lunes, 1 de julio de 2013

Diario de un perroflauta motorizado, 22


Empieza la quinta semana consecutiva ante el portal de la Consejera, por la escuela pública y contra los recortes en educación.
Creí esta mañana que me sería difícil aguantar hoy la jornada matutina ante el portal de la Consejera. Sin embargo, se pertrechó mi cuerpo de mis 13 pastillas habituales de la mañana, más antibiótico y paracetamol, y me dispuse a tomar el autobús, rumbo a la calle Alfonso I, a la vera de la plaza del Pilar.
Me puse desde el principio los cascos para escuchar música (en Spotify tengo una lista de reproducción denominada “Música de mis recuerdos”: jirones de mi vida) y para aislarme algo de la gente viandante, pues al principio estaba para pocas conversaciones. Sin embargo, hoy ha sido uno de los días que más gente ha acudido hasta el perroflauta del portal.
Una mujer me ha preguntado si no me canso y me ha agradecido “estar ahí” (tan escueto, lo asocié de inmediato al “ser ahí” o Dasein de Martin Heidegger). Un hombre también se me ha acercado hasta lo inverosímil: venía con ganas de gresca y su porte era el de un catedrático –había sido profesor-de instituto de los de antes, cercano a la divinidad. Lo de menos fue que estaba ideológicamente en las antípodas de mí, sino su estudiada agresividad. Cuando llegó a decir que si las becas de comedor escolar tenían como objetivo asegurar la alimentación mínima y adecuada de cada alumno y alumna, entonces esa alimentación no tenía nada que ver con la educación, pues igualmente alimentado debe estar el comprador de un Mercedes, le he invitado a retirarse a un lado para dejar visible el cartel y me he declarado muy lejos de lo que él afirmaba y representaba. Le he conminado con vehemencia que no me tocara cuando ha empezado a golpear-tocar mi mano con la suya. En un ambiente raro y tenso, le he deseado felicidad, pero a varios kilómetros de distancia de allí. Él me ha deseado igualmente felicidad y me ha vuelto a golpear-tocar la mano “porque quiere y me quiere”. “Lárguese”, es lo último que le he dicho. Me he puesto los cascos a la velocidad del rayo, con la mirada en el infinito, y no he vuelto a escuchar lo que él me seguía diciendo.
Se me ha quedado mal cuerpo con ese incidente. Pocos minutos después una chica joven, supongo que profesora, se me ha acercado furtivamente y mientras me quitaba los cascos me ha dicho: “gracias, muchas gracias por lo que estás haciendo”. Me he sentido confortado y se me han saltado las lágrimas.
Poco antes de recoger los bártulos, cuatro mujeres y un hombre de Marea Verde se han acercado, sorprendidos de ver a un perroflauta con cartel en el portal de la Consejera. Había estado una veintena de ellos en una Oficina de Empleo para apuntarse en el paro, pues se quedaban en la calle, acabado ya el curso escolar, y sin saber si iban a ser contratados en septiembre. Sin embargo, el profesorado de religión de la concertada y de la pública siguen cobrando los doce meses del dinero público, de todas y todos. Hemos estado conversando un rato, les he invitado a pensar algo  para dar a conocer su situación en el portal de la Consejera, y me he ido con una de ellas hasta la plaza Aragón donde tres personas de Stop Desahucios han iniciado una huelga de hambre para conseguir hablar con Kutxabank -BBK, Kutxa y Vital- y Bankia, absolutamente reacios a cualquier dialogo.
Conocía a casi tod@s y me ha entrado mucha ternura (sí, creo que esa es la palabra: ternura) al verl@s y estar con ell@s. He bromeado con los hijos de algunas, con los huelguistas hablando de comida rica y con los acompañantes de Stop Desahucios que allí estaban. Los voy a ver cada mañana, de vuelta a casa. Ojalá salga bien todo.
Esta tarde, a las 19 horas, las trabajadoras de la Limpieza Sanitaria, admirables luchadoras desde hace cuarenta días, protestarán en Vía César Augusto. Espero poder acudir.

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