Hoy
millones de estrellas brillaban en mi interior a plena luz del día: mi primer
nieto vendrá a este complejo y maravilloso mundo el 4 de noviembre, si todo va
según lo previsto. Me he tomado un café antes de llegar al portal de la
Consejera y allí mismo he comenzado a escuchar la octava Sinfonía de Ludwig. No
sé si lee mis labios o ya oye bien, pero la cosa es que ha respondido con un
“de nada”, acompañado de una amplia sonrisa, nada más decirle “gracias”. La
octava Sinfonía es una de las preferidas de Javier, mi hijo, el padre de la
criatura a punto de nacer. Este es, como sabrás, su primer movimiento:
Ayer
recibí muchas palabras de ánimo y percibí mucho cariño por esos 100 días del
perroflauta motorizado en el portal de la Consejera de Educación.
Quiero
dejar aquí uno de ellos, de Lazarillo, de Félix, director de Diario del Aire, de muy recomendable
visita y lectura, que de vez en cuando acoge algunos de mis artículos y
escritos. Publica
el último post del Diario
de un perroflauta motorizado e incluye la siguiente “Nota de Lazarillo:
“Constancia
y ánimo para otros cien días, amigo Antonio, admirado profesor. Se necesita
gente como tú. Solo lamento no vivir en Zaragoza para acompañarte muchas
mañanas junto a ese portal donde vive una ausente. ¿Cómo se puede ser nada
menos que Consejera de Educación ignorando durante cien días tu testimonio? Eso
demuestra la poca razón y corazón que asiste a nuestros políticos en una
materia donde si no se conjugan inteligencia y sensibilidad, poco se puede
hacer y mucho se puede deshacer, tal como está ocurriendo. Te mando un fuerte
abrazo con la música de nuestro admirado Ludwig sonando en tu honor”.
Me ha
sabido a gloria, pues también los perroflautas motorizados necesitan caricias
verbales y emocionales.
Un
hombre ha pasado como una centella por delante del portal, a la vez que
mascullaba con rabia: “¡¡Otra vez el Aramayona dando la tabarra por ahí!!”. Llevaba
bigote (otro nostálgico de bigotes caudilleros). Mi próxim@ niet@ (si él o si
ella, sus papás no quieren saberlo hasta el momento de su nacimiento) me da hoy
tanta fortaleza, tal visión certera de la vida, que no me importa la saña y el
rencor de ese hombre. Es@ niñ@, al fin y al cabo, es mi razón de vivir.
Una
niña de un año y medio, muy mona, coletitas a los lados, corre, mientras emite
grititos, hacia la tienda de Walt Disney, distante unos quince metros del
portal de la Consejera. El perroflauta motorizado observa la escena, sus papás
unos metros detrás de la niña. Esta no se detiene ante los escaparates
multicolores y repletos de los personajes típicos de Disney, entra directamente
a tienda: seguramente, quiere comprar, que le compren por enésima vez lo que
pida o, al menos, algo de lo que pida. El perroflauta motorizado tiene la
certeza de que, conociendo a sus papás, su niet@ no hará eso ni será así. Y vuelve
a cantar en sus adentros “Otro mundo es posible”.
Un
hombre de mediana edad lee durante bastante rato el cartel. Levanta después la
vista hasta el perroflauta motorizado, y dice con voz sonora: “¿Qué valor
tiene!”. Mairena aprovecha la ocasión para preguntar a aquel hombre que “valor”
lo demuestra una persona valiente arriesgando su vida en un incendio y “valor”
es también lo que encierran las personas cuando son y hacen algo valioso. “¿En
qué sentido habla usted de ‘valor’?”, repite el perroflauta motorizado lo que
previamente le ha sugerido Juan de Mairena. El hombre ha respondido “Vete a saber” y
se ha ido.
A su
vuelta, el perroflauta motorizado se ha encontrado con una antigua alumna del
IES “Blecua”, de Zaragoza. Más de veinte años sin verse, pero se han
reconocido. No le va mal a Lucía, pero sorteando siempre mil y una
dificultades. El perroflauta motorizado le ha contado que lleva cinco meses en
el portal de la Consejera por la educación pública y contra los recortes. “En
tu línea, pues”, ha dicho Lucía. Y como se ha abierto el semáforo, se han dado
un beso y cada uno se ha ido por su lado. Mi línea, recta, semirrecta, multicolor,
quebrada, alegre, dolorida, curva, incolora, directa… Mi línea, para bien y/o
para mal, es reconocible…
Ayer me
acompañó una buena parte de la mañana Nacho, autor de la imagen primera que
ayer abría este Diario.
Me
despido con Clair de Lune de Debussy, que expresa bien el estado de ánimo del
perroflauta motorizado.
Hasta
mañana.
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