miércoles, 24 de julio de 2013

Diario de un perroflauta motorizado, 39


Hoy, día inmensamente plano. He pasado una parte de la mañana con tres naranjas que Prokófiev me ha regalado con amor, aunque no soy un príncipe ni falta que me hace. Y mucha gente y mucho calor en la calle Alfonso repleta de turistas, buscavidas, encorbatados con cartera, abuelos con nietos en sillita y algún que otro perroflauta. Algunos inquilinos del portal donde vive la Consejera saludan cordialmente y comentan cosillas con el perroflauta.
Una anécdota:
-                Esto que usted hace no está nada de bien –espeta al perroflauta un señor de bigote encanecido.
-                Hay tres clases de personas –responde el perroflauta- respecto de lo que usted comenta: las que les parece bien, las que les parece mal y las que se quedan indiferentes. Usted pertenece a la segunda clase.

Y el señor del bigote encanecido, algo perplejo, se va por donde había venido. Mi perro le despide con un  cordial ladrido.

Me limito hoy a transcribir mi artículo “El perroflauta y la Consejera”, publicado hoy en El Periódico de Aragón:


El perroflauta y la Consejera

Desde hace dos meses, cada mañana un perroflauta motorizado canta serenatas a la Consejera aragonesa de Educación, María Dolores Serrat Moré, con la esperanza de que asimile sus reivindicaciones por la escuela pública y contra los recortes perpetrados por su Consejería en educación. El perroflauta imagina que a la Consejera no le debe de hacer ninguna gracia que su destemplado canto perturbe la tranquilidad de sus balcones, pero, aun consciente de sus limitaciones como juglar, el perroflauta motorizado le canta cada mañana, mientras acaricia a su chucho y repara su agrietada flauta, tristes historias sobre cómo va deteriorándose la educación pública en la Comunidad Autónoma de Aragón.
Policías uniformados y de paisano lo visitan regularmente y, olvidadizos ellos, le vuelven a pedir una y otra vez que se identifique. Algunos le dicen que eso no son formas, a lo que el perroflauta responde que si le indican alguna otra vía efectiva de reivindicación y denuncia, se va de allí de inmediato. Otros le preguntan hasta cuándo va a estar allí, y entonces el perroflauta motorizado les asegura que en invierno se abrigará lo suficiente para que el helor de la calle Alfonso no deje aún más maltrecha su circulación arterial. Palabras de comprensión recibe el perroflauta motorizado de buena parte de esos policías, pero no les hace caso cuando le recomiendan abandonar el lugar, pues, de hacerlo, le costaría mucho conciliar el sueño por la noche con la que está cayendo.
Por ejemplo, unos 2.000 docentes interinos de la red pública de enseñanza en Aragón (42.000 en toda España) se han quedado sin trabajo, sin sueldo y con la incertidumbre de no saber si tendrán trabajo en septiembre, cosa que no ocurre con los contratados de la concertada y con el profesorado de Religión. Hay quien piensa que el perroflauta motorizado está acosando a la Consejera en el ámbito de su personal intimidad, pero el verdadero acoso lo sufre ese profesorado interino en sus condiciones personales, familiares y profesionales tan deplorables por obra y gracia de la Consejera Serrat, de la Presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, del ministro José Ignacio Wert, del Presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, y principalmente de los amos de todos y cada uno de los anteriores: la Troika y quienes mueven sus hilos y se benefician de sus medidas.
Educación nada tiene que ver con recortar becas de comedor y de libros y material escolar. Y es prostituir la palabra “educación” que un ministerio o una Consejería usurpen ese nombre para subir salvajemente tasas, denegar 40.000 becas universitarias más que el curso anterior e impedir de facto que decenas de miles de jóvenes puedan seguir cursando sus estudios. Tras tanta lamentación tartufista sobre el abandono escolar en España, ¿acaso no se está provocando así un abandono escolar mucho más criminal?
Hay muchas cosas por las que luchar, vivir y morir: la salud, la educación, la atención al dependiente, el merecido descanso del jubilado, la vida y la muerte dignas… La ciudad y el país entero deberían estar llenos de Consejeros y Consejeras convertidos en perroflautas protestando cada día en los bancos, en las Cajas, en las Delegaciones del Gobierno, en las casas donde viven sus dueños que les echan sobradamente de comer.
La Consejera aragonesa de Educación debería encabezar los movimientos reivindicativos por una educación libre, crítica y democrática, es decir, por una escuela pública de toda la ciudadanía y para toda la ciudadanía. De lo contrario, podría decirse que es una excelente Consejera de su Partido y del dedo que la nombró, pero también una pésima Consejera de Educación.
España ha estado durante muchos siglos vigilada por el irracional “nihil obstat” de la jerarquía católica. Cuando, por ejemplo, en la II República osaron poner las cosas en su sitio en materia de educación y de impuestos, el catolicismo se alineó marcialmente con los sublevados por Dios y por España. No es casual que la escuela fuese el centro de su represión y su propaganda a fin de tener sujetas las mentes del pueblo, cuanto más ignorante, mejor, salvo las élites, educadas en colegios religiosos de pago. Por eso mismo no es casual la LOMCE del PP y Wert, que apuntala el adoctrinamiento religioso y la memorización mecánica de contenidos, pero desmantela el verdadero pensar y el verdadero aprender. La iglesia católica, por supuesto, encantada.
Siendo la educación el vehículo por antonomasia para hacer una sociedad y un mundo más humano, libre, justo, sostenible y solidario, poco es tan deshumanizador como unos cicateros recortes en personal, infraestructuras, recursos y servicios básicos en educación.
Por eso el perroflauta motorizado lleva dos meses recordando en silencio y cívicamente a la Consejera aragonesa de Educación la necesidad de una escuela pública, laica y de calidad, donde impere el principio de la absoluta igualdad de oportunidades, y donde se impartan saberes y valores universales, y no creencias.





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