lunes, 28 de octubre de 2013

Diario de un perroflauta motorizado, 108


O sea, nace el 6”, me dice Juan de Mairena nada más salir de casa. Asiento con la cabeza. El 6 de noviembre nacerá finalmente un bebé, que me hará abuelo. Por eso no podré estar en el portal de la Consejera del 5 al 7.
Yo no tuve hijos, Antonio”, prosigue Mairena, “me hubiera gustado, pero a mi creador y maestro Antonio Machado no le dio por ahí. Me limité a ser maestro. Y cada muchacho y cada muchacha que se sentaban en un pupitre cada curso eran de algún modo una invitación para tratarlos y quererlos como hij@s. No pretendía enseñarles nada, y me aplicaba sobre todo a sacudir la inercia de sus almas, a arar en el barbecho empedernido de su pensamiento, a sembrar inquietudes. Y también a quererlos…”.
Llegábamos a la calle Alfonso cuando me percaté de que la mirada de Mairena se perdía entre las baldosas del suelo y su voz sonaba temblorosa, aunque él tratara de disimularlo carraspeando intermitentemente la garganta. Mairena tenía muchas ganas de hablar, de desahogarse consigo mismo, de que yo le prestara una atención que para él seguramente era señal de amigable cercanía. Permanecí, pues, callado, emitiendo solo de vez en cuando algunos monosílabos para animarle a seguir expresando sus pensamientos. Y así continuó hablando Mairena:
Solo se enseña al niño, porque siempre es niño el capaz de aprender, aunque tenga más años que un palmar. Por eso quien va de maduro y adulto se resiste a aprender, a veces ni siquiera accede a escuchar.  Esto asentado, yo te pregunto, Antonio: ¿cómo puede un maestro enseñar, educar, conducir al niño sin hacerse algo niño a su vez y sin acabar profesando un saber algo “infantilizado”? Porque es el niño quien en parte hace al maestro. Y el saber hecho carne de niño y la conducta infantil del sabio constituyen dos ejes fundamentales en la maravillosa acción de aprender/enseñar. Los niños se aburren a mares en la escuela porque hay pocos niños entre sus maestros, como tampoco hay muchos padres que se decidan a ser niños con sus hijos. Sí, Antonio, los maestros y las maestras hemos de comprender como niños lo que pretendemos que los niños comprendan. Su propio aburrimiento y su propia curiosidad nos revelan que casi todo lo que ellos no pueden comprender apenas si merece ser enseñado, y, sobre todo, que cuando no acertamos a enseñarlo es porque nosotros no lo sabemos bien todavía”.
Yo estaba hacía rato en el portal de la Consejera aragonesa de Educación, pasando el cartel de una mano a otra para dejarlas descansar intermitentemente. Mi amigo Primo había pasado buena parte de la mañana con el perroflauta motorizado, y confirmó las palabras de Mairena. “Ser abuelo es completamente diferente a ser padre. Ser abuelo es igualmente algo grandioso: se da y se recibe básicamente amor”, remachó Primo.
Una adolescente japonesa se acercó hasta allí y me saludó bajando levemente su cabeza y sus hombros. “Hola, perroflauta motorizado”, dijo, “mi nombre es Aika Dan, y me ha gustado tanto lo que ha estado diciendo Juan de Mairena que me gustaría ahora interpretar al piano las Variaciones de Mozart sobre una canción infantil francesa, que es muy conocida. Esa pieza es como el constante y multicolor juego de los niños: por eso la quiero tocar ahora para ti y para tu nieto y para todos los niños y niñas del mundo”. Y sin mediar más palabras, tocó:

Juan de Mairena apoyaba su cabeza sobre mi hombro izquierdo y dormía plácidamente.

La letra de esa canción infantil francesa dice:
Ah ! Vous dirai-je Maman
Ce qui cause mon tourment ?
Papa veut que je raisonne
Comme une grande personne
Moi je dis que les bonbons
Valent mieux que la raison.

que, traducida, más o menos, viene a decir:
Ah, ¿le diré, mamá,
Lo que causa mi tormento?
Papá quiere que razone
Como una persona mayor.
Yo digo que los caramelos
Valen más que la razón.

Hasta mañana

1 comentario:


  1. querido Antonio nuestra hija Marilo también nació el 6 de Noviembre. Será una criatura feliz y sana . Enhorabuena abuelo ten cuidado con la baba que te puedes escurrir.Un beso

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