miércoles, 21 de agosto de 2013

Si esto es democracia...



Publicado hoy en El Periódico de Aragón
Debido a las protestas y las demandas populares, Chadli Benjedid, presidente de Argelia en un sistema de partido único (FLN, Frente Nacional de Liberación) abrió la mano al multipartidismo, convocando unas elecciones legislativas en 1991, que el FIS (Frente Islámico de Salvación) ganó por amplia mayoría (228 escaños de 430 posibles). Ante estos resultados, el ejército, apoyado por el FLN, Francia y una buena parte de las potencias occidentales, no reconoció los resultados electorales, disolvió el FIS y para “preservar las libertades democráticas” perpetró un golpe de Estado, dejando en el país una fractura civil y armada que continuó hasta nuestros días.  
El caso argelino no es el único en que los poderes fácticos económicos y militares, autonombrándose garantes y adalides del “sistema democrático”, tutelan el sistema de gobierno de muchos países: paradójicamente, en algunos casos las “democracias occidentales” ponen y deponen gobiernos según sus intereses, aun empleando medios netamente antidemocráticos e incluso violentos, pues saben que no va a pasar nada: lo tienen todo controlado.
Repugna en algunos casos la hipocresía de algunas “democracias occidentales”, incluida también España, que, por ejemplo, tachan a Cuba y Venezuela de dictaduras irredentas, mientras actúan como si Marruecos, Arabia Saudí, Bahrein o el actual Egipto no lo fueran. Occidente es experto en succionar la riqueza ajena a cambio de baratijas, a la vez que continúa mercadeando con sus armas, para lo que monta las guerras y los conflictos que hagan falta, en defensa –dicen- de la seguridad y la democracia en el mundo. Piénsese, por ejemplo, en Irak, Afganistán, Libia o Túnez y pregúntese a continuación en manos de quiénes está el control del crudo, el gas y los oleoductos correspondientes.
En 1980 Estados Unidos boicoteó los Juegos Olímpicos de Moscú seis meses antes de su comienzo, argumentando que la presencia militar soviética en Afganistán era una invasión y violaba el derecho internacional. 21 años más tarde iniciaban por su cuenta y riesgo el bombardeo masivo y la invasión de Afganistán en una operación que cínicamente denominaron “Libertad Duradera”. Salvo contadas excepciones, las críticas de las “democracias occidentales” brillaron por su ausencia.
El 25 de enero de 2006 se realizaron elecciones parlamentarias en Palestina. Contra pronóstico, el grupo Hamas logró una rotunda victoria (76 de 132 escaños) en el Consejo Legislativo Palestino. Aunque Al Fatah reconoció oficialmente su derrota, Estados Unidos, Israel y la UE no aceptaron los resultados electorales democráticamente realizados y supervisados por delegados de la ONU ni reconocieron la voluntad popular palestina, amparándose en que Hamas era una “organización terrorista”, aunque se hubiera presentado limpiamente a unas elecciones democráticas. La democracia vale si y solo si conviene a las expectativas e intereses de algunos poderes, tan pocas veces democráticos.
El 3 de julio de 2013 expiraba el ultimátum del ejército al presidente egipcio, Mohamed Morsi, democráticamente elegido en julio de 2012,para que dimitiera si no aceptaba las demandas de una enorme multitud en las principales ciudades del país. Ese mismo día, el Ejército se reunía  con ciertas organizaciones para ultimar los preparativos de un golpe de Estado. En la reunión estuvieron presentes Teodoro II, patriarca de la iglesia cristiana copta y relevantes miembros del anterior régimen corrupto de Mubarak.
Personalmente, detesto la teocracia propugna por los Hermanos Musulmanes egipcios, pero abomino aún más de los golpes de Estado y las dictaduras militares. Estados Unidos y buena parte de sus acólitos, incluida España, han hecho hasta la fecha encaje de bolillos para disfrazar la realidad del golpe militar egipcio y dar nombres falsos a crudas realidades. Por ejemplo, los centenares de muertos cosidas a balazos por los militares golpistas ahora en el poder. Pues bien, ante tal panorama España ni siquiera ha suspendido la venta de armamento a Egipto, pues basta recordar que el ministro de Defensa español, Pedro de Morenés, ya dejó claro en octubre pasado qué es eso de democracia al justificar cínicamente la venta de armas a países donde se produce la violación sistemática de los derechos humanos porque “nada es perfecto en política” y es aceptable vender armas “a cualquier país que esté en la ONU” y “tienda a una situación mejor”.
Una democracia no es sostenible si la ciudadanía carece de comida suficiente, trabajo digno y de un  techo adecuado donde vivir, si la democracia queda reducida a depositar un voto en una urna cada cierto tiempo, de la que salen unos gobernantes que son marionetas en manos del poder. O un votante tiene unos medios de vida dignos y suficientes, o, de lo contrario, ese votante lo mejor que puede hacer es no ir a votar.
Pues bien, a las grandes potencias económicas y militares del mundo les importa un carajo cuántos seres humanos mueren al día de hambre y de miseria, o cuántos hospitales, escuelas tienen o la calidad del agua que beben. Quieren sus recursos, quieren controlar el mundo por las buenas o por las malas.
--> Y si algo no funciona, le echarán la culpa a Al Qaeda. Si eso es democracia…

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