“O sea, nace el 6”, me dice Juan de
Mairena nada más salir de casa. Asiento con la cabeza. El 6 de noviembre nacerá
finalmente un bebé, que me hará abuelo. Por eso no podré estar en el portal de
la Consejera del 5 al 7.
“Yo no tuve hijos, Antonio”, prosigue
Mairena, “me hubiera gustado, pero a mi
creador y maestro Antonio Machado no le dio por ahí. Me limité a ser maestro. Y
cada muchacho y cada muchacha que se sentaban en un pupitre cada curso eran de
algún modo una invitación para tratarlos y quererlos como hij@s. No pretendía
enseñarles nada, y me aplicaba sobre todo a sacudir la inercia de sus almas, a
arar en el barbecho empedernido de su pensamiento, a sembrar inquietudes. Y
también a quererlos…”.
Llegábamos
a la calle Alfonso cuando me percaté de que la mirada de Mairena se perdía entre
las baldosas del suelo y su voz sonaba temblorosa, aunque él tratara de
disimularlo carraspeando intermitentemente la garganta. Mairena tenía muchas
ganas de hablar, de desahogarse consigo mismo, de que yo le prestara una
atención que para él seguramente era señal de amigable cercanía. Permanecí,
pues, callado, emitiendo solo de vez en cuando algunos monosílabos para
animarle a seguir expresando sus pensamientos. Y así continuó hablando Mairena:
“Solo se enseña al niño, porque siempre es
niño el capaz de aprender, aunque tenga más años que un palmar. Por eso quien
va de maduro y adulto se resiste a aprender, a veces ni siquiera accede a
escuchar. Esto asentado, yo te pregunto,
Antonio: ¿cómo puede un maestro enseñar, educar, conducir al niño sin hacerse
algo niño a su vez y sin acabar profesando un saber algo “infantilizado”?
Porque es el niño quien en parte hace al maestro. Y el saber hecho carne de
niño y la conducta infantil del sabio constituyen dos ejes fundamentales en la
maravillosa acción de aprender/enseñar. Los niños se aburren a mares en la
escuela porque hay pocos niños entre sus maestros, como tampoco hay muchos
padres que se decidan a ser niños con sus hijos. Sí, Antonio, los maestros y
las maestras hemos de comprender como niños lo que pretendemos que los niños
comprendan. Su propio aburrimiento y su propia curiosidad nos revelan que casi
todo lo que ellos no pueden comprender apenas si merece ser enseñado, y, sobre
todo, que cuando no acertamos a enseñarlo es porque nosotros no lo sabemos bien
todavía”.
Yo
estaba hacía rato en el portal de la Consejera aragonesa de Educación, pasando
el cartel de una mano a otra para dejarlas descansar intermitentemente. Mi
amigo Primo había pasado buena parte de la mañana con el perroflauta
motorizado, y confirmó las palabras de Mairena. “Ser abuelo es completamente diferente a ser padre. Ser abuelo es
igualmente algo grandioso: se da y se recibe básicamente amor”, remachó
Primo.
Una
adolescente japonesa se acercó hasta allí y me saludó bajando levemente su
cabeza y sus hombros. “Hola, perroflauta
motorizado”, dijo, “mi nombre es Aika
Dan, y me ha gustado tanto lo que ha estado diciendo Juan de Mairena que me
gustaría ahora interpretar al piano las Variaciones de Mozart sobre una canción infantil francesa, que es
muy conocida. Esa pieza es como el constante y multicolor juego de los niños: por
eso la quiero tocar ahora para ti y para tu nieto y para todos los niños y niñas
del mundo”. Y sin mediar más palabras, tocó:
Juan
de Mairena apoyaba su cabeza sobre mi hombro izquierdo y dormía plácidamente.
La letra de esa canción infantil francesa
dice:
Ah !
Vous dirai-je Maman
Ce qui cause mon tourment ?
Papa veut que je raisonne
Comme une grande personne
Moi je dis que les bonbons
Valent mieux que la raison.
Ce qui cause mon tourment ?
Papa veut que je raisonne
Comme une grande personne
Moi je dis que les bonbons
Valent mieux que la raison.
que, traducida, más o menos,
viene a decir:
Ah,
¿le diré, mamá,
Lo que causa mi tormento?
Papá quiere que razone
Como una persona mayor.
Yo digo que los caramelos
Valen más que la razón.
Lo que causa mi tormento?
Papá quiere que razone
Como una persona mayor.
Yo digo que los caramelos
Valen más que la razón.
ResponderEliminarquerido Antonio nuestra hija Marilo también nació el 6 de Noviembre. Será una criatura feliz y sana . Enhorabuena abuelo ten cuidado con la baba que te puedes escurrir.Un beso