Hoy el perroflauta motorizado ha estado
bien acompañado por Noemí, Marisol y Marga.
Algunas personas pertenecientes a la mesa
de petición de firmas contra la LOMCE se han acercado a saludar. La mesa estaba montada hoy a la altura de la
calle Alfonso nº 22, a unos 20 metros del portal de la Consejera. Todo un
símbolo, un síntoma del marasmo en que se encuentran algunos partidos y algunos
sindicatos.
El perroflauta escuchaba a primera hora
de la mañana los males y enfermedades que aquejan a un conocido, cuando un
hombre de bigote caudillero se ha plantado delante y ha expresado
vehementemente su desacuerdo. El acompañante lo ha llamado ignorante por poco
tiempo, pues el hombre del bigote caudillero se ha marchado de allí con cajas
destempladas. Arduo ha sido para el perroflauta motorizado medio convencer a su
acompañante que disentir no equivale a ser ignorante.
Al término de la mañana, otro hombre, que
no paraba de arengar y se hacía pasar por publicista, ha denostado de cualquier
tipo de escuela y de enseñanza, para finalmente llamar “rojo, muy rojo” al
perroflauta motorizado, y “abuelo” repetidamente (ha deducido que Noemí, joven
y buena amiga del perroflauta motorizado, es su nieta). Para terminar, se ha
cuadrado por dos veces, ha levantado el brazo con la gallardía que caracteriza
a esa gente y gritado: “¡Viva Franco!”. El perroflauta motorizado le ha
despedido con un “que sea usted muy feliz, pero muy lejos de donde yo estoy”.
Un amigo, Ignacio, ha confeccionado esta estupenda
imagen, que agradezco mucho:
El perroflauta motorizado se despide
ahora con el Adagio para cuerda de Barber, en homenaje a su “padrino” Fernando,
quien le “bautizó” hace más de cuatro meses como “perroflauta motorizado”.
Hasta mañana
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