforma Laboral solo es posible contribuir a la diaria carnicería laboral que
estamos contemplando? ¿Se darán cuenta al menos de que con 84 millones para
empleo solo es posible realizar una buena maniobra propagandística? ¿Dejarán
sus despachos y mesas negociadoras para hablar en la calle con los parados, los
desahuciados, las mareas, las asociaciones cívicas, los mendigos de última
generación, los que comen una vez al día un yogur y un panecillo mientras se
dan una vuelta por algún supermercado…?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si lo deseas, puedes hacer el comentario que consideres oportuno.