Hoy, día inmensamente plano. He pasado una
parte de la mañana con tres naranjas que Prokófiev me ha regalado con amor, aunque
no soy un príncipe ni falta que me hace. Y mucha gente y mucho calor en la
calle Alfonso repleta de turistas, buscavidas, encorbatados con cartera,
abuelos con nietos en sillita y algún que otro perroflauta. Algunos inquilinos
del portal donde vive la Consejera saludan cordialmente y comentan cosillas con
el perroflauta.
Una anécdota:
-
Esto que usted hace no está nada de bien –espeta
al perroflauta un señor de bigote encanecido.
-
Hay tres clases de personas –responde el
perroflauta- respecto de lo que usted comenta: las que les parece bien, las que
les parece mal y las que se quedan indiferentes. Usted pertenece a la segunda
clase.
Y el señor del bigote encanecido, algo
perplejo, se va por donde había venido. Mi perro le despide con un cordial ladrido.
Me limito hoy a transcribir mi artículo “El
perroflauta y la Consejera”, publicado hoy en El Periódico de Aragón:
El perroflauta y la Consejera
Desde hace dos meses, cada mañana un
perroflauta motorizado canta serenatas a la Consejera aragonesa de Educación, María Dolores Serrat Moré, con la esperanza de que asimile sus
reivindicaciones por la escuela pública y contra los recortes perpetrados por
su Consejería en educación. El perroflauta imagina que a la Consejera no le
debe de hacer ninguna gracia que su destemplado canto perturbe la tranquilidad
de sus balcones, pero, aun consciente de sus limitaciones como juglar, el
perroflauta motorizado le canta cada mañana, mientras acaricia a su chucho y
repara su agrietada flauta, tristes historias sobre cómo va deteriorándose la
educación pública en la Comunidad Autónoma de Aragón.
Policías uniformados y de paisano lo visitan
regularmente y, olvidadizos ellos, le vuelven a pedir una y otra vez que se
identifique. Algunos le dicen que eso no son formas, a lo que el perroflauta
responde que si le indican alguna otra vía efectiva de reivindicación y
denuncia, se va de allí de inmediato. Otros le preguntan hasta cuándo va a
estar allí, y entonces el perroflauta motorizado les asegura que en invierno se
abrigará lo suficiente para que el helor de la calle Alfonso no deje aún más
maltrecha su circulación arterial. Palabras de comprensión recibe el
perroflauta motorizado de buena parte de esos policías, pero no les hace caso
cuando le recomiendan abandonar el lugar, pues, de hacerlo, le costaría mucho
conciliar el sueño por la noche con la que está cayendo.
Por ejemplo, unos 2.000 docentes
interinos de la red pública de enseñanza en Aragón (42.000 en toda España) se
han quedado sin trabajo, sin sueldo y con la incertidumbre de no saber si
tendrán trabajo en septiembre, cosa que no ocurre con los contratados de la
concertada y con el profesorado de Religión. Hay quien piensa que el
perroflauta motorizado está acosando a la Consejera en el ámbito de su personal
intimidad, pero el verdadero acoso lo sufre ese profesorado interino en sus
condiciones personales, familiares y profesionales tan deplorables por obra y
gracia de la Consejera Serrat, de la Presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, del ministro José Ignacio Wert, del Presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, y principalmente de los
amos de todos y cada uno de los anteriores: la Troika y quienes mueven sus
hilos y se benefician de sus medidas.
Educación nada tiene que ver con recortar
becas de comedor y de libros y material escolar. Y es prostituir la palabra
“educación” que un ministerio o una Consejería usurpen ese nombre para subir
salvajemente tasas, denegar 40.000 becas universitarias más que el curso
anterior e impedir de facto que decenas de miles de jóvenes puedan seguir cursando sus estudios. Tras
tanta lamentación tartufista sobre el abandono escolar en España, ¿acaso no se
está provocando así un abandono escolar mucho más criminal?
Hay muchas cosas por las que luchar,
vivir y morir: la salud, la educación, la atención al dependiente, el merecido
descanso del jubilado, la vida y la muerte dignas… La ciudad y el país entero
deberían estar llenos de Consejeros y Consejeras convertidos en perroflautas
protestando cada día en los bancos, en las Cajas, en las Delegaciones del
Gobierno, en las casas donde viven sus dueños que les echan sobradamente de
comer.
La Consejera aragonesa de Educación
debería encabezar los movimientos reivindicativos por una educación libre,
crítica y democrática, es decir, por una escuela pública de toda la ciudadanía
y para toda la ciudadanía. De lo contrario, podría decirse que es una excelente
Consejera de su Partido y del dedo que la nombró, pero también una pésima
Consejera de Educación.
España ha estado durante muchos siglos
vigilada por el irracional “nihil obstat” de la jerarquía católica. Cuando, por
ejemplo, en la II República osaron poner las cosas en su sitio en materia de
educación y de impuestos, el catolicismo se alineó marcialmente con los
sublevados por Dios y por España. No es casual que la escuela fuese el centro
de su represión y su propaganda a fin de tener sujetas las mentes del pueblo,
cuanto más ignorante, mejor, salvo las élites, educadas en colegios religiosos
de pago. Por eso mismo no es casual la LOMCE del PP y Wert, que apuntala el
adoctrinamiento religioso y la memorización mecánica de contenidos, pero
desmantela el verdadero pensar y el verdadero aprender. La iglesia católica,
por supuesto, encantada.
Siendo la educación el vehículo por
antonomasia para hacer una sociedad y un mundo más humano, libre, justo,
sostenible y solidario, poco es tan deshumanizador como unos cicateros recortes
en personal, infraestructuras, recursos y servicios básicos en educación.
Por eso el perroflauta motorizado lleva
dos meses recordando en silencio y cívicamente a la Consejera aragonesa de
Educación la necesidad de una escuela pública, laica y de calidad, donde impere
el principio de la absoluta igualdad de oportunidades, y donde se impartan
saberes y valores universales, y no creencias.
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