Publicado hoy en El Periódico de Aragón
Con motivo de la comparecencia de Rajoy la semana pasada en el Senado,
contaba la corresponsal de una emisora radiofónica que buena parte de los
señores y señoras diputadas acudían allí portando maletas de todo tipo, pues
aquel día mismo, uno de agosto, comenzaban sus vacaciones. Las mentes de los
parlamentarios estaban ya medio de vacaciones, quedándoles solo pendiente
aplaudir a su vocero y abuchear al vocero contrario. La suerte estaba echada:
ni unos ni otros dijeron una sola palabra que no estuviese prevista en el
guión, se consumó por enésima vez otra tomadura de pelo institucional y… se
fueron de vacaciones. Descansarán de su modorra. Descasaremos de su indolencia.
¡Viva España! ¡Arriba… las vacaciones!
Medio país, sin embargo, no está de
vacaciones, pues muchos no tienen un céntimo y bastante tienen con llegar a
duras penas a fin de mes. Sin embargo, cual símbolo por antonomasia de los
símbolos nacionales, el Parlamento cierra a cal y canto en agosto. Vivamos,
pues, la ficción de que el país entero está de vacaciones y que la ciudadanía
ha dirimido ya el dilema de ir a la playa, a la montaña o al pueblo. Solo el
resto, unos pocos, se quedan sin
vacaciones: por ejemplo, seis millones de parados, el 21% de los españoles y el
43% de los inmigrantes al borde del umbral de la pobreza, o el 44,5% de las
familias que declara no poder permitirse ni siquiera una semana de vacaciones.
Desconozco si seguirá de vacaciones, como
el resto del año, el miembro del Gobierno aragonés que, a la vista de que
Aragón es la única Comunidad donde ha aumentado el desempleo a pesar de estar
en periodo de contratación estacional, declaraba la semana pasada que los datos
no eran malos, porque los del año pasado habían sido peores. Cada semana ese
tipo de gente incita a recordar el Principio de Peter, según el cual hay
personas que tienden siempre a alcanzar su máximo nivel de incompetencia.
Volviendo a las vacaciones, tampoco hay
período vacacional para quedarse en la calle, sin trabajo y sin derecho a
desempleo, para pagar el alquiler, la factura del teléfono, del agua o de la
luz, para escoger con sumo cuidado la comida más barata del súper y poder ir
tirando así unos días más, para dormir algo cada noche sin saber cómo pagar la
hipoteca del próximo mes… Tampoco tienen vacaciones los pensionistas que
sostienen a toda la familia con su pensión, los dependientes, los enfermos que
reciben un papel donde se les comunica meses interminables en lista de espera…
No obstante, España entera parece de vacaciones: nada ni nadie parece moverse,
sublevarse, protestar, pedir cuentas. El espíritu de la mayoría sestea en la
nada, mientras muchos siguen creyéndose los cuentos de Andersen y Grimm.
En cambio, los que parecen no tener
vacaciones son los acaparadores de riquezas a costa de las desgracias ajenas:
vuelven a crecer en el primer semestre de 2013 los beneficios de las empresas
del Ibex 35, que presentan un beneficio neto agregado (triquiñuelas y trampas
legales y fiscales aparte) de
14.853 millones de euros (un 19,36% más con respecto a las ganancias obtenidas
entre enero y junio de 2012). En esta línea, el Banco Santander ha ganado en
seis meses tanto como en todo 2012, lo que demuestra que la crisis solo va por
barrios, y el mantra gubernamental de que no hay dinero forma parte de la
estafa universal de la crisis económica, pues habría dinero de sobra si se
llevase a efecto un control real sobre el poder financiero, una verdadera
política fiscal justa y redistributiva, si se acabase con los paraísos fiscales
y el blanqueo de dinero, si se tributase por las macrotransacciones financieras
realizadas diariamente en España, en Europa
y en el mundo, y si el Gobierno se independizase realmente de los
grandes lobbies económicos y financieros que le dictan las órdenes a llevar
a cabo.
Este fin de semana, nos desayunábamos con la noticia de que
el FMI, a fin de reducir (¡cómo no!) el
déficit, pide al Gobierno español subir el IVA y revisar el gasto en pensiones,
educación y sanidad, planteando, por ejemplo, rebajar un 10% los sueldos ¡para
crear empleo! Quieren así meter al país dentro de una trituradora que
desintegre cualquier resto de estado de bienestar, de derechos y servicios
sociales públicos. ¿Se refieren al
hablar de “empleo” a los puestos de trabajo que ahora salen al “mercado”,
sumamente precarios, inflados de incertidumbre y retribuidos con un sueldo de
pacotilla? ¿Se refieren quizá a que ahora el Ministerio de Empleo
impide, de hecho, las reclamaciones de cada trabajador en despidos colectivos,
al dar primacía a los acuerdos alcanzados con los representantes
sindicales?
Hoy todo está tranquilo. Solo hay calma chicha. Los
políticos comenzarán a cumplir las órdenes de la Troika en septiembre, pero
ahora están de vacaciones.
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