Comienzo de la 20ª semana. 100 días. 200
horas. 1.200 minutos. 72.000 segundos.
Más gente que nunca en la calle Alfonso.
Riadas de gente que vienen y van. Miradas de todos los colores. Pocos saludos.
Poca gente conocida. Mucho tiempo en soledad.
Un perroflauta explica en un cartón
descomunal la vergüenza que siente y el hambre de sus hijos.
El perroflauta motorizado llama a Luis. Siempre es un estupendo lenitivo hablar con Luis. Quedan en verse pronto en Madrid. Luis le comenta que le gusta una canción, un precioso tango de Roberto Goyeneche, “Sur”:
Cortan ya como cuchillos la humedad y el amago de frío de la mañana. El perroflauta motorizado piensa en Jorge Arzuaga, un joven bilbaíno de 25 años que desde el viernes se ha declarado en huelga de hambre en Puerta del Sol. “¿Será huelga de hambre o solo ayuno prolongado, como tantas otras veces?”, se pregunta el perroflauta motorizado.
Pesa especialmente al perroflauta motorizado la gente, el silencio culposo de los que se autodenominan “políticos”. Resuena en su cabeza la frase de Gandhi “lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena”. La chica que le ha cortado el pelo al mediodía, a su regreso a casa, ve su camiseta verde y le bombardea con que no hay que fiarse de la gente que solo quiere abusar y engañar con las becas de comedor y otras ayudas, pero llevan unos móviles que te cagas. El perroflauta motorizado siente en sus pulmones un gas caliente que apenas deja espacio al oxígeno. “¡Qué duro es!”, había exclamado Luis por teléfono mientras perroflauteaba el perroflauta motorizado.
A su vuelta, regresando a casa, a la altura de Capitanía General, el perroflauta motorizado no se resiste a fotografiar un cartel en la fachada: la Virgen del Pilar en medio, con un lema: "Zaragoza y la milicia comparten una misma devoción". Y por enésima vez, la supuesta aconfesionalidad constitucional del Estado salta por los aires.
Thoreau trata de animarle: “Cualquier
hombre que tenga más razón que sus prójimos ya constituye una mayoría de uno”. Juan de Mairena le abraza
y le susurra al oído una canción. De Max Richter, es el fragmento Primavera 3 de la Re-composición de las
Cuatro Estaciones de Vivaldi:
Hasta mañana
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si lo deseas, puedes hacer el comentario que consideres oportuno.