Jorge Mario Bergoglio, conocido también como
papa Francisco, parece que quiere declarar santos a dos de sus antecesores: al
italiano Angelo Giuseppe Roncalli, alias Juan XXIII, y al
polaco Karol Józef Wojtyła, alias Juan Pablo II. No tengo
nada que comentar a este respecto. Todos los años se nombra a una mujer como
Miss Mundo (en el último certamen salió ganadora la china Wen Xia Yu), al igual
que en el último certamen de Míster Mundo salió ganador el colombiano Francisco Escobar. Los
católicos tienen pleno derecho a nombrar y declarar a quienes consideren
conveniente, por la misma razón que cada año se celebra el Día del Orgullo Gay
o incluso, aunque resulte increíble, el Día del Orgullo Friki.
Aunque estén empapados de
sombras algunos años de su existencia y de su papado (pederastia del fundador y
el entorno de los Legionarios de Cristo, líos financieros con asuntos bancarios
directos…), la derechona ultrarreligiosa o ve canonizado a su Juan Pablo II, bastión
de la ortodoxia, o le da un síncope de tanta ansiedad. Leo que hay un pequeño
inconveniente para iniciar los fastos de la bicanonización: a Roncalli le falta
un milagro, de los dos que se requiere para llegar a santo, aunque para eso están
los prestidigitadores asistidos por el Espíritu Santo: el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, declara
que el problema desaparece teniendo en cuenta
que el papa “tiene la capacidad de dispensar la necesidad de un segundo
milagro”. Para algo es infalible, vamos.
Karol
Józef Wojtyła ha hecho bien los
deberes y se le atribuye
dos milagros: a) la curación en 2011 de una monja francesa que padecía la
enfermedad de Parkinson y b) la curación de una mujer costarricense, de la que
puede verse el vídeo http://elpais.com/sociedad/2013/07/05/actualidad/1373024001_324964.html
donde informan personas devotas y médicos
los pormenores del milagro (no tienen pérdida los detalles del altar donde está
la foto del papa polaco). Sigamos los pasos del vídeo, 1) una mujer
costarricense es ingresada en un hospital “por un aneurisma gravísimo”, 2) “el
coágulo se disolvió sin tratamiento”; 3) aparece un médico reconociendo que “yo
nunca he encontrado la explicación”, 4) la familia lo atribuye con seguridad al
“sinfín de plegarias dedicadas a Juan Pablo II”. Puede verse la Oración
para implorar favores por la Intercesión de Juan Pablo II en
http://prodperegrinando.com.ar/peregrinando/index.php?option=com_content&view=article&id=138&Itemid=17
, 5) una persona, seguramente clérigo, informa de que “todo ese proceso” (¿?) es certificado solemnemente por el Papa: “esto… no hay duda… estamos ante un santo”.
http://prodperegrinando.com.ar/peregrinando/index.php?option=com_content&view=article&id=138&Itemid=17
, 5) una persona, seguramente clérigo, informa de que “todo ese proceso” (¿?) es certificado solemnemente por el Papa: “esto… no hay duda… estamos ante un santo”.
Y el argumento y la argumentación desembocan en una gloriosa conclusión, de acuerdo con los cánones de la rigurosa lógica mostrada en el vídeo: Juan Pablo II es un santo. Punto pelota, como dicen en Intereconomía.
Milagro en el Diccionario de la RAE es un “hecho no
explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural
de origen divino”. Con tal definición, la RAE, una vez más, enseña su oreja mas
beatífica, pero más allá de eso que denomina “leyes naturales” no hay otras
leyes verificables, refutables, al
alcance de toda persona que quieran verificar un determinado hecho. La RAE
parece referirse a unas presuntas leyes o realidades “sobrenaturales”, que,
mientras no se demuestre lo contrario, son puro humo, son un engaño, una
superstición, nada de nada. Si un hecho no puede explicarse por las leyes
naturales, la ciencia deberá indagar más y mejor para hallar una explicación o
para admitir que, de momento, no tiene ninguna. Por otro lado, “sobrenatural” y
“divino” son términos carentes de referente y forman parte de pseudoproposiciones
sin significado y sentido.
Ahora voy a contar otra
historia, cercana a la de la mujer costarricense, pero muy alejada de cualquier
asomo de milagro: corría el año 2003 y yo había dado clase como cualquier otro
día en el IES Grande Covián sin otro problema que un cierto malestar a lo largo
de la mañana. Comí poco y apenas tengo recuerdos de aquella tarde, salvo unos
episodios de conciencia con muchos vómitos y un terrible dolor de cabeza. Mi
hija no me llama jamás por la tarde, pero lo hizo aquella tarde. Al cabo de
unas horas, mediante la intervención de mi hermana, fui ingresado en el
hospital aquejado de un ictus cerebral agudo y hemorragia cerebral
subaracnoidea. Todos estaban convencidos de mi muerte inminente. Durante unos
días (cuento todo esto de oídas, pues yo estaba en la UCI inconsciente) me
sostuve “inexplicablemente” en vida, hasta que un día la doctora M.R. Barrena y
el doctor Santiago Guelbenzu lograron taponar la hemorragia y en unos pocos meses
tuve la inmensa alegría y fortuna de volver al instituto con mis alumnas y
alumnos. Fue una etapa muy dura, pero no tiene nada de milagrosa, pues en lugar
de taumaturgos tuve la suerte de caer en manos de dos excelentes profesionales
de la medicina. C´est tout…
¿Si alguien Hubiera decidido
rezar a, pongamos por caso, san Farfolillo de la Encina, implorando mi curación,
se habría considerado un milagro?
Un día llegará en que la
razón y la ciencia serán las únicas herramientas y los límites de cualquier
explicación de cualquier fenómeno. Entretanto, seguiremos aguantando sus supersticiones. Por supuesto, tienen pleno derecho a creer lo que
les venga en gana, pero en ningún caso a pretender meter sus creencias en
nuestro sexo, nuestra cabeza, nuestra cama, nuestra vida y nuestra libertad.
Coda: cada vez que veo la foto de Wojtyła y la paloma, al inicio de este post, me temo lo peor, recordando las numerosas y malas experiencias habidas con las palomas cuando a veces han sobrevolado mi cabeza.
Reflexión final. Ayer escuché en una emisora de radio que una mujer "cantaba como los ángeles"¿Pero es que alguien alguna vez ha oído cantar a los ángeles?
Huy, Antonio. Si mi madre te leyera diría "Sí, pero Dios quiso que tu hija, que nunca te llama por la tarde, te llamara ese día".
ResponderEliminarEn todo caso, lo importante es que sigues aquí entre nosotr@s deleitándonos con tus escritos tan lúcidos y contagiándonos de entusiasmo en tu lucha a favor del laicismo institucional.
Un abrazo.
El problema sería explicarles a los familiares de los demás afectados por ictus cerebral por qué entonces ese dios no quiso que alguien llamase a sus seres queridos.
ResponderEliminarTus poemas, deliciosos
Un abrazo, amiga mía