El País, 13,10. 2013
Está amaneciendo. Es la hora de los pájaros. A los colegios e institutos
llegan en bandadas niños y chavales cargados con sus mochilas. Ellos no
lo saben, pero todos se dirigen a la isla del tesoro. Puede que ignoren
dónde está ese mar y en qué consiste la travesía y qué clase de cofre
repleto de monedas de oro les espera realmente. El patio del colegio se
transforma, de repente, en un ruidoso embarcadero. Desde ese muelle
lleno de mochilas cada alumno abordará su aula respectiva, que, si bien
no lo parece, se trata de una nave lista para zarpar cada mañana. En el
aula hay una pizarra encerada donde el profesor, que es el timonel de
esta aventura, trazará todos los días el mapa de esa isla de la fortuna.
Ciencias, matemáticas, historia, lengua, geografía: cada asignatura
tiene un rumbo distinto y cada rumbo un enigma que habrá que descifrar.
La travesía va a ser larga, azarosa, llena de escollos. Muchos de estos
niños y chavales tripulantes nunca avistarán las palmeras, unos por
escasez de medios, otros por falta de esfuerzo o mala suerte, pero nadie
les puede negar el derecho a arribar felizmente a la isla que señalaron
los mapas como final de la travesía. Ese mar está infestado de piratas,
que tienen su santuario en la caverna del Gobierno. Todas las medidas
que un Gobierno adopte contra el derecho de los estudiantes a realizar
sus sueños, recortes en la educación, privilegios de clase, fanatismo
religioso, serán equivalentes a las acciones brutales de aquellos
corsarios que asaltaban las rutas de los navegantes intrépidos, los
expoliaban y luego los arrojaban al mar. De aquellos pequeños
expedicionarios que embarcaron hacia la isla del tesoro solo los más
afortunados llegarán a buen término. Algunos soñarán con cambiar el
mundo, otros se conformarán con llevar una vida a ras de la existencia.
Cuando recién desembarcados pregunten dónde se halla el cofre del
tesoro, el timonel les dirá: estaba ya en la mochila que cargabais al
llegar por primera vez al colegio. El tesoro es todo lo que habéis
aprendido, los libros que habéis leído, la cultura que hayáis adquirido.
Ese tesoro, que lleváis con vosotros, no será detectado por ningún
escáner, cruzará libremente todas las aduanas y fronteras, y tampoco
ningún pirata os lo podrá nunca arrebatar.
Muy bonito Antonio. Pienso leérselo a mis alumnos de 4º de Diversificación, y ahora que estamos cerca de arribar a un primer puerto en éste duro viaje en el que cada día nos estamos encontrando con más piratas y más pirañas, aprovechar para ver a qué isla les gustaría llegar y qué tesoro les encantaría encontrar.
ResponderEliminarUn abrazo Antonio y ánimo para seguir cada día en tu lucha que es la nuestra, la de todos, la educación pública.
Si hace falta volveremos a intercambiarnos alguna camiseta más en alguna otra manifestación! Lo que necesites! jajajajaja
Un beso
Muy bonito Antonio. Pienso leérselo a mis alumnos de 4º de Diversificación, y ahora que estamos cerca de arribar a un primer puerto en éste duro viaje en el que cada día nos estamos encontrando con más piratas y más pirañas, aprovechar para ver a qué isla les gustaría llegar y qué tesoro les encantaría encontrar.
ResponderEliminarUn abrazo Antonio y ánimo para seguir cada día en tu lucha que es la nuestra, la de todos, la educación pública.
Si hace falta volveremos a intercambiarnos alguna camiseta más en alguna otra manifestación! Lo que necesites! jajajajaja
Un beso
Eso está muy bien, Sergio. Ya me contarás qué tal en ese viaje con tus alumn@s. Intercambiamos camisetas una y mil veces, claro. De hecho, lo hicimos la víspera de un viaje al portal de la Consejera que dura ya cinco meses y medio. Un abrazo fuerte y mil gracias
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